Después de algunos meses de dejar descansar el tema, es tiempo de que volvamos a abordar nuestro estudio de los Testigos de Jehová y su enseñanza. Para esto, nos encontramos leyendo su publicación titulada ¿Qué Enseña Realmente La Biblia?, la cual nos presenta un resumen de la doctrina de los Testigos y su forma de pensar acerca de distintas áreas de la vida.
Retomemos entonces nuestra lectura en el capítulo 7, donde se nos introduce a la doctrina de la resurrección de los Testigos. Como de costumbre, iniciamos con el resumen del capítulo, para destacar lo bueno y criticar lo equivocado en las siguientes entradas.
(Recuerden que pueden seguir la lectura en línea o descargar el libro en esta dirección).
Capítulo 7: Verdadera esperanza para los seres queridos que han muerto (pp. 66-75)
Los autores parten esta nueva sección proyectando en nuestra imaginación la imagen de un enemigo letal, invencible e inevitable que nos persigue. Tal situación, ellos señalan, es real: cada uno de nosotros somos perseguidos por la muerte, la cual eventualmente nos alcanzará, así como hemos visto que ha alcanzado a otros. No obstante Dios, quien es nuestro rescatador, es más poderoso que la muerte, y puede derrotarla. De hecho, ha prometido hacerlo de una vez por todas, como señala 1 Corintios 15:26 (p. 66).
Frente al dolor, la tristeza y la impotencia que provoca experimentar la muerte de un ser querido, no estamos solos. En estos momentos, la Biblia -la Palabra de Dios- nos trae consuelo, pues nos ayuda a saber qué piensan Jesús y Dios (quien es representado por Jesús perfectamente) acerca de la muerte. Por ejemplo, en el episodio del fallecimiento de su amigo Lázaro (Juan 11), Jesús nos deja ver poco de esta actitud divina al entristecerse y conmoverse, incluso llorar junto a las demás personas que despedían a Lázaro (vv. 33, 35). Después de esto, no obstante, Jesús hizo un milagro mediante el poder de Dios y resucitó a su amigo, mostrando la capacidad de Dios de derrotar a la muerte (p. 67-68).
Los autores prosiguen indicando que el episodio de Lázaro no es aislado, sino que hay 9 ocasiones a lo largo de la Biblia en las cuales Dios ha mostrado su poder obrando una resurrección. Estos hechos milagrosos causaron gran alegría y fueron llevados a cabo entre la gente sin hacer distinción de edad, sexo ni nacionalidad. Si bien todas las personas que fueron resucitadas volvieron a morir, el hecho de que Dios haya obrado estos milagros nos da esperanza en Su poder de vencer a la muerte.
Examinando el relato de la resurrección de Lázaro, los Testigos confirman la conclusión a la cual llegaron en el capítulo anterior: los muertos no saben nada, ni tienen conciencia, pues Lázaro nunca habló acerca de alguna experiencia que hubiera tenido en el plano sobrenatural durante sus cuatro días de estadía en la tumba. Ellos también señalan que la resurrección de este hombre fue una poderosa comprobación del ministerio de Jesús, al ser un milagro presenciado por una multitud de personas, de tal manera que ni siquiera sus enemigos, los líderes religiosos, se atrevieron a negarlo (p. 70).
Los autores mencionan además la capacidad que Dios tiene de poder traer a las personas de regreso a la vida. Siendo Él el Creador de la vida, y alguien con una increíble memoria e inteligencia, Él puede "recrear" las vidas de quienes han fallecido (p. 71).
El plan definitivo de Dios incluye resucitar a las personas, pero no en este mundo "lleno de guerras, delitos y enfermedades", sino en el paraíso terrenal libre de toda maldad que Él creará al final de los tiempos. De esta manera, quienes hayan resucitado podrán ser felices eternamente (p. 72)
Pero esto no es todo: también volverán a la vida aquellas personas "que ni siquiera tuvieron la oportunidad de conocer a Jehová, de modo que no le sirvieron ni hicieron su voluntad". De acuerdo a los Testigos, Dios les dará tiempo en esta nueva Tierra, durante un período de mil años, para que ellos le conozcan y le sirvan mientras están reunidos con los creyentes. No obstante, un pequeño número de personas malvadas, que Él sabe que no quieren cambiar, no serán resucitadas (p. 73)
Existe, de acuerdo a los autores, otro tipo de resurrección, la "resurrección como ser espiritual para vivir en el cielo". Después de ser ejecutado por los romanos, Jesús murió, pero no fue dejado por Dios en la tumba, sino que fue vivificado por Él en el espíritu (1 Pedro 3:18; 1 Corintios 15:3-6). Jesús es el primer ejemplo de esta clase de resurrección, pero no el último, pues existe un "rebaño pequeño", un grupo especial de 144.000 personas (de acuerdo a la interpretación que ellos hacen de Apocalipsis 14:1) que también tendrán esta clase de resurrección celestial.
Para el resto de la humanidad, sin embargo, la esperanza es "resucitar en el futuro en una Tierra convertida en un paraíso", después de que Dios derrote a la muerte y termine con ella para siempre (p. 74).
Hasta aquí el resumen del capítulo 7. Nuevamente, la cantidad de datos curiosos y lecturas innovadoras que los Testigos nos entregan da el presentimiento de que la crítica de este capítulo será bastante entretenida. Antes, sin embargo, nos concentraremos en reconocer lo bueno que hay en lo que ellos nos han presentado.
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