7 de junio de 2021

Un Breve Acercamiento a Apocalipsis - La Visión de Cristo (Parte 2)



(Este post es parte de la serie Un Breve Acercamiento a Apocalipsis, que puedes encontrar completa aquí)


Lo primero que Juan hace al contemplar la visión dada por Dios es describir su encuentro con el Jesús resucitado. En estos pasajes, encontramos una gran cantidad de elementos simbólicos que nos comunican verdades acerca del Señor y enmarcan el mensaje que Él entregará a lo largo del libro.

Apocalipsis 1:13

"Y en medio de los siete candeleros, a uno semejante al Hijo del Hombre, vestido de una ropa que llegaba hasta los pies, y ceñido por el pecho con un cinto de oro."

"Uno semejante al Hijo del Hombre": Aquí parecen existir dos posibilidades: a) que Juan esté describiendo a una figura de apariencia humana, en el mismo sentido que Daniel lo hizo en su profecía cuando identificó al Mesías: "venía uno como un hijo de hombre" (Daniel 7:13), o b) y la que parece más probable, es que Juan se refiera al titulo escogido por Jesús, el "Hijo del Hombre". En este sentido, el sentido de que Juan hable de "uno semejante al Hijo del Hombre" tendría sentido, sabiendo que el apóstol conocía la apariencia terrenal de Jesús, incluso en Su transfiguración (Mateo 17:2) y después de Su resurrección (Juan 20; Hechos 1:2–11), y podía reconocer si alguien se veía como Él.

"Vestidura hasta los pies": Este tipo de ropa parece haber sido utilizada por gente de alto rango y por sacerdotes en el AT. Vestimenta larga nos sugiere limitación en el movimiento de las piernas, y por lo tanto, sólo factible de vestir por personas que no se ocupaban en labores físicas (reservadas en ese tiempo para personas de menor honor). Evidencia de esta relación entre honor y vestimentas largas es la implicación de la denuncia de Jesús a los escribas en Lucas 20:46.

"Ceñido en el pecho... cinto de oro": Aquí se refuerza la asociación con los sacerdotes del AT. Mientras que la gente que se empleaba en trabajos físicos los llevaba en la cintura (los "lomos"), el historiador judío Flavio Josefo (Antiguedades 3.7.2) nos dice que los sacerdotes los llevaban en el pecho, asociados nuevamente con personas de movimientos majestuosos y calmados, en lugar de forzosos (cuando debían trabajar en ofrecer sacrificios, el cinturón se movía de lugar para facilitar la actividad).


Apocalipsis 1:14

"Su cabeza y sus cabellos eran blancos como blanca lana, como nieve; sus ojos como llama de fuego"

"Cabeza y cabellos blancos": En Oriente, la vejez está muy relacionada con la sabiduría (Proverbios 20:29; recordar también la idea de los ancianos como líderes de Israel). Esta idea es la misma que presenta la visión del Anciano de Días (Dios) en Daniel 7:9: honor y sabiduría, producto de una multitud de años. Esto refuerza la idea de eternidad de Jesús que hemos visto antes.

"Ojos como llama de fuego": El fuego es símbolo de energía, poder, y a veces, juicio. Por otro lado, los ojos -al ser una de las formas más importantes con las que descubrimos el mundo- representan conocimiento. Los ojos de Jesús, de esta manera, reflejan un conocimiento penetrante, profundo y examinador (ver Hebreos 4:13).


Apocalipsis 1:15

"... y sus pies semejantes al bronce bruñido, refulgente como en un horno; y su voz como estruendo de muchas aguas"

"Pies semejantes al bronce bruñido, refulgente": El bruñido es un proceso de pulido que se hace al metal, de modo que termina reflejando en forma similar a un espejo. Esto combina las simbologías del bronce como un metal (solidez, fuerza), la posición de los pies como el sustento y estabilidad de una persona, y la imagen del bruñido, que representa limpieza y luz ("refulgente" o brillante como el rojo vivo en el horno).

"Voz como estruendo": Ya que la voz se levanta usualmente para dar exhortaciones fuertes y órdenes, esta "voz de estruendo" es una imponente, que demuestra poder y autoridad en las palabras que pronuncia.


Apocalipsis 1:16

"Tenía en su diestra siete estrellas; de su boca salía una espada aguda de dos filos; y su rostro era como el sol cuando resplandece en su fuerza."

"De su boca salía una espada": Complementando la autoridad de la voz, este símbolo habla de la calidad de las palabras expresadas. Nos encontramos más de una vez a la Palabra de Dios identificada con una espada, en referencia a su capacidad penetrante, de discernir e internarse incluso en lo más profundo del ser humano (Hebreos 4:12; Efesios 6:17).

"Su rostro era como el sol": El rostro de una persona, en la Biblia, tiene un papel muy relevante. Al revelar el estado de ánimo de una persona y expresar sus emociones internas, se vuelve el símbolo de la actitud de esa persona. El rostro podía estar ensombrecido por la tristeza, palidecer por el temor o iluminarse por la risa (Job 29:24); el que Dios mostrara Su rostro o lo hiciera "resplandecer" sobre alguien era sinónimo de favor y bendición (Numeros 6:25-26; Salmos 4:6). En este caso, el brillo del rostro del Señor es tan fuerte como el sol de mediodía cuando no hay nubes, la clase de resplandor propia del verano, que hace que uno esconda la cara. Nos habla de ánimo, de energía interna, y de alegría y favor para los que Él quiere.


