1 de abril de 2019

Lógica: Cómo Pensar Correctamente - Sin Golpes Bajos (Falacias Informales 1)

(Este post es parte de la serie Lógica: Cómo Pensar Correctamente, que puedes encontrar completa aquí)

Luego de haber aprendido en la entrada anterior sobre las falacias formales, es hora de que entremos en el tema de las falacias informales. Recordemos que en esta segunda clasificación entran todos aquellos errores que no corresponden a la estructura del argumento; por lo tanto, nuestra atención ya no estará centrada en cómo están planteadas las premisas del argumento, sino en su contenido propiamente tal. Antes, nuestra preocupación era comprobar si podíamos llegar lógicamente desde las premisas hasta a la conclusión; ahora debemos verificar que ésta última esté respaldada por premisas claras, apropiadas y relevantes. Cuando esto no sucede, el argumento ha caído en una falacia informal.

La importancia de tener buenas premisas se verá más claro a medida que vayamos conociendo los distintos tipos de falacias informales (aquí, una vez más, no mencionaremos absolutamente todas las que existen, sino sólo un conjunto representativo). Además, también veremos lo comunes que son estos errores en nuestro tiempo, especialmente en las discusiones que toman lugar en las redes sociales y foros de Internet. Si logramos evitar caer en ellos, seremos capaces de evaluar con más cuidado las ideas de otras personas, y expresar mejor las nuestras.

Ad Hominem


Ad Hominem es una frase proveniente del latín que significa "contra el hombre", y en este contexto se refiere al recurso de atacar el carácter o la condición de nuestro oponente para intentar invalidar su punto de vista. La falacia ad hominem suele tener la siguiente forma:

1. La persona A sostiene que P es verdadera
2. Sin embargo, A tiene un defecto moral, emocional o intelectual
3. Por lo tanto, P es falsa, o no debe ser creída

Aunque este argumento parece ser inválido a primera vista, existe una premisa oculta que lo hace válido. Esta premisa es:


2*. Si A tiene un defecto moral, emocional o intelectual, entonces lo que A afirme es falso, o no debe ser creído.

Esta premisa, que define a la falacia ad hominem, es claramente falsa, y es la que destruye el argumento del oponente de A. Lo que A está sosteniendo (P) debe evaluarse por sus propios méritos, independiente de las fallas morales o intelectuales de A, pues una persona puede tener todo tipo de defectos y aún así estar diciendo la verdad. En resumen, cualquier ataque personal en contra de A es irrelevante con respecto a P, así que intentar refutar a P con este argumento es un error de razonamiento.


Ejemplo:

1. María sostiene que la medida de la hipotenusa de un triángulo de lados que miden 3 y 4 cms. es de 5 cms.
2. Sin embargo, María es una pésima estudiante de geometría
3. Por lo tanto, María debe estar equivocada

En este caso, aunque María sea la peor estudiante de geometría de su clase y haya sacado la calificación más baja en todos sus exámenes, lo que ella está diciendo efectivamente es correcto. La persona que está usando este argumento está cayendo en una falacia ad hominem, porque la debilidad de María en esta disciplina es irrelevante para la veracidad de su afirmación.


Falacia Genética


Muy similar al ad hominem, tenemos a la llamada falacia genética. Como sugiere el nombre, este razonamiento erróneo se basa en la "genética" u origen de una idea para desacreditarla. Mientras que en el ad hominem la meta es invalidar una afirmación criticando a la persona que la sostiene, en este caso se busca hacerlo criticando el origen de la postura como algo equivocado, indeseable o digno de rechazo. La estructura usual de la falacia genética es la siguiente:

1. La persona A sostiene que P es correcta o valiosa
2. Sin embargo, P tiene un origen inconveniente, inmoral o errado
3. Por lo tanto, P es inconveniente, inmoral o errada

Tal como en el caso anterior, aquí tenemos una premisa escondida que hace que el argumento parezca creíble para el oyente que no es cuidadoso. Esta es:


2*. Si P tiene un origen inconveniente, inmoral o errado, entonces P es inconveniente, inmoral o errada.

¿Es esta premisa verdadera? La respuesta es no: no todo lo que comienza mal termina mal. La verdad y la virtud pueden emerger incluso desde un origen defectuoso, tal como sentencia el refrán: "hasta un reloj parado da la hora correcta dos veces al día". Además, cuando alguien afirma que 2* es verdadera, está ignorando por completo cualquier diferencia relevante que pueda haber entre el origen de P y la situación o práctica actual de P, diferencias que efectivamente pueden marcar la diferencia entre lo correcto y lo errado, o lo virtuoso y lo inmoral. Una vez más, P debe evaluarse en base a sus méritos actuales; la forma en que se originó no es relevante para definir su veracidad o valor.


