7 de octubre de 2022

El Testimonio de la Fe de Moisés


[Este post es parte de la serie El Testimonio de los Héroes de la Fe, que puedes encontrar completa aquí]


Por la fe Moisés, cuando nació, fue escondido por sus padres por tres meses, porque le vieron niño hermoso, y no temieron el decreto del rey. Por la fe Moisés, hecho ya grande, rehusó llamarse hijo de la hija de Faraón, escogiendo antes ser maltratado con el pueblo de Dios, que gozar de los deleites temporales del pecado, teniendo por mayores riquezas el vituperio de Cristo que los tesoros de los egipcios; porque tenía puesta la mirada en el galardón. Por la fe dejó a Egipto, no temiendo la ira del rey; porque se sostuvo como viendo al Invisible. Por la fe celebró la pascua y la aspersión de la sangre, para que el que destruía a los primogénitos no los tocase a ellos” (Hebreos 11:23-28)

El siguiente personaje en la lista de honor de Hebreos 11 es nada menos que Moisés, el libertador de Israel. El autor toma varios episodios de su vida como ejemplo de la fe que lo caracterizó.


Por la fe... fue escondido (v. 23)


El primer aspecto de fe en la vida de Moisés curiosamente no es suyo propio, sino de sus padres. El escritor señala que por fe Amram y Jocabed escondieron a Moisés porque vieron que era hermoso. La pregunta que debemos hacernos, sin embargo, es ¿cómo se revela la fe de los padres en esto, y qué tiene que ver la hermosura de Moisés?

Este pasaje no nos da mucha más información al respecto, pero hay otro que arroja un poco más de luz en esta pregunta. En Hechos 7:20, el primer mártir, Esteban, está presentando su defensa frente a los judíos a través de un recorrido por el AT, el cual también pasa por la vida de Moisés. En este caso, Esteban señala que cuando Moisés nació “fue agradable a Dios” (RV60) o “era hermoso a la vista de Dios” (LBLA). No sabemos con exactitud cómo podían haber obtenido esta información los padres de nuestro personaje, pero este dato indica que ellos pudieron haber recibido alguna clase de revelación con respecto al gran destino de Moisés, de lo cual su hermosura fue una señal. En base a esta revelación, por lo tanto, ellos dieron un paso de fe y actuaron escondiéndolo.


Por la fe... rehusó llamarse hijo de la hija de Faraón (v. 24-26)


La segunda acción que destaca el autor de Hebreos es la elección que Moisés hace, de renunciar a su linaje adoptivo y privilegios reales, y preferir su nacionalidad real, a pesar de las desventajas que esto pudiera traerle. En un lado de la elección estaba el deleite temporal del pecado, y toda la abundancia material de los egipcios; en el otro, estaba el ser maltratado junto a los hebreos y sufrir el “oprobio de Cristo”, en otras palabras, la deshonra que recibiría por la causa de Cristo. La fe en este caso está en el motivo de la elección: Moisés escogió este difícil destino “porque tenía puesta la mirada en el galardón” (v. 26). Estaba convencido de estar eligiendo lo mejor y lo más grande, aunque esa ganancia no estuviera a la vista; tenía la “convicción de lo que no se ve” (v. 1). Demostró tener la misma clase de fe que aprendimos con Enoc: se acercó a Dios creyendo que Él existía y que recompensa (“es galardonador”) a los que le buscan (v. 6)

Como nota aparte, en el relato de Éxodo no resulta claro ver cómo Moisés reflexionó en todos estos asuntos espirituales; es más, pareciera que su primer contacto con Dios recién ocurre durante el llamado de la zarza ardiente en el desierto. Sin embargo, el haber sido criado por su propia madre (Éxodo 2:9) le aseguró no sólo amor y cuidado, sino también la enseñanza de la fe del Dios verdadero.


