Es tiempo de una nueva revisión a las enseñanzas de los Testigos de Jehová en nuestra serie Leyendo a los Testigos. En este espacio, nos hemos propuesto conocer de primera mano la doctrina de este grupo a través de una de las publicaciones que ellos usualmente comparten en las calles, titulada ¿Qué Enseña Realmente la Biblia? Hoy nos corresponde continuar el análisis crítico del capítulo 7 -centrado en la resurrección- que comenzamos hace algunas semanas, así que démosle una segunda mirada para ver si los Testigos están de acuerdo con lo que "enseña realmente la Biblia"
Puedes seguir la lectura en línea o descargar el libro en esta dirección.
¿Podrán los injustos entrar al Paraíso?
Cerca del final del capítulo, encontramos la siguiente declaración de los autores:
"Miles de millones de personas ni siquiera tuvieron la oportunidad de conocer a Jehová, de modo que no le sirvieron ni hicieron su voluntad. ¿Qué sucederá con ellas? Estos 'injustos' no quedarán en el olvido. El Dios verdadero también los resucitará y les dará tiempo para que lo conozcan y le sirvan [...] y tendrán la oportunidad de unirse a los seres humanos fieles que sirvan a Jehová en la Tierra" [1]
En el siguiente párrafo, también leemos:
"¿Quiere decir esto que resucitarán todos los seres humanos que han vivido? No. La Biblia dice que algunos están en “el Gehena” (Lucas 12:5). El Gehena debe su nombre a un vertedero que había fuera de la antigua ciudad de Jerusalén, en el que se quemaban cadáveres y basura. ¿Qué muertos arrojaban allí los judíos? Solo aquellos a los que consideraban indignos de ser enterrados y resucitados. Por tanto, el Gehena es un símbolo de destrucción eterna [...] y Dios no resucitará nunca a las personas que sabe que son malvadas y no quieren cambiar" [2]
Ok, sinteticemos lo que acabamos de leer. De acuerdo a los Testigos, luego de morir, cada persona puede encontrarse en una de tres clases, de acuerdo a como llevó su vida: 1) los "justos", esto es, las personas que conocieron a Dios e hicieron Su voluntad; 2) los "injustos", o las personas que no hicieron la voluntad de Dios porque no le conocieron; y 3) los "malvados", que -por lo que podemos deducir- son una clase especial de injustos que aunque conocieran a Dios, no harían Su voluntad.
¿Es apropiada esta descripción? Personalmente, creo que tiene demasiados problemas para serlo:
1. Todos conocemos de alguna manera a Dios, y por lo tanto somos responsables
El libro de Romanos, en su primer capítulo, ya pone un gran problema para los Testigos. Hablando acerca de las personas no judías, aquellas que no podían conocer directamente al Dios de Israel, el apóstol Pablo declara:
"Para ellos, lo que de Dios se puede conocer es evidente, pues Dios se lo reveló; porque lo invisible de Dios, es decir, su eterno poder y su naturaleza divina, se hacen claramente visibles desde la creación del mundo, y pueden comprenderse por medio de las cosas hechas, de modo que no tienen excusa. Pues a pesar de haber conocido a Dios, no lo glorificaron como a Dios, ni le dieron gracias, sino que se envanecieron en sus razonamientos, y su necio corazón se llenó de oscuridad" (Romanos 1:19-21)
La Biblia, en este sentido, nos asegura que no puede existir esta categoría especial de "injustos" que nos proponen los Testigos, porque no existe ninguna persona que no conozca a Dios, por lo menos en un sentido básico. Todo lo que nos rodea es evidencia de que Él existe, y por lo tanto, somos responsables del camino que elegimos con respecto a Él.
2. La descripcion de los injustos es arbitraria
Aparte de que esta separación entre "injustos" y "malvados" que hacen los Testigos es extraña (pues no parece haber algún pasaje que respalde directamente tal idea) la forma en que la Biblia usa la palabra "injusto" es precisamente la que esperaríamos en base al sentido literal de la palabra: todo lo que no es "justo" es -por definición- "injusto"; lo que un grupo excluye está contenido dentro del otro, y entre los dos se abarca al total de las personas. Y en este caso en particular, no es necesario un estudio a fondo para darnos cuenta de que en ambos Testamentos, "justo" e "injusto" son técnicamente sinónimos de "bueno" y "malo" [3]:
"El mismo final tendrán los justos y los injustos, los buenos y los malos, los puros y los impuros, los que ofrecen sacrificios y los que no los ofrecen, los que hacen lo bueno y los que hacen lo malo, los que hacen juramentos y los que no los hacen." (Eclesiastés 9:2)
"Sean ustedes hijos de su Padre que está en los cielos, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y que hace llover sobre justos e injustos" (Mateo 5:44-45)
Cuando consideramos este punto y el anterior al mismo tiempo, no es difícil darnos cuenta de que en realidad la clasificación de los Testigos es incorrecta. Lo que la Biblia nos enseña es, primero, que todos conocen a Dios y, segundo, que teniendo este conocimiento algunos hacen lo bueno (es decir, son "justos") y otros lo malo (es decir, son "injustos") [4].
