25 de julio de 2017

Leyendo a los Testigos - Parte 13: Más Que Un Regalo, Más Que Un Rescate

(Este post es parte de la serie Leyendo a los Testigos, que puedes encontrar completa aquí)

Una vez más es tiempo de examinar el libro de los Testigos de Jehová, ¿Qué Enseña Realmente la Biblia?, con el fin de conocer de primera fuente, comprender y evaluar el pensamiento de este grupo con el cual más de una vez nos hemos encontrado en nuestras puertas. Nos encontramos examinando el capítulo 5, "El rescate, el mayor regalo de Dios", el cual resultó ser bastante cercano al testimonio bíblico. Con todo, existen algunos detalles que saltan a la vista, y vale la pena comentarlos.

En esta ocasión, no obstante, no voy a referirme a otros puntos controversiales que ya hemos abordado en entradas anteriores. Por ejemplo, la frase de la p. 50 que describe a Jesús como el "hijo espiritual más amado" de Dios es un cuestionamiento sutil a la divinidad del Señor que ya tratamos en la parte 10; igualmente, la alusión en la misma página al Espíritu Santo como una fuerza impersonal (noten el uso de minúsculas en la palabra 'espíritu') es una negación de Su personalidad que ya consideramos en la parte 9. Por esto, sólo nos limitaremos a revisar aquellos puntos cuestionables que no hayan aparecido anteriormente.

(Recuerden que pueden seguir la lectura en línea o descargar el libro en esta dirección).

Lo Curioso: Cupos limitados para la Cena del Señor


En la p. 55, después de señalar algunas formas de agradecer el rescate que nos ha sido regalado, los autores comentan en relación a la Cena del Señor:

"Al asistir a esta celebración anual, también demostramos nuestro agradecimiento por el rescate"

Es probable que a varios de ustedes les llame la atención, al igual que a mí, este punto sobre la Santa Cena como una "celebración anual", ya que dentro de la tradición de las iglesias cristianas estamos lejos de tener una regla establecida en cuanto a su frecuencia. Existen distintos puntos de vista en este campo, pero la Biblia al menos deja abierta la posibilidad de que la iglesia celebrara la Cena del Señor semanalmente o de vez en cuando dentro del año [1]. Por el momento nos quedaremos aquí y lo consideraremos como una curiosidad de los Testigos, pero -como veremos más adelante- en uno de los apéndices del libro ellos argumentan que la Cena reemplazó a la Pascua judía, y por eso debe celebrarse el mismo día, una sola vez al año. Eso ya es bastante más cuestionable, pero por ahora no viene al caso extendernos más sobre este punto.


Lo Incompleto: Regalo, Rescate, Reconciliación


La principal crítica que pudiera hacerse a este capítulo es su visión limitada de la obra de Jesús en la cruz, y las razones que la hicieron necesaria. Los autores nos muestran una perspectiva que es correcta, donde el sacrificio de Cristo funciona como un rescate que compensa el pecado de Adán y anula sus consecuencias. Sin embargo, la Biblia nos habla de otro aspecto que los Testigos omiten: la muerte de Jesús también fue un sacrificio por los pecados de cada persona. Una y otra vez se nos dice que Jesús murió, pero no sólo por el primer pecado de Adán, sino por todos los demás que él, Eva y sus descendientes cometieron durante su vida. Eso nos incluye: la cruz es el pago de todos los pecados que cada uno de nosotros cometimos en el pasado y cometeremos en el futuro (Romanos 4:25; 1 Corintios 15:3; Gálatas 1:4; Hebreos 1:3; 1 Pedro 2:24, etc.).

¿Por qué tuvo que ser así? Porque, como ya lo hemos visto antes, si bien es cierto que la imperfección moral y la muerte son una herencia de la primera pareja, nosotros mismos hemos tomado la decisión de desobedecer a Dios, y estamos en una posición de culpabilidad, de alejamiento y enemistad con Él. ¿Cómo se soluciona esto? Sufriendo la consecuencia del pecado, que es la muerte y la separación de Dios (Romanos 5:23; 6:23). ¿Cómo es posible salvarnos? La única posibilidad es que, de alguna manera, alguien inocente intercambie lugares con nosotros, sufriendo nuestro castigo y regalándonos su vida. Esta es la esencia de todo el sistema de sacrificios del Antiguo Testamento. Y es precisamente lo que sucedió: tal como lo anunció Isaías, el Mesías, el Hijo de Dios, fue herido por nuestras rebeliones y quebrantado por nuestros pecados; Él recibió el castigo que nos trajo la paz y Sus heridas nos sanaron (Isaías 53:3-6). Esa es la razón por la que la muerte del Señor fue tan cruel, si quisiéramos responder a la pregunta de la p. 51.