Por la fe dejó a Egipto (v. 27)


El autor de Hebreos parece destacar una tercera acción de fe de Moisés en su huida de Egipto. No obstante, si regresamos al texto de Éxodo, éste indica claramente que nuestro personaje tuvo miedo frente a la ira de Faraón, no valor (Éxodo 2:14-15). Aquí tenemos distintas alternativas para superar esta dificultad. Podríamos decir que:

a) El autor no se está refiriendo a la huida de Egipto, sino al Éxodo [1] 
b) El autor no se está refiriendo a la huida de Egipto ni al Éxodo, sino a otro aspecto de la vida de Moisés [2]
c) El autor se está refiriendo a la huida de Egipto, pero haciendo énfasis en otro sentido [3] 

La primera alternativa tiene ciertas dificultades: debemos recordar que el Éxodo no se realizó en desafío, sino por voluntad del faraón, por lo que no calzaría con esta descripción de conflicto entre Moisés y la ira del rey. Además, se rompería lo que parece ser el orden cronológico que el autor de Hebreos ha ido manteniendo hasta ahora en todo lo que ha narrado, porque el siguiente acontecimiento (la institución de la Pascua) ocurre antes del Éxodo [4]

Por estas razones, la segunda y tercera alternativas parecen más viables. En la alternativa (b), puede ser que el escritor esté destacando algún momento anterior a la huida de Moisés, asociado al rechazo de su herencia egipcia en el que éste “dejó” a Egipto en un lenguaje figurado, al cortar finalmente todo lazo con su familia adoptiva y su identidad egipcia. En este sentido, los vv. 24-27 serían una única unidad de pensamiento. La tercera alternativa (c) nos dice que Moisés -si bien temió por su vida en el momento mismo de la huida- en otro sentido ya mantenía desde antes de actuar una actitud de valor y fe, que lo llevó precisamente a desafiar la ira del rey al matar al egipcio y al renegar de toda su herencia egipcia. Estas dos últimas alternativas le dan más sentido a las observaciones del versículo de que Moisés no temió la ira del rey, sino que se “sostuvo” (o “se mantuvo firme”, la raíz del griego original es la palabra kratos, que significa “poder”, “fuerza” y “dominio” [5]).

Más allá de esta dificultad, el autor es claro en decirnos que la fe de este héroe de Israel se manifestó al poner su atención en el que es Invisible (Dios), antes que en lo visible (la ira del rey). Era tanta su convicción -nuevamente, volvemos a Hebreos 11:1- que ésta le dio fortaleza para actuar sin importarle el costo ni las consecuencias que podrían venir sobre él.


Por la fe celebró la Pascua (v. 28)


La cuarta acción de Moisés que el autor destaca es la institución de la Pascua y el rociamiento de la sangre. ¿En qué sentido se puede ver la fe en estas actividades? Para descubrirlo, tenemos que volver al momento en que son descritas:

Y tomarán de la sangre, y la pondrán en los dos postes y en el dintel de las casas en que lo han de comer. Y aquella noche comerán la carne asada al fuego, y panes sin levadura [...] Y lo comeréis así: ceñidos vuestros lomos, vuestro calzado en vuestros pies, y vuestro bordón en vuestra mano; y lo comeréis apresuradamente; es la Pascua de Jehová. Pues yo pasaré aquella noche por la tierra de Egipto, y heriré a todo primogénito en la tierra de Egipto, así de los hombres como de las bestias; y ejecutaré mis juicios en todos los dioses de Egipto. Yo Jehová. Y la sangre os será por señal en las casas donde vosotros estéis; y veré la sangre y pasaré de vosotros, y no habrá en vosotros plaga de mortandad cuando hiera la tierra de Egipto”. (Éxodo 12:7-8, 11-13)

La celebración de la cena pascual y el rociamiento de la sangre son actos de fe porque ambas miran hacia el cumplimiento futuro de lo que Dios había prometido: la cena debía comerse con una actitud de prisa, y con todos los preparativos listos para el viaje. La sangre, de la misma manera, debía ponerse en los dinteles de las puertas como una protección para el juicio que descendería con toda seguridad en Egipto. Ambos son actos de fe que anticipan y dan por hecho lo que sólo había sido anunciado hasta ese entonces.