3. Habrá resurrección tanto de justos como de injustos:
Los mismos Testigos son quiénes nos dan a conocer la evidencia bíblica de que justos e injustos resucitarán:
"¿Quiénes resucitarán? Jesús dijo que 'todos los que están en las tumbas conmemorativas oirán su voz y saldrán' (Juan 5:28, 29). De igual modo, Revelación (o Apocalipsis) 20:13 dice: 'El mar entregó los muertos que había en él, y la muerte y el Hades entregaron los muertos que había en ellos'. 'El Hades' es la sepultura a la que va toda la humanidad [...] Esta tumba colectiva quedará vacía cuando vuelvan a vivir los miles de millones de personas que descansan en ella. El apóstol Pablo dijo: 'Va a haber resurrección así de justos como de injustos' (Hechos 24:15)" [5]
Ahora, a la luz de lo que hemos visto, nos podemos dar cuenta de que estos pasajes no están a favor de su enseñanza, como ellos piensan. Dado que bíblicamente sólo existen estas dos categorías -justos e injustos- que agrupan a todas las personas, el hecho de que ambos grupos resuciten significa que la resurrección será general; en otras palabras, nadie -ni siquiera las "personas malvadas que no quieren cambiar"- quedará sin volver a la vida.
(Nótese que los Testigos afirman que el "Hades" es la tumba colectiva de la humanidad. ¿Qué sucedió con su afirmación de que las personas dejaban de existir completamente al morir?)
4. La Biblia afirma consistentemente que los injustos no entrarán al Paraíso
Puede que no sea tan evidente en las citas de arriba, pero lo que plantean los autores en este capítulo es que los injustos, luego de recibir esta "segunda oportunidad" de parte de Dios, se unirán a los justos, no en cualquier parte, sino en el mismo Paraíso:
"Como vimos en el capítulo 3, Dios tiene el propósito de convertir toda la Tierra en un paraíso. Por lo tanto, los muertos no volverán a la vida en un mundo lleno de guerras, delitos y enfermedades. Más bien, tendrán la oportunidad de ser felices y vivir en paz en la Tierra por toda la eternidad." [6]
Si bien los Testigos, como hemos visto, tienden a separar los conceptos de Paraíso y Cielo, si hay algo que nos queda claro en base a la evidencia bíblica es que la resurrección de los injustos no será agradable, por decirlo de alguna manera. No sólo se quedarán sin la bendición de admirar el cielo nuevo y la tierra nueva (2 Pedro 3:13), sino que luego de resucitar su destino será recibir la justicia de Dios:
"Muchos de los que duermen en el polvo de la tierra serán despertados, unos para vida eterna, y otros para vergüenza y confusión perpetua." (Daniel 12:2)
"¿Acaso no saben que los injustos no heredarán el reino de Dios?" (1 Corintios 6:9)
"El Señor sabe librar de la tentación a los piadosos, y sabe también reservar a los injustos para que sean castigados en el día del juicio" (2 Pedro 2:9)
Sorprendentemente, incluso el mismo pasaje que citan los autores contiene una declaración tajante en contra de lo que ellos proponen:
"[Jesús dijo] No se asombren de esto: Vendrá el tiempo cuando todos los que están en los sepulcros oirán su voz; y los que hicieron lo bueno, saldrán a resurrección de vida; pero los que hicieron lo malo, a resurrección de condenación" (Juan 5:28-29)
5. La resurrección no es el comienzo, sino el final
Por último, la visión de los autores está en una gran tensión con la visión bíblica de los últimos de la historia. Ellos señalan, acerca del tiempo de la resurrección:
"En el transcurso de mil años, los muertos volverán a la vida y tendrán la oportunidad de unirse a los seres humanos fieles que sirvan a Jehová en la Tierra. Será un período maravilloso, al que la Biblia llama el Día del Juicio." [7]
Estemos de acuerdo en que no es obligatorio interpretar el concepto de "día" en este caso como un período exacto de 24 horas. No obstante, el problema de los Testigos es que plantean la resurrección de justos e injustos como un evento intermedio (ocurriendo durante el período de "mil años" antes del fin) en lugar de un evento final. La Biblia, por el contrario, es clara al decir que la resurrección es uno de los sucesos que cierran el telón en el último acto de la historia del mundo.
