Sí, leyeron bien: Sexo. Ese tema tan interesante, pero que usualmente está tan alejado de las conversaciones acerca de la fe, y de la enseñanza de la Iglesia. Como recalcó un líder cristiano, se nos bombardea constantemente en nuestra juventud con el mensaje (correcto) de que debemos alejarnos del sexo antes del matrimonio, pero nunca nadie nos dice qué pasa con el sexo después del matrimonio. El problema es que, si no es desde la cosmovisión cristiana, ¿de dónde deberíamos aprender lo necesario acerca de él?
Por eso, encuentro un aporte valioso cuando libros cristianos tocan también este tema, ya sea más general o más específicamente, pues ayuda a derribar esta aparente "muralla" que se ha creado entre la sexualidad y la fe cristiana, lo que a su vez contribuye a que existan matrimonios cristianos más saludables y plenos en esta área (que por cierto, Dios creó). El Dr. Dobson incluye un pequeño capítulo en su libro acerca de este tema, del cual les comparto algunas citas para pensar:
"En los seres humanos la relación sexual está relacionada con un proceso mental muy complejo. Para los animales la unión sexual es solamente un asunto de hormonas y de oportunidad. Sin embargo, para las personas entran en juego el estado de ánimo, el ambiente, la sensación de seguridad, los aromas, la imaginación, la actitud del cónyuge y el pudor personal. Por eso usted no debe sorprenderse, o sentirse decepcionado, si todo no 'funciona bien' durante la primera noche... o incluso durante el primer mes." (p. 88)
"Si su luna de miel es también una tragicomedia, anímese. Las cosas mejorarán. Usted aprenderá. Aunque parezca mentira, las relaciones sexuales pueden ser emocionantes y placenteras aún después de 30 ó 40 años de matrimonio, porque los cónyuges todavía están aprendiendo a agradarse mutuamente. Lo importante es no asustarse si uno se siente decepcionado al principio. Si se experimentan temores y fracasos al comienzo, eso puede hacer que la reacción de la persona sea evitar las relaciones sexuales para evitar más dolor emocional. No es necesario que tal cosa ocurra si cuando uno va a casarse puede reducir el nivel de sus expectativas. Ustedes tienen toda una vida para disfrutar uno del otro. No exijan demasiado en muy poco tiempo" (p. 90)
"Los hombres y las mujeres son muy diferentes en cuanto al deseo sexual, y tanto el esposo como la esposa debe comprender esas diferencias. Para el hombre, la relación sexual es mucho más fisiológica que para la mujer. Esto quiere decir que él se siente visualmente estimulado con mucha más facilidad y, por lo general, se excita más rápidamente que ella [... pero] el esposo y la esposa deben comprender que ella no funciona de esa manera. En primer lugar, la manera en que ella se siente sexualmente hacia su esposo es una consecuencia de su relación romántica con él en ese momento. Si ella se siente muy unida a él... amada por él... protegida por él, entonces es más probable que lo deseará fisicamente [...] Es verdad que ella está interesada en la apariencia de él, pero la oleada de pasión no viene de echarle una mirada, sino de la calidad de la interacción. Proviene de las caricias de él y de su ternura hacia ella" (pp. 90-91)
"Todo se reduce a lo siguiente: Muchas veces las mujeres realizan el acto sexual para obtener intimidad, y los hombres proveen intimidad con el fin de realizar el acto sexual. Créame, esa diferencia tiene enormes consecuencias" (p. 95)
"Debido a que las mujeres tienen una mayor inclinación romántica, el hombre que quiere disfrutar de relaciones sexuales excitantes con su esposa debe concentrar su atención en las otras 23 horas y media del día" (p. 96)
"En conclusión, las relaciones sexuales son mucho mejores cuando ambos cónyuges se 'pierden' en la excitación de una pasión natural. Es muy probable que eso ocurra cuando cada uno se siente respetado por el otro y cuando el acto sexual es solamente un medio de expresión de su amor. Asi es como debe ser. En la ausencia de esa clase de afecto, la emoción momentánea del acto sexual conduce al hastío o al aburrimiento. Se convierte en una actuación que tiene que ser evaluada críticamente. Pregúntele a un alcohólico en un bar, quien cada noche se acuesta con una persona distinta. El o ella le dirá que no hay verdadera satisfacción en las relaciones sexuales con una persona desconocida. Eso puede hacerlo un gato en un callejón. El verdadero desafío se encuentra en lograr una unión sexual monógama, amorosa, romántica y mutuamente agradable. Una vez que usted encuentre la fórmula para esta clase de experiencia, puede ser repetida durante toda la vida" (p. 97)
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