Esto es algo que parece completamente ausente de la perspectiva de los Testigos, pero la Biblia lo subraya una y otra vez: la cruz de Jesús es un rescate, pero es principalmente un sacrificio. Nuestro Señor no sólo tuvo que compensar el error de Adán; Él tuvo que ofrecerse en lugar de cada uno de nosotros para salvarnos de la consecuencia de nuestros propios delitos y ofensas contra Dios.


Lo Errado: Resucitado en carne y hueso


En la p. 51, mientras los autores describen la muerte y resurrección de Jesús, leemos:

"Al tercer día de su muerte, Jehová lo resucitó como criatura espiritual"

En una lectura rápida es posible que pasen desapercibidos dos errores que están contenidos en esta simple frase, "criatura espiritual". Del primero ya hemos hablado bastante en entradas anteriores de la serie: la Biblia no apoya la idea de que Jesús sea una criatura; por el contrario, Él es el Creador. El segundo es un poco más sutil, y tiene que ver con la naturaleza de la Resurrección. Si retrocedemos algunas páginas en el libro, encontraremos qué es lo que quieren decir los Testigos con "criatura espiritual":


"De hecho, el propio Jesús dijo en muchas ocasiones que antes de nacer como hombre había vivido en el cielo [...] Allí era una criatura espiritual que disfrutaba de una relación especial con Jehová." [2]

Criatura espiritual en este contexto es la clase de ser que son los ángeles, los cuales no tienen un cuerpo físico. Afirmar que Cristo fue resucitado "como criatura espiritual", por lo tanto, es otra forma de decir que Él simplemente fue "traído de vuelta" de la muerte sin Su cuerpo de hombre. El problema es que la Biblia enseña algo distinto acerca de la Resurrección.

El pasaje más claro sobre este tema lo encontramos en Lucas, en el relato de la aparición de Jesús a Sus discípulos luego de la crucifixión:


"Todavía estaban ellos hablando de estas cosas, cuando Jesús se puso en medio de ellos y les dijo: «¡La paz sea con ustedes!» Ellos se espantaron y se atemorizaron, pues creían estar viendo un espíritu; pero Jesús les dijo: «¿Por qué se asustan? ¿Por qué dan cabida a esos pensamientos en su corazón? ¡Miren mis manos y mis pies! ¡Soy yo! Tóquenme y véanme: un espíritu no tiene carne ni huesos, como pueden ver que los tengo yo.» Y al decir esto, les mostró las manos y los pies. Y como ellos, por el gozo y la sorpresa que tenían, no le creían, Jesús les dijo: «¿Tienen aquí algo de comer?» Entonces ellos le dieron parte de un pescado asado, y él lo tomó y se lo comió delante de ellos" (Lucas 24:36-43, RVC)

No es necesario agregar mucho a lo que dice el Señor: una criatura espiritual no tiene carne ni huesos como Él tuvo al levantarse de entre los muertos, ni tampoco puede comer. El pasaje donde Jesús se aparece a Tomás (Juan 20:24-27) tiene la misma implicación: Él no sólo resucitó espiritualmente, también lo hizo con el mismo cuerpo físico que recibió los clavos y la lanza. La tumba, como lo afirma cada Evangelio, efectivamente quedó vacía (Mateo 28:5-7; Marcos 16:5-7; Lucas 24:2-6; Juan 20:3-7). El mismo Jesús que caminó por Galilea fue el que regresó en gloria. Los Testigos están equivocados en esta ocasión.


Con esto terminamos nuestra revisión del capítulo 5 del libro. El siguiente tema que abordan los autores no es menos interesante: ellos titulan el capítulo 6, "¿Dónde están los muertos?" e intentan dar respuesta a esta y otras preguntas sobre la muerte. Con toda seguridad, también tendremos una dosis de controversia, pues es sabido que los Testigos tienen una visión muy particular de lo que ocurre al final de la vida humana, en contraste con la enseñanza cristiana tradicional. Eso nos ocupará en la próxima entrada de la serie.





Referencias

[1] Todo depende de la forma en que se interprete la acción de "partir del pan" en pasajes como Hechos 2:42 o 20:7. Si ella se refiere al repartimiento del pan de la Cena del Señor, entonces esto es evidencia de que los primeros cristianos realizaban esta práctica con frecuencia. Por otro lado, el lenguaje de 1 Corintios 11:17-22, 27-34 no parece reflejar una costumbre anual, sino un acontecimiento que se repite en el tiempo, al menos de una manera paralela a las reuniones de la Iglesia.

[2] Testigos de Jehová, ¿Qué Enseña Realmente la Biblia?, p. 41



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