10 de marzo de 2022

El Testimonio de Fe de Abel


[Este post es parte de la serie El Testimonio de los Héroes de la Fe, que puedes encontrar completa aquí]


El relato de Génesis nos muestra el panorama de cómo todo pasa desde lo que fue creado bueno y armonioso por Dios (Génesis 1:31) hasta la situación caída del hombre. La primera gran ruptura es la pretensión humana de querer ser como Dios (Génesis 3:1-5) e intentar ocupar Su lugar, rompiendo la armonía entre Él y los seres humanos, mientras que la segunda se revela en la pérdida de armonía entre las mismas personas, a través del episodio de Caín y Abel.


Un sacrificio que habla de fe


Cada uno de los hermanos trajo parte del fruto de su trabajo como ofrenda a Dios. Caín, como labrador, el fruto de la tierra, el producto de sus cosechas; Abel, como pastor, animales de su rebaño. La presentación de estas ofrendas corresponde a un periodo pre-levítico, es decir, antes que el tema estuviera reglamentado por las direcciones dadas por Dios en Levítico y Deuteronomio. En esta etapa, eran las propias personas (campesinos y pastores) las que presentaban sus ofrendas sin la mediación de un sacerdote. Al no haber esta restricción, el tipo de ofrenda era, en principio, una elección libre.

Sin embargo, hay dos detalles importantes que debemos tener en cuenta. Lo primero es que no sólo hay una diferencia en el tipo de ofrenda, sino también en la elección de la ofrenda: Caín "trajo del fruto de la tierra una ofrenda" (Génesis 4:3) mientras que Abel trajo "de los primogénitos de sus ovejas, de lo más gordo de ellas" (Génesis 4:4). Parte de la fe de Abel parece haber sido su intención de entregar lo mejor, algo que no se destaca en la ofrenda de su hermano. Por otro lado, como notan algunos estudiosos, el hecho de que el sacrificio de Abel fuera hecho con fe (Hebreos 11:4) implica que esa fe tenía que tener alguna revelación de Dios de la cual aferrarse. Hay ciertos antecedentes en Génesis que nos llevan a comprender que había un cierto favor en relación al tipo de sacrificio entregado por Abel.

El relato bíblico nos cuenta que cuando Adán y Eva pecaron, Dios les hizo mantos de pieles en lugar del vestido de hojas de higuera que llevaban (Génesis 3:7, 21). Estas pieles provenían de animales que Dios parece haber tomado como sacrificio para Sí en el transcurso de todos estos eventos [1], y tendrían un significado profundo: la muerte de un sacrificio podía cubrir la culpa del pecado. Esto es precisamente una figura de lo que haría algún día el sacrificio de Cristo en la cruz, cubriendo al hombre de la culpa del pecado con la "cubierta" de Su propia vida. En este sentido, el sacrificio ofrecido por parte de Abel fue hecho con fe, pues hablaba de un reconocimiento de su propia naturaleza y necesidad, y de esperanza en lo que Dios podía hacer con ella, esto es, cubrirla al igual que en el caso de sus padres.

La excelencia del sacrificio de Abel no se debió a ninguna cualidad especial que tuviera el sacrificio animal por sobre la ofrenda vegetal. Fue este antecedente del simbolismo que tenía, y que había quedado registrado en las mentes de Adán y Eva [2], lo que lo hizo una buena opción. Es interesante notar que muchos años después de Abel, Noé ofrece en esta misma línea un sacrificio de holocausto antes de que estuviera descrito en la ley, dando testimonio de esta buena aceptacion de las ofrendas animales por parte de Dios (Génesis 8:20).

No obstante, ningún sacrificio, por más que Dios lo hubiera establecido, hubiera sido aceptado si no hubiera sido ofrecido en fe. Debemos recordar, como Dios mismo lo señalará en varias formas a lo largo del AT, que a Él no le llama la atención la ofrenda misma, pues no las necesita en ninguna manera (Salmos 50:7-12). A Él le importa el corazón de quien ofrenda (Oseas 6:6). Fue claramente esta cualidad de fe, como señala el autor de Hebreos, lo que le dio sentido al sacrificio de Abel y lo hizo excelente.


Una reacción que habla de poca fe


Es por esto que Abel presenta una mejor ofrenda que Caín y es reconocido como justo por Dios (Hebreos 11:4). No queda claro en el texto la forma específica, pero Dios parece haber manifestado Su preferencia en una forma visible y evidente para ambos hermanos.

A partir de la decisión de Dios, Caín se entristeció y se enfureció en gran medida (Génesis 4:5b), y aunque pareciera ser algo circunstancial, esta reacción dice mucho acerca de su motivación al traer esta ofrenda. Una reacción de tristeza y decepción centrada en él mismo habría sido comprensible, pero aquí vemos sentimientos de ira en contra de Dios y en contra de Abel, tan intensos que se traducen en asesinato. Esto demuestra claramente que había algo más en el corazón de Caín al momento de ofrendar. La envidia y la ira no brotan desde una actitud humilde y piadosa, pero sí lo hacen cuando el orgullo ha sido quebrantado.

Por eso, tiene importancia lo que Dios le dice al ver su reacción: "¿Por qué te has ensañado, y por qué ha decaído tu semblante? Si bien hicieres, ¿no serás enaltecido?" (Gen 4:6-7) Si Dios hubiera reconocido fe o alguna virtud en la ofrenda de Caín lo habría honrado con Su aceptación, pero no fue así.

Lección práctica: El relato de Caín y Abel nos enseña acerca del papel que tienen las formas visibles de culto en nuesta vida espiritual. Estas sólo son aceptables cuando, al igual que Abel, las acompañamos de fe y de una actitud de devoción hacia Dios. Por el contrario, cuando se presentan cubriendo nuestra falta de virtud y de amor por otros, como en el caso de Caín, se vuelven prácticas vacías, e incluso ofensivas a Dios. Tanto los profetas como Jesús nos recuerdan este mismo énfasis (Isaías 1:15-17; Mateo 5:23-24). Como cristianos, nuestra vida de adoración visible debe ser la evidencia de una relación de amor con Dios, pero más aún, esa relación vertical debe expresarse en armonía en lo horizontal, con nuestros hermanos y con todas las personas, nuestro prójimo. Si hacemos esto, estaremos en una mejor posición para ofrecer adoración aceptable delante de nuestro Padre.





Referencias

[1] El comentario Jamieson-Fausset-Brown afirma que esto debe haber sido así, pues el hombre aún no podía matar para comer (esto no fue permitido hasta después del diluvio) ni tampoco se podrían haber utilizado para ropa, "pues en tal caso se podía haber hecho ropa de la lana sin la inútil crueldad de matar el animal". Sin embargo, no se puede asegurar esto último con certeza, ya que Adán podría perfectamente haber desconocido el arte de trabajar con este material para producir tejidos que le permitieran fabricar ropa.

[2] Ya que el incidente de la Caída ocurrió antes del nacimiento de Abel, esta información debió haber sido transmitida a él oralmente por sus padres.


A menos de que se indique lo contrario, todas las citas bíblicas son tomadas de la versión Reina Valera 1960 (RVR60)
Imagen por Anton Robert Leinweber ("Cain and Abel") en Hulbert's Story of the Bible (The John Winston Company, 1932)



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