Jesús, por ejemplo, llama a este momento "el día final":
"Y ésta es la voluntad de mi Padre: Que todo aquel que ve al Hijo, y cree en él, tenga vida eterna; y yo lo resucitaré en el día final" (Juan 6:40)
Pablo también habla del momento de la resurrección como el momento en que suena la "trompeta final":
"Presten atención, que les voy a contar un misterio: No todos moriremos, pero todos seremos transformados en un instante, en un abrir y cerrar de ojos, cuando suene la trompeta final. Pues la trompeta sonará, y los muertos serán resucitados incorruptibles, y nosotros seremos transformados. Porque es necesario que lo corruptible se vista de incorrupción, y lo mortal se vista de inmortalidad. Y cuando esto, que es corruptible, se haya vestido de incorrupción, y esto, que es mortal, se haya vestido de inmortalidad, entonces se cumplirá la palabra escrita: «Devorada será la muerte por la victoria»" (1 Corintios 15:51-54)
En este mismo pasaje, Aaron Brake observa [8] que el apóstol también está indicando que la resurrección es el momento en que la muerte es vencida, algo que ya de por sí pertenece al mismísimo final de la historia. De hecho, en el mismo capítulo anterior podemos leer:
"Entonces vendrá el fin, cuando Él [Jesús] entregue el reino al Dios y Padre, y haya puesto fin a todo dominio, autoridad y poder. Porque es necesario que Él reine hasta que haya puesto a todos sus enemigos debajo de sus pies, y el último enemigo que será destruido es la muerte." (1 Corintios 15:24-26)
La perspectiva de los Testigos, por lo tanto, no tiene mucho espacio en la Biblia. La resurrección que vemos presentada en el Nuevo Testamento es una donde todas las personas, justos e injustos, buenos y malos, volverán a la vida; algunos para felicidad eterna, otros para castigo y vergüenza eternas, pero ciertamente ninguno lo hará para un "período de prueba extendido", porque la resurrección marca precisamente el final de la historia humana.
Aún nos quedan algunas cosas interesantes por discutir dentro de este capítulo, así que nos encontraremos nuevamente para examinar a los Testigos en la próxima entrada de esta serie.
Referencias
[1] [2] Testigos de Jehová, ¿Qué Enseña Realmente La Biblia? (Brooklin, NY: Watchtower Bible and Tract Society of New York, 2013) p. 73.
[3] Por si tienen curiosidad, la palabra "justo" (griego dikaios) en el Nuevo Testamento identifica específicamente a alguien que es "correcto, que cumple las leyes divinas y humanas, alguien que es como debe ser". "Injusto" (griego adikos) es básicamente la negación del concepto de justo: alguien que ha quebrantado las leyes de Dios ("dikaios" y "adikos" en el Léxico Griego del Nuevo Testamento de Joseph Thayer)
[4] En realidad, el asunto es un poco más complejo que esto. Como mis lectores familiarizados con la carta de Romanos podrán recordar, el mismo apóstol Pablo hace una declaración tajante acerca de todas las personas: "Todos, judíos y no judíos, están bajo el pecado. Como está escrito: «¡No hay ni uno solo que sea justo! No hay quien entienda; no hay quien busque a Dios. Todos se desviaron, a una se han corrompido. No hay quien haga lo bueno, ¡no hay ni siquiera uno!»" (Romanos 3:9-12). ¿Cómo entonces podemos afirmar que existen los "justos"? Podemos, porque incluso antes de que Jesús viniera al mundo, Dios ha considerado a cada persona que ha creído en Él como alguien justo, no por su comportamiento, sino por su fe (Romanos 4:3-5).
[5] [6] ¿Qué Enseña Realmente La Biblia? p. 72
[7] Ibíd., p. 73
[8] Aaron Brake, "Un Simple Argumento Contra El Premilenialismo" - Veritas Fidei
A menos de que se indique lo contrario, todas las citas bíblicas son tomadas de la versión Reina Valera Contemporánea (RVC)
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