14 de noviembre de 2016

Leyendo a los Testigos - Parte 9: El Espíritu Santo, Un "Alguien", No Un "Algo"

(Este post es el noveno de la serie Leyendo a los Testigos. Puedes encontrar la serie completa aquí)

Una vez más, les doy la bienvenida a la serie Leyendo a los Testigos, donde buscamos conocer de primera mano lo que los Testigos de Jehová creen y enseñan acerca de Dios y Su relación con los seres humanos. Para esto, hemos tomado como referencia su libro ¿Qué Enseña Realmente la Biblia?, evaluando (en base a la Biblia) capítulo a capítulo lo correcto y lo incorrecto de las ideas que ellos nos presentan. En esta ocasión, y siguiendo la línea del post anterior, vamos a continuar revisando el capítulo 4, ¿Quién es Jesucristo? para poder identificar los puntos cuestionables y equivocados de su contenido.

(Recuerden que pueden seguir la lectura en línea o descargar el libro en esta dirección).

Lo Cuestionable (2): ¿Origen o Salida?


Al comenzar su descripción de Jesús como una criatura espiritual, los Testigos señalan lo siguiente:

"La Biblia enseña que Jesús vivió en el cielo antes de venir a la Tierra. Por ejemplo, además de predecir que el Mesías nacería en Belén, el profeta Miqueas indicó que su origen tuvo lugar en 'tiempos tempranos' (Miqueas 5:2)" [1]

Si bien es cierto que los autores nos presentan este pasaje para indicar que Jesús existió espiritualmente mucho tiempo antes de nacer como hombre, el hecho de que ellos mencionen el origen del Mesías en el texto también parece colaborar con su enseñanza de que Él -siendo un ser creado por Dios- tuvo un comienzo o una "fecha de nacimiento" celestial. Pero en realidad, el afirmar esto en base a Miqueas 5:2 no es tan fácil, por dos razones. En primer lugar, porque
origen no es la única traducción posible para la palabra hebrea motsaá que el profeta utiliza. Este término es la variante femenina de la raíz motsá, que tiene dos significados principales según varios diccionarios [2]: salida en el sentido de "origen" (el punto desde donde se sale) y salida en el sentido de "egresar" (el acto de salir). Mientras que los Testigos se centran en la primera definición (un "punto de partida" de la existencia para el Mesías), nada impide que el profeta esté utilizando la segunda definición para expresar que el Mesías ya estaba presente y actuando en la eternidad. (Esta es la definición que utiliza, por ejemplo, la versión Reina Valera 1960). De hecho, la misma palabra motsá se traduce como "salida" en otros pasajes para describir la actividad de alguien, ya sea de Dios o de seres humanos, y no su origen o nacimiento:

"Y conoceremos, y proseguiremos en conocer a Jehová; como el alba está dispuesta Su salida [motsá], y vendrá a nosotros como la lluvia, como la lluvia tardía y temprana a la tierra." (Oseas 6:3, RV60)

"Tú conoces a Abner hijo de Ner. No ha venido sino para engañarte, y para enterarse de tu salida [motsá] y de tu entrada, y para saber todo lo que tú haces." (2 Samuel 3:25, RV60)

En segundo lugar, aunque
origen fuera la traducción correcta en el pasaje de Miqueas, esto no necesariamente significa que el Mesías tiene un comienzo porque estamos hablando del género bíblico de profecía. Esto es precisamente uno de los puntos que les compartí cuando conversamos sobre aprender a interpretar la Biblia: para poder entender cada texto, debemos conocer su género, es decir, el estilo que su autor utilizó para escribir el mensaje. En este caso, si recordamos que la profecía utiliza muchos símbolos y lenguaje figurado, nos daremos cuenta de que el profeta quizás no tenía en mente un origen literal para el Mesías, aunque sus palabras dieran esa impresión. Algo parecido sucede cuando el profeta Daniel habla de Dios como si fuera un "Anciano de Días" o de gran edad (Daniel 7:9); esto no significa que Dios literalmente haya cumplido muchos años desde Su nacimiento, pues Él es eterno y sin comienzo, y tampoco cambia con el tiempo. Es sólo la forma de hablar del género de profecía en la Biblia.

Lo Errado (1): Jesús, antes de ser Cristo


Volvamos atrás para revisar una afirmación más controversial. Acerca del bautismo de Jesús, que se registra en Mateo 3:13-17, los autores escriben:

"Aquel día, cuando el espíritu santo -es decir, la fuerza activa de Dios- se derramó sobre él, Jesús llegó a ser el Mesías, o Cristo, la persona elegida para ser Caudillo y Rey (Isaías 55:4)" [3]

Por el momento dejemos el comentario acerca del Espíritu Santo de lado, ya que lo examinaremos en el siguiente punto. La afirmación que resulta cuestionable en este caso es que Jesús se convirtió en Mesías (o Cristo) en el momento de Su bautismo en el río Jordán. Puesto que Mesías significa "Ungido", el razonamiento de los Testigos en principio tiene bastante sentido: Jesús llegó a ser el Mesías el día en que fue ungido con el Espíritu Santo, es decir, el día en que Juan el Bautista lo bautizó.

Sin embargo, el concepto de
Ungido va un poco más profundo que eso. En el Antiguo Testamento, la frase "ungido de Jehová" se refería específicamente al rey de Israel, y por extensión, ungido llegó a ser equivalente al concepto de "rey", como ya lo habíamos notado antes. En particular, Dios prometió un Rey que sería único y especial: Él sería "el Ungido", y reinaría para siempre. ¿Cuál es el punto? Que como vimos en la parte 6 de esta serie, Jesús no fue elegido, sino que siempre fue Rey; por lo tanto, en términos de realeza y majestad, Él no se volvió "el Ungido" en Su bautismo. Él siempre fue "el Ungido".