En este sentido, Moisés entra en la misma categoría de Noé y de los patriarcas Abraham, Isaac y Jacob, que actuaron en consecuencia de la confianza que tenían en el cumplimento de las palabras de Dios. Creyendo en las palabras de Dios Noé construyó el arca, Abraham partió a la Tierra Prometida sacrificó a su hijo, e Isaac y Jacob bendijeron a su descendiencia. Ahora, creyendo en las mismas palabras, Moisés guardó la Pascua y roció la sangre.


Lecciones Prácticas


1. Una Fe que cuenta

La primera lección de fe que podemos obtener de este pasaje no nos la da Moisés, sino sus padres, y es una que hemos visto antes, con Sara: las acciones de fe, por más invisibles que parezcan, nunca son irrelevantes. La fe de Sara, que no suele destacarse, fue la que hizo posible el nacimiento de Isaac; ahora, la fe de dos personas más invisibles aún, Amram y Jocabed, hizo posible que el libertador de Israel viviera y los inscribió en este salón de la fama del Nuevo Testamento. No debemos desanimarnos por practicar nuestra fe en un contexto en el que no somos conocidos o destacados: ésta puede ser esencial para la obra que el Señor está haciendo.

2. Una Fe que sustenta

La segunda lección que se ve en estos pasajes está en el poder que tiene la fe para sostener a una persona. Fue ella la que habilitó a Moisés para ver lo pasajero de los placeres de Egipto, la que le dió valor para mantenerse firme ante la amenaza de la ira de Faraón y la que le dio la capacidad de soportar las dificultades que vendrían por comprometerse con la causa de Dios.

Lo mismo sucede en nuestro caso: la fe es una fuerza poderosa que nos sustentará en tiempos de oposición y aflicción. Si tan sólo confiamos en Dios, y ponemos nuestra mirada en Él, recibiremos la capacidad de hacer cosas que no podríamos llevar a cabo de otra forma. La fe nos habilitará, al igual que Moisés, para cumplir plenamente los propósitos que Dios tenga para nuestra vida.

Como una nota especial, vale la pena introducir aquí el contexto de la carta. No es casualidad que el autor de Hebreos mencione a Moisés y a otros grandes hombres y mujeres de Dios: lo que él está haciendo por medio de su carta es animar a una audiencia que se ha visto enfrentada precisamente a tentaciones, hostilidad y dificultades (Hebreos 10:32-36), y que podríamos decir, se encuentra debilitada y a la expectativa de futuros problemas [6]. Si bien la tentación de estos creyentes es a abandonar la fe (lo que notamos por las distintas advertencias que hace el autor sobre el peligro de esta opción, ej: Hebreos 10:24-27; 12:12-17, 25), los ejemplos de fe del Antiguo Testamento están ahí, como una gran “nube de testigos” (Hebreos 12:1), animándolos a mantenerse creyendo, pues la fe los sacará adelante en medio de las dificultades y les permitirá alcanzar el galardón, de la misma forma en que ellos lograron grandes cosas por el poder de la fe. Por esto, mediante los ejemplos que hemos estudiado, la exhortación que los hebreos recibieron también se extiende hacia nosotros: nuestra confianza en Dios nos puede sostener, aún en medio de grandes luchas y problemas complejos.