Ejemplo:

1. Los cristianos sostienen que la Navidad es una fiesta cristiana digna de celebrar
2. Sin embargo, Jesús no nació un 25 de Diciembre: esta fecha corresponde originalmente a una celebración de dioses paganos
3. Por lo tanto, la Navidad no es una fiesta cristiana, ni es digna de celebrar

Los lectores del blog recordarán este argumento, proveniente de la inquietud de muchos cristianos que consideran la Navidad como algo que debe ser evitado por sus aparentes conexiones con el paganismo. No obstante, este rechazo es algo más emocional que racional: la Navidad en la actualidad puede celebrarse en una forma loable y que exalta el nombre de Dios, aún cuando hubiera tenido un origen pagano hace más de mil años (algo que -por cierto- no es necesariamente correcto).


Tu Quoque


Una forma específica de la falacia ad hominem que vale la pena mencionar aparte es la que se conoce como tu quoque, expresión que en latín significa "tú también". Tu quoque es la falacia en la cual cae una persona cuando hace énfasis en la hipocresía o inconsistencia de su oponente para invalidar su posición. Su estructura suele ser:

1. La persona A afirma la idea P
2. Sin embargo, A es culpable de acciones inconsistentes con P
3. Por lo tanto, P es falsa y debe ser rechazada

Una vez más, tenemos una premisa oculta en este caso, una suposición que las personas hacen incluso sin estar conscientes de ello:


2* Cualquier afirmación proveniente de una persona inconsistente (hipócrita) es falsa y debe ser rechazada

Sólo es necesario considerar por un momento esta "ley" para darnos cuenta de que es claramente falsa: como vimos con el ad hominem, es posible que incluso una persona con el defecto de ser inconsistente o hipócrita pueda llegar a una conclusión verdadera. La verdad de P de ninguna manera es invalidada por el carácter de quien la sostiene; ella debe ser evaluada por sus propios méritos.


Ejemplo:

1. Nuestro jefe nos llamó la atención por no hacer un buen trabajo
2. Sin embargo, él no "predica con el ejemplo", pues su propio desempeño laboral es mediocre
3. Por lo tanto, él no debería sermonearnos acerca del trabajo bien hecho

En este caso, aún cuando el jefe sea inconsecuente, el trabajo bien hecho no deja de ser un valor que vale la pena promover en la compañía. Poner de manifiesto lo deficiente de su desempeño, finalmente, no afecta en nada a la verdad de su afirmación (que el desempeño de los trabajadores también fue pobre).


Hombre de Paja


La última falacia que veremos en esta entrada es la llamada falacia del hombre de paja. Recibe este nombre porque el culpable de caer en la falacia "construye" una versión alternativa y más débil del argumento original para enfrentarla. Así como un "hombre de paja" es más fácil de derribar que un hombre de carne y hueso, esta nueva versión del argumento es más sencilla de refutar que el argumento original. La falacia suele seguir esta línea:

1. La persona A sostiene que P es verdadera
2. Sin embargo, P* (similar a P) es falsa
3. Por lo tanto, P es falsa

Obviamente, el problema -dada la intención del oponente de A- es que P* nunca es perfectamente equivalente a P; por lo general es una exageración, una simplificación o una mala interpretación de P. Por ende, cualquier crítica o refutación a P* no afecta a la veracidad de P.


Ejemplo:

1. La madre de Iris no la dejó asistir a la fiesta, porque la consideraba peligrosa
2. Por su parte, Iris le respondió a su madre que ella está actuando con prejuicio, pues no tiene cómo comprobar que todas las fiestas son peligrosas
3. Por lo tanto, la madre de Iris está exagerando, y está equivocada al prohibirle salir a su hija

El argumento de Iris es relativamente sutil, pero espero que no lo hayan perdido de vista. Iris está cometiendo la falacia de atacar un hombre de paja porque el argumento de su madre no es que todas las fiestas sean peligrosas (P*), como Iris asume, sino que la fiesta específica a la cual se le está prohibiendo ir es peligrosa (P). El "hombre de paja" - P*- es una exageración bastante fácil de "derribar", pero hacerlo no afecta en nada a P.


La lección parece estar clara: nuestro objetivo en una discusión son los argumentos y las declaraciones, nada más. En el momento en que jugamos sucio y utilizamos el carácter de nuestro oponente, una mala versión de su argumento o circunstancias irrelevantes para responder, hemos fallado en ser personas razonables y justas.

Ahora, mis queridos lectores, estas cuatro son sólo la punta del iceberg. En la próxima entrada nos encontraremos con más falacias que conocer y aprender a evitar.



Fuentes Utilizadas y Lecturas Adicionales

Brian Chilton - 33 Logical Fallacies Everyone Should Know 

Kenneth Boa - Logic 101: Ad Hominem Fallacy y Straw Man Fallacy  

LogicalFallacies.info - Ad Hominem, Genetic Fallacy y Straw Man   

Nathan Jacobson - The Illogic Primer - Ad Hominem y Straw Man  

Wikipedia - Genetic Fallacy y Tu Quoque  



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