12 de diciembre de 2017

Leyendo a los Testigos - Cap. 6 - Parte 1: ¿Qué sucede después de la muerte?

(Este post es parte de la serie Leyendo a los Testigos, que puedes encontrar completa aquí)

Es tiempo de que retomemos nuestro estudio de las enseñanzas de los Testigos de Jehová, lo que estamos haciendo a través de su libro ¿Qué Enseña Realmente la Biblia? Es posible que, si se acercan a algún stand de los Testigos donde ellos reparten su literatura dentro de la ciudad, puedan ver este pequeño tomo color amarillo y más grueso que el resto de las publicaciones. Aquí los Testigos resumen sus principales doctrinas, de tal manera que estudiándolo podemos conocer el pensamiento de este grupo desde su fuente y evaluarlo de manera justa y sin prejuicios.

En esta ocasión partiremos desde nos quedamos la última vez, es decir, iniciando el capítulo 6. La forma de estudiarlo seguirá siendo la misma que hemos seguido hasta ahora: Primero, resumiré el contenido del capítulo en la forma más objetiva posible. Luego, destacaré los puntos positivos que presenten los Testigos dentro de su enseñanza (dependiendo del capítulo, estas dos primeras partes pueden estar contenidas en un solo post). Finalmente, haré una evaluación crítica del capítulo, con lo que veremos si efectivamente la enseñanza de los Testigos corresponde a lo que la Biblia dice.

Pasemos, entonces, a ver qué es lo que ellos piensan acerca de la muerte y lo que hay más allá de ella.

(Recuerden que pueden seguir la lectura en línea o descargar el libro en esta dirección).


Capítulo 6: ¿Dónde están los muertos? (pp. 57-65)


Los Testigos comienzan comentando el hecho de que las respuestas a preguntas tan profundas como "¿qué sucede al morir?" o "¿por qué morimos?" nos interesan a todos los seres humanos, sin importar nuestra condición o lugar geográfico. Las religiones ofrecen distintas alternativas; algunas enseñan que luego de la muerte las personas reciben recompensas o castigos eternos, otras, señalan que nos reunimos con los espíritus de nuestros antepasados, y otras, que existe una reencarnación (p. 57)

Estas creencias comparten la idea básica de que una parte de nosotros sigue viviendo cuando el cuerpo muere, es decir, que de alguna manera particular los seres humanos seguimos viviendo para siempre, y conservamos en este "estado" capacidades como oír, ver o pensar. Sin embargo -los autores plantean- esta idea es problemática, pues nuestros sentidos y pensamiento dependen del cerebro, el cual deja de funcionar cuando fallecemos, y por lo tanto, dejan de existir junto con él.

Desde el punto de vista de los Testigos, la Biblia enseña con toda claridad en qué estado se encuentran los difuntos: cuando una persona muere, deja de existir. Para esto el razonamiento es obvio, pues ya que la muerte es lo contrario de la vida, se deduce que los muertos no ven, ni oyen, ni piensan. Desde su perspectiva, no existe un alma o espíritu inmortal. En apoyo a esta enseñanza, ellos incluyen los pasajes de Eclesiastés 9:5, 6, 10, y Salmos 146:4 (p. 58)

Otra imagen que Jesús utiliza para la muerte es el descanso del sueño. En el episodio de la resurrección de Lázaro (Juan 11:11-14), Él sostuvo que Su amigo estaba durmiendo, es decir, era inconsciente de todo. La Biblia también habla del discípulo Esteban "durmiendo" al ser martirizado (Hechos 7:60) y Pablo señala que algunas personas de su tiempo habían "dormido" en la muerte (1 Corintios 15:6). Los autores indican que todo esto apunta a que no seguimos viviendo después de la muerte, sino que dejamos de existir (p. 59).

Dios no quería que las personas murieran, sino que vivieran eternamente (p. 60), pero la muerte vino a la raza humana por causa de la desobediencia de Adán y Eva, como ya hemos visto (p. 61-62). En este punto, los Testigos reafirman su posición al recordar lo que Dios dijo a Adán luego de este primer pecado, que él volvería al polvo del cual había salido (Génesis 3:19; ver Génesis 2:7). En otras palabras, Adán dejaría de existir como ser humano, y al igual que el polvo del que había sido formado, no tendría vida. Gracias a la primera pareja, todos sufrimos esta terrible enfermedad hereditaria llamada muerte, pero Dios ha proporcionado el rescate para liberarnos de ella (p. 63)

El saber que los muertos no sufren ni sienten dolor, ni hay que tenerles miedo, y que no necesitan nuestra ayuda ni pueden ayudarnos (algo que se utiliza para engañar a la gente a cambio de dinero) es todo un consuelo. Lamentablemente, de acuerdo a los Testigos, Satanás ha engañado de tal manera a las religiones que muchas de ellas sostienen que las personas seguirán viviendo como espíritus después de morir. Esta mentira incluso sería usada por él para alejar a las personas de Dios, haciéndoles creer que existe un tormento eterno para los malos. Los autores sugieren que esta creencia insulta a Dios, quien es un Dios de amor y no atormentaría a nadie de esa manera, citando en su apoyo 1 Juan 4:8. Así como nosotros no castigamos a nuestros hijos con tal dureza por desobedecernos, sino que consideraríamos cruel a cualquier padre que lo haga, tampoco debemos creer que Dios actúa de esa forma con respecto a los seres humanos (p. 64).

Finalmente, los autores señalan que el aprender la verdad bíblica sobre los muertos no solo nos ayuda a ser libres de las falsas enseñanzas religiosas, sino que esto también arroja luz sobre otras doctrinas como la de vivir eternamente en el Paraíso (p. 65).


Esta es una vista general del contenido del capítulo. En el próximo post, detallaré los puntos destacables que presentan los Testigos, y comenzaremos con la evaluación crítica, que revelará si efectivamente la Biblia está de acuerdo con su perspectiva del "más allá".




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