El testimonio del Nuevo Testamento está de acuerdo con este punto. En primer lugar, los Evangelios constantemente nos indican que Cristo -el Ungido- no es otra persona que el Hijo de Dios (Mateo 16:16, Marcos 14:61; Juan 6:69, 11:27; 20:31). Por esa razón, si ambos conceptos en realidad son equivalentes, decir que Jesús se convirtió en Cristo durante Su bautismo sería tan incorrecto como decir que Él se convirtió en el Hijo de Dios en ese momento. Por otra parte, los evangelistas también registran que Jesús fue considerado Cristo desde el mismo momento de Su nacimiento. Por ejemplo, el ángel que anuncia a los pastores el nacimiento de Jesús declara con toda seguridad que quien había nacido "es Cristo el Señor" (Lucas 2:11), mientras que los sabios de oriente que buscaban al Señor lo reconocen como el Rey prometido de los judíos, el Cristo, ¡y hasta lo consideran alguien digno de ser adorado! (Mateo 2:1-4, 11). Finalmente, los apóstoles asumen en varias ocasiones dentro de sus cartas que Jesús era Cristo desde antes de venir a la tierra (Filipenses 2:5-8; 1 Timoteo 1:15, 1 Pedro 1:10-11; 1 Corintios 10:1-4).


Lo Errado (2): Un "Alguien", no un "algo"


¿Recuerdan cuando observamos en la parte 4 la curiosa forma en que los Testigos se refieren al Espíritu Santo en su versión de la Biblia, la Traducción del Nuevo Mundo? Pues bien, el pasaje citado en el punto anterior nos confirma que ellos no consideran al Espíritu Santo como una persona (un "alguien") sino como una fuerza o energía no personal (un "algo"), no muy diferente a lo que es "la Fuerza" en el universo Star Wars. Sin embargo, esta enseñanza es muy difícil de sostener en base a la Biblia: el testimonio constante que encontramos en ella es que el Espíritu Santo es un Ser personal. Intentando no alargar demasiado este post, veamos dos razones específicas para estar en desacuerdo con los Testigos.

El primer tipo de evidencia que podemos encontrar está en la forma en que el Nuevo Testamento se refiere al Espíritu, por ejemplo, en los siguientes pasajes:


"Pero cuando venga el Consolador, el Espíritu de verdad, el cual procede del Padre y a quien yo les enviaré de parte del Padre, él dará testimonio acerca de mí." (Juan 15:26, RVC)

"Pero cuando venga el Espíritu de verdad, él los guiará a toda la verdad; porque no hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oiga, y les hará saber las cosas que habrán de venir. Él me glorificará, porque tomará de lo mío y se lo hará saber." (Juan 16:13-14, RVC)

Como podemos ver, al hablar del Espíritu Santo, el apóstol Juan usa expresiones personales como "él" o "quién", algo que no se podría hacer con una fuerza espiritual. El apologista William Lane Craig además comenta sobre la expresión "el cual" en Juan 15:26, citado arriba:


"Es interesante notar que la distinción de la persona del Espíritu es enfatizada en este versículo en el hecho de que Juan eventualmente viola las reglas gramaticales del griego al usar el pronombre masculino para referirse al Espíritu, aún cuando en griego la palabra 'espíritu' es neutra -es 'to pneuma', un sustantivo neutro. Y sin embargo, cuando dice en el versículo 26 'el Espíritu de verdad, el cual procede del Padre', 'el cual' es un pronombre masculino en lugar de un pronombre neutro. Así que Juan no llamaría al Espíritu Santo 'eso' - el Espíritu Santo no es un 'eso'; es una persona" [4]

Por otra parte, existe una segunda razón en estos mismos pasajes que indica claramente que el Espíritu es una persona: las cosas que Él hace sólo las puede hacer un "alguien". El Espíritu Santo da testimonio, guía, habla, oye y glorifica. Otros pasajes del Nuevo Testamento nos dicen más todavía: Él tiene una voluntad (1 Corintios 12:11), tiene una mente que lo sabe todo (1 Corintios 2:10-11), anhela o desea (Santiago 4:5), se entristece (Efesios 4:30), etc. Está de más decir que una fuerza es incapaz de hacer cualquiera de estas cosas.


Espero que no se hayan sentido demasiado incómodos con la aparición de palabras en hebreo y en griego. En este caso, era necesario revisar los idiomas originales porque -como lo notarán cada vez más al avanzar la serie- la
Traducción del Nuevo Mundo es muy distinta a las versiones tradicionales de la Biblia, especialmente en estos temas críticos como la identidad de Jesús o del Espíritu Santo, y es importante verificar si la información bíblica que ellos nos entregan es correcta.

Este capítulo es tan controversial que aún quedan varios puntos por examinar, así que continuaremos el análisis crítico en la próxima parte de la serie.




Referencias

[1] Testigos de Jehová, ¿Qué Enseña Realmente la Biblia? p. 41

[2] "H4161, Motsá" en el
Diccionario de Palabras Originales del Antiguo y Nuevo Testamento de James Strong. Ver también la misma palabra en el Diccionario Expositivo de Palabras del Antiguo y Nuevo Testamento de William E. Vine y en el Léxico Hebreo-Caldeo de F. Wilhelm Gesenius

[3] ¿Qué Enseña Realmente la Biblia? p. 38

[4] "Doctrine of the Trinity (Part 4)", William Lane Craig, Clase dominical
Defenders, Temporada 2 [Traducción mía]




¡Comparte este post!

No hay comentarios.:

Publicar un comentario