Apocalipsis 1:17

"Cuando le vi, caí como muerto a sus pies. Y él puso su diestra sobre mí, diciéndome: No temas; yo soy el primero y el último."

"Caí como muerto": Aunque "caer a los pies" de alguien frecuentemente refleja una acción de adoración o reverencia (postrarse) como lo hizo el profeta Ezequiel en su visión (1:28), la expresión "caer como muerto" parece indicar una pérdida repentina y completa de fuerza como efecto corporal de contemplar la gloria de Dios. Daniel experimentó algo similar en su visión celestial (Daniel 10:9). Por otro lado, la santidad y la gloria de Dios es tal que Él tuvo que esconder a Moisés en una roca para que éste no viera la manifestación de Su rostro (Éxodo 33:18-23). La presencia de Dios en el Tabernáculo, y especialmente en el Lugar Santísimo también podía causar esta clase de efecto en relación al pecado de las personas (Éxodo 28:35; 28:43; 30:20-21; Levítico 16:2, 13; 22:9; Números 4:15, 19; 18:13, 22). Todo esto nos habla de la diferencia de poder y majestad que existe entre Dios, el Creador, y nosotros, las criaturas, incluso en una manifestación limitada.

"No temas": Con todo lo asombrosa e intimidante que pudo ser esta experiencia para Juan, las palabras de Jesús no obstante reflejan Su personalidad de siempre, al llamarlo a no tener miedo (Lucas 5:10; Mateo 14:26-28)


Apocalipsis 1:18

"... y el que vivo, y estuve muerto; mas he aquí que vivo por los siglos de los siglos, amén. Y tengo las llaves de la muerte y del Hades."

"El que vivo, y estuve muerto, pero he aquí que vivo": Aunque en este punto el texto aún no usa el nombre de Jesús para esta figura celestial, como vimos en la lección pasada (hablando del "primogénito de los muertos"), el único que puede calzar con esta descripción -que estuvo muerto pero que vive para no morir más- es el Señor.

"Tengo las llaves de la muerte y el Hades": De acuerdo a lo que nos dice el NT, y específicamente Apocalipsis, el Hades corresponde al lugar o dominio de la muerte, donde reposarían las almas de los fallecidos. Por otro lado, las llaves simbolizan autoridad sobre un lugar, pues el que tiene llaves de una puerta puede abrir y cerrar. En este caso, Jesús tiene autoridad y poder sobre la muerte, para resucitar a los que han muerto (Juan 5:25-29).


Resumen


Esta visión nos muestra un contraste entre el estado terrenal y el estado glorificado de Jesús. Por un lado, tenemos una continuidad de personalidad: no es que Él sea una persona diferente, o que haya cambiado de carácter ahora que está en el cielo. Él es el mismo que estuvo muerto (v. 18), el mismo que prometió estar con los Suyos hasta el fin del mundo (Mateo 28:20) y el que nunca cambiará (Hebreos 13:8).

Por otro lado, en esta nueva vida celestial la gran diferencia es que ya no queda en Él ningún rastro de humillación o limitación. Luego de la Resurrección ya empezamos a ver algunos cambios en Jesús: Su cuerpo, a pesar de ser humano, podía aparecer en cualquier lugar (ej: en el Aposento Alto con los Doce) y desaparecer en cualquier momento (Emaús) a voluntad.

Ahora, estando exaltado, todas las limitaciones que Jesús se impuso a Su divinidad para poder encarnarse (Filipenses 2:6-7) han desaparecido. La imagen de Apocalipsis revela perfección en todos los atributos y honores de Su divinidad: completo poder, conocimiento, majestad y realeza. Jesús posee la gloria del Cielo y comparte la posición de Dios. Esto podemos llevarlo a la aplicación personal, para recordarnos que Aquel a quién servimos, a quién tratamos de imitar, a quién pedimos ayuda y quién está con nosotros es más que un simple ser humano, más que un ejemplo de moral y un maestro de sabiduría: es Dios mismo, inmortal y todopoderoso, pero hecho hombre por amor a nosotros. Recordar a Jesús así eleva nuestro estándar, y nos lleva al asombro y a la reverencia.




Recursos Consultados

Robert Jamieson, A. R. Fausset y David Brown, Commentary Critical and Explanatory on the Whole Bible, vol. 2 (Oak Harbor: Logos Research Systems, Inc., 1997).

George Beasley-Murray, "Revelation", en New Bible Commentary: 21st Century Edition, ed. D. A. Carson et al., 4th ed. (Leicester, England; Downers Grove, IL: InterVarsity Press, 1994).

John Barry et al., eds., Faithlife Study Bible (Bellingham, WA: Lexham Press, 2012, 2016).

Henry Halley, Compendio Manual de la Biblia, 6ta ed. (El Paso: Casa Bautista de Publicaciones, 1985)

Charles Rochedieu, Los Tesoros del Nuevo Testamento (La Aurora: Buenos Aires, 1975)


A menos de que se indique lo contrario, todas las citas bíblicas son tomadas de la versión Reina Valera 1960
Imagen original por Atanas Stoykov


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