11 de mayo de 2021

Un Breve Acercamiento a Apocalipsis - El Prólogo (Parte 2)


(Este post es parte de la serie Un Breve Acercamiento a Apocalipsis, que puedes encontrar completa aquí)


En esta ocasión, continuamos estudiando el prólogo -la introducción que hace Juan- a Apocalipsis. Así como en la entrada anterior, nuevamente vamos a encontrar que estas breves palabras están llenas de teología profunda y más de una referencia al Antiguo Testamento.

Apocalipsis 1:5-6

"Y de Jesucristo el testigo fiel, el primogénito de los muertos, y el soberano de los reyes de la tierra. Al que nos amó, y nos lavó de nuestros pecados con su sangre, y nos hizo reyes y sacerdotes para Dios, su Padre; a él sea gloria e imperio por los siglos de los siglos. Amén. "

"Jesucristo, el Testigo fiel": Porque todo lo que oyó del Padre lo hizo conocer fielmente a las personas, enseñando el camino de Dios en verdad, sin cuidarse del hombre. Fue fiel en el sentido de ser veraz y mantenerse firme, incluso cuando este testimonio le costó la vida.

"Primogénito de los muertos": De acuerdo a Pablo, Jesús es el primero -las primicias- de la resurrección corporal definitiva: "Mas ahora Cristo ha resucitado de los muertos; primicias de los que durmieron es hecho. Porque por cuanto la muerte entró por un hombre, también por un hombre la resurrección de los muertos" (1 Corintios 15:20-21). Además, en el sentido bíblico, primogénito no sólo hace referencia al primer nacido, sino por extensión al lugar que le corresponde, que es uno de liderazgo dentro de la familia.

"Soberano de los reyes de la tierra": En el Salmo 72 (un salmo mesiánico), vemos que el Mesías se describe como un Rey exaltado, que tiene dominio sobre todas las naciones y cuyo reino se extiende hasta los límites del mundo conocido, con una duración indefinida. Apocalipsis muestra el cumplimiento de esta descripción. Jesús, con este título, se muestra como el que está por encima de todo poder humano. Esto, nuevamente, da esperanza a los afligidos, tanto en el tiempo de Ap. como en el de todo momento y lugar: la certeza de que Cristo reina sobre todo el mundo desde el Cielo, y pronto, en el esquema de Dios, vendrá a recibir la posesión efectiva de todos los reinos de la Tierra, terminando con toda maldad y todo gobierno humano cruel.

"Al que nos amó...". Juan prorrumpe en una alabanza espontánea, llamada formalmente una doxología (del gr. doxa, "gloria" y logos, "palabra" o "declaración"), por medio de la cual da gloria a Jesús y reconoce Su identidad divina [1]. Esta es una de las múltiples demostraciones que hay en el libro de un énfasis muy marcado en reafirmar la divinidad de Cristo.

El saludo apostólico es una bendición. Cuando uno presta atención, esto marca con una nota de consolación todo lo que vendrá después. Si bien las circunstancias de los oyentes cristianos son complicadas, y el mensaje de esta carta es inquietante, Dios -el Dios que los ha amado, salvado y liberado (ver siguiente versículo)- envía esta comunicación para que tengan paz. Puede que los poderes terrenales opriman a la Iglesia, pero el Dios Todopoderoso, el espiritualmente perfecto, el Soberano, que está por sobre toda circunstancia, les quiere bendecir.

"Nos amó... limpió... hizo". Jesús no solo nos limpió para darnos entrada a Su reino, sino que nos consagró para un propósito especial, expresado en dos formas. En primer lugar, aunque sea poco frecuente, Apocalipsis y el NT en otros lugares señala en algunas ocasiones que los cristianos podemos ocupar el papel de reyes (2 Timoteo 2:12; Mateo 19:28; Apocalipsis 22:3-5). Es una referencia misteriosa, pero sabemos que no sólo somos parte del Reino de Dios como simples habitantes, sino que somos herederos de él juntamente con Cristo (Romanos 8:17; Lucas 12:32; Hechos 20:32; ver también Efesios 1:11-14; 1 Pedro 1:4), lo cual establece que el Reino -de alguna manera- nos pertenece como posesión. Por otra parte, en el Reino también somos participantes activos y transformadores, lo cual puede tener cierta conexión con esta posición de autoridad del rey. Entendemos que esta pertenencia del Reino nos da realeza y nobleza en la vida celestial, y privilegios y autoridad en nuestra acción dentro de la vida terrenal, ya que los beneficios de la vida eterna comenzamos a disfrutarlos y a anticiparlos desde el momento de nuestra conversión. Esto lo vemos reflejado en el tiempo pasado del verbo -"nos hizo"- mirado desde el presente de Juan, y aplicado en la misma retrospectiva que obras como Su amor y limpieza.

