14 de abril de 2022

Un Tiempo Para Tener Sed

[Breve mensaje de Viernes Santo, compartido el año 2017 en mi iglesia local]

Después de esto, sabiendo Jesús que ya todo estaba consumado, dijo, para que la Escritura se cumpliese: Tengo sed.” (Juan 19:28)

Es cierto, cuando consideramos esta expresión de Jesús en la cruz, uno podría sumergirse en la profundidad de significado que tiene el tener sed. La sed es distintiva del proceso de crucifixión que ha pasado el Señor hasta ahora, y habla de Su humanidad. También podríamos ver una dimensión espiritual de la sed, que nos habla de cansancio y necesidad. Sería posible considerar, además, el cumplimiento de la Escritura, que por sí solo nos alcanzaría para una reflexión completa. Pero en este pasaje, el evangelista nos hace una indicación más, que nos dice mucho de este momento en la cruz:

"Sabiendo Jesús que ya todo estaba consumado, dijo…"

Jesús expresa Su sed porque sabía que ya había cumplido con lo que debía hacer. Quizás aun faltaban algunos pasos hasta Su resurrección, pero la tarea de la cruz ya estaba terminada. No nos equivoquemos: Jesús ya lleva varias horas con una sed desesperante gracias a la pérdida de sangre, sin contar el calor del día y el estar en ayunas desde la noche anterior. Pero no la ha expresado hasta ahora, porque -probablemente- no era el momento.

Ya que la Escritura debía cumplirse (Salmos 69:21), el Señor sabía que si anunciaba Su sed en algún momento, recibiría el vino ácido que bebían los soldados y la gente del pueblo, para aliviar un poco su sed. Pero no era posible; no mientras no estuviera todo consumado. Jesús tenía que sufrir la sed. Pero no sólo la sed: el dolor, la agonía, la soledad, el quebrantamiento de espíritu; todo era necesario, porque el pago debía estar a la altura de la deuda. “La paga del pecado es muerte” escribiría más tarde el apóstol Pablo (Romanos 6:23), y nuestro Señor estaba saldando la deuda del mundo entero con Su cruz.

No, antes no era tiempo de calmar Su sed. Tampoco era el momento de aliviar Su dolor, razón por la cual no aceptó el primer bebestible que le ofrecieron (Marcos 15:23), una mezcla de vino y mirra, que producía un efecto narcótico y habría dormido Su sensibilidad. No; el precio debía ser pagado en su totalidad, la copa debía ser bebida hasta la última gota, y hasta que esto no ocurrió, Jesús no hizo concesiones ni pidió un "tiempo fuera".

Sólo cuando esta obra dolorosa estuvo terminada, recién se abrió la posibilidad de tener algún alivio, algún refresco para poder tener fuerza antes del momento final. Aún tenía que anunciar que estaba todo terminado; aún tenía que encomendar Su espíritu al Padre. Algo de líquido sería útil antes de llegar a la meta. Pero la espera de Jesús hasta este momento, al igual que toda Su vida, nos enseña el significado de la palabra “devoción”, una devoción que siempre puso Su misión celestial por encima de Su bienestar terrenal. Nosotros queremos la comodidad antes que el deber; pero Él prefirió sufrir Su sed para darnos salvación.




A menos de que se indique lo contrario, todas las citas bíblicas son tomadas de la versión Reina Valera 1960 (RVR60)



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