Finalmente, este poder sustentador de la fe no es algo que encontramos exclusivamente aquí en Hebreos. Tanto Pablo como Pedro hablan del aliento que Dios puede darnos en medio de las dificultades, cuando hacemos lo mismo que Moisés, poner nuestra mirada en Él:

Por tanto, no desmayamos; antes aunque este nuestro hombre exterior se va desgastando, el interior no obstante se renueva de día en día. Porque esta leve tribulación momentánea produce en nosotros un cada vez más excelente y eterno peso de gloria; no mirando nosotros las cosas que se ven, sino las que no se ven; pues las cosas que se ven son temporales, pero las que no se ven son eternas.” (2 Corintios 4:16-18)

"Vosotros os alegráis, aunque ahora por un poco de tiempo, si es necesario, tengáis que ser afligidos en diversas pruebas, para que sometida a prueba vuestra fe [...] sea hallada en alabanza, gloria y honra cuando sea manifestado Jesucristo, a quien amáis sin haberle visto, en quien creyendo, aunque ahora no lo veáis, os alegráis con gozo inefable y glorioso” (1 Pedro 1:6–8)  

3. Una Fe que mueve a la acción

Para terminar, el ejemplo de Moisés nos desafía -así como lo han hecho otros personajes en nuestro estudio- por medio de una fe que mueve a la acción. La verdadera fe es una convicción profunda, que no está limitada a una creencia intelectual, sino que se refleja en las decisiones que tomamos, y en las acciones que realizamos, incluso en la dirección contraria de lo que podríamos considerar “normal” o “esperable”, cuando hay una verdad o una promesa de Dios en juego. Fue la fe de Moisés la que lo llevó a ir contra la corriente de su herencia egipcia para tomar su lugar con los hebreos, y fue esta misma fe la que lo hizo prepararse, la última noche en Egipto, para eventos que aún no ocurrían. Somos llamados a tomar esta misma actitud valiente y decidida, de ir incluso en contra de la corriente de lo que se considera una “vida normal” hoy en día, cuando se trata de ser consecuentes con lo que creemos.




Notas

[1] R. T. France, "Hebrews" en The Expositor’s Bible Commentary: Hebrews–Revelation (Revised Edition), eds. Tremper Longman III y David E. Garland, Vol. 13. (Grand Rapids, MI: Zondervan, 2006).

[2] Joseph Angus, "Hebrews" en Popular Commentary On The New Testament,
ed. Phillip Schaff, vol. IV (New York: Charles Scribner's Sons, 1879-1890), eSword 12, disponible también en línea, https://www.studylight.org/commentaries/scn/hebrews.html

[3] Robert Jamieson, A. R. Fausset y David Brown, Commentary Critical and Explanatory on the Whole Bible, vol. 2. (Oak Harbor: Logos Research Systems, Inc., 1997); ver también John Peter Lange, Commentary on the Holy Scriptures: Critical, Doctrinal, and Homiletical (c. 1863)
, eSword 12, disponible también en línea, https://www.studylight.org/commentaries/lcc.html

[4] Jamieson, Fausset y Brown afirman que una tercera razón sería que el Éxodo es un movimiento que hace Israel en general, no sólo Moisés, y que esta fe “grupal” no aparece hasta Hebreos 11:29. Sin embargo, se podría decir lo mismo de la celebración de la Pascua y el rociamiento de la sangre, pero a pesar de eso, estas dos cosas son mencionadas como ejemplos de la fe de Moisés, en lugar de la fe de todo el pueblo (Commentary Critical and Explanatory on the Whole Bible)

[5] “Kartereō” y “Kratos” en James Strong, Strong's Exhaustive Concordance (1890),
eSword 12.

[6] France,
The Expositor’s Bible Commentary: Hebrews–Revelation, y Zane Hodges, "Hebrews", en The Bible Knowledge Commentary: An Exposition of the Scriptures, ed. J. Walvoord y R. Zuck, vol. 2 (Wheaton, IL: Victor Books, 1985).


A menos de que se indique lo contrario, todas las citas bíblicas son tomadas de la versión Reina Valera 1960 (RVR60)
Foto: "Los padres de Moisés" por Isaac Asknaziy (1891). Dominio público
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