La referencia al sacerdocio es más sencilla de entender. Un sacerdote es un mediador entre Dios y los hombres; somos constituidos como "puentes" entre ambas partes, embajadores que predican y anuncian la reconciliacion ofrecida por el Padre a todo el mundo (2 Corintios 5:19-20). Como sacerdotes, también somos hechos aptos para ofrecer sacrificios aceptables a Dios, es decir, para ofrecerle culto y entrar en una relación directa con Él (1 Pedro 2:9). El pueblo de Israel se relacionaba con Dios mediante los sacerdotes, pero ahora cada uno de nosotros tenemos acceso a la presencia de Dios sin necesidad de otros mediadores.


Apocalipsis 1:7

"He aquí que viene con las nubes, y todo ojo le verá, y los que le traspasaron; y todos los linajes de la tierra harán lamentación por él. Sí, amén".

Esta referencia mezclada al AT apunta a dos aspectos que finalmente se complementan. La primera parte nuevamente vuelve a identificar a Jesús como el Mesías (el "Hijo de Hombre" en Daniel 7:13), y anticipa que Él cumplirá la profecía de Daniel. El Señor ascendió a los cielos escondido por las nubes y regresará visiblemente de la misma manera, acompañado por ellas (Hechos 1:9, 11). La segunda referencia a Zacarías 12:10, tiene que ver con una lamentación producto del arrepentimiento. En este caso, el sentido de la cita se amplía hasta abarcar no sólo a Israel, sino a todas las naciones, para mostrar el efecto que producirá en ellos la manifestación de Cristo, cuando les revele la realidad y el propósito de Su muerte y resurrección, aunque sea demasiado tarde. Como nota curiosa, el uso de esta segunda cita es significativo, ya que Juan es el único de los evangelistas que recuerda el lanzazo en el costado del Señor (Juan 19:34).

Apocalipsis 1:8

"Yo soy el Alfa y la Omega, principio y fin, dice el Señor, el que es y que era y que ha de venir, el Todopoderoso"

"Yo soy...". En una forma muy parecida a la que ocurría en el AT, cuando Dios cerraba la declaración de algún mandamiento con la sentencia "Yo Jehová", a modo de una especie de firma (ej: Éxodo 6:8; 12:12; 29:46; Levítico 18:4-5, etc.), aquí Dios mismo interviene en el flujo del texto (interrumpe la narración de Juan) para declarar y establecer Su autoridad y respaldo. Alfa y Omega son la primera y la última letras del alfabeto griego, respectivamente, en el mismo sentido representado en la frase siguiente "principio y fin". Esta es una forma de decir que Dios es Dios, está en control y en soberanía, durante toda la historia, desde el comienzo hasta el final. Cuando combinamos esta declaración con las siguientes, esta última frase comunica una sensación de asombro y reverencia. El Dios que existe por Sí mismo, y que tiene todo poder, es el que tiene el dominio de la historia. La consecuencia práctica de esto es que cualquier otro poder maligno que esté en escena queda pequeño. Dios está en control.




Referencias

[1] Dado que Dios es el único digno de recibir gloria (y por lo tanto, el receptor de la gran mayoría de las doxologías en la Biblia), el hecho de que el Nuevo Testamento le atribuya gloria a Jesús a través de doxologías dirigidas a Él equivale a reconocer Su divinidad y unidad con el Padre. Para más información, ver Robert Bowman y J. Ed Komoszewski, Putting Jesus in His Place: The Case for the Deity of Christ [Poniendo a Jesús en Su Lugar: El Caso para la Deidad de Cristo] (Grand Rapids, MI: Kregel, 2007), edición de Kindle, pos. 241-280.




Recursos Consultados

Robert Jamieson, A. R. Fausset y David Brown, Commentary Critical and Explanatory on the Whole Bible, vol. 2 (Oak Harbor: Logos Research Systems, Inc., 1997).

George Beasley-Murray, "Revelation", en New Bible Commentary: 21st Century Edition, ed. D. A. Carson et al., 4th ed. (Leicester, England; Downers Grove, IL: InterVarsity Press, 1994).

John Barry et al., Faithlife Study Bible (Bellingham, WA: Lexham Press, 2012, 2016).

Henry Halley, Compendio Manual de la Biblia, 6ta ed. (El Paso: Casa Bautista de Publicaciones, 1985)


A menos de que se indique lo contrario, todas las citas bíblicas son tomadas de la versión Reina Valera 1960


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