Aquellos de ustedes que siguen el blog de alguna manera habrán notado que prácticamente todas las últimas entradas corresponden, ya sea a mensajes (sermones) o a lecciones bíblicas. Esto se debe a que Dios me ha dado el privilegio de poder predicar y enseñar con más regularidad durante este año, lo cual a su vez ha tenido el efecto colateral de menos tiempo de dedicación para este espacio.
No obstante, esta gran oportunidad también ha traído un gran descubrimiento para mi: me he encontrado con la belleza de las disciplinas de la exégesis y la hermenéutica, en otras palabras, el acto de leer y los principios para interpretar la Biblia. Más aún, he descubierto y he empezado a aprovechar parte de la gran riqueza de recursos y sabiduría que Dios ha puesto al alcance de todos nosotros en esta época.
Tengo presente que hay una serie inconclusa que retomaré más adelante si Dios lo permite (perdón, fans de la Apologética), pero considero que los temas que incluiré en esta serie son de primera importancia, así que, en concreto: durante las próximas semanas estaré compartiendo con ustedes acerca de los distintos recursos a los que podemos acceder para empezar, guiar y profundizar nuestro estudio de la Biblia. Todo esto con la esperanza de sumarle a futuro una serie introductoria a lo que se llama el proceso de estudio inductivo de la Palabra.
Una nota siempre importante, antes de dar los primeros pasos: tener una gran biblioteca y saber manejar muchos recursos de estudio bíblico no nos convertirá automáticamente en personas espirituales. Mi esperanza, no obstante, es que el conocer mejor la Escritura pueda ser el comienzo de una relación más profunda y más gozosa con su Autor y tema central: nuestro Señor.
Así que, si el tema es de su interés, manténganse atentos. Con la ayuda de Dios, al terminar esta serie estaremos más conscientes de todo lo que Él ha provisto para entender más la Escritura, y mejor capacitados para aprovechar este verdadero arsenal.
Foto por Ricardo Esquivel en Pexels
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