Nos encontramos estudiando capítulo a capítulo el libro publicado por los Testigos de Jehová titulado ¿Qué enseña realmente la Biblia? Desde el post anterior, nos estamos estacionados en el capítulo 4, el cual está dedicado a Jesús. En esa ocasión hicimos un resumen del contenido del capítulo, y un reconocimiento de los puntos bíblicamente correctos que los Testigos nos plantearon. Esta vez (y durante las próximas entregas de esta serie) la idea es tomar nuevamente la Biblia para evaluar la imagen de Jesús que su libro nos presenta, y descubrir si existen debilidades o errores en ella. En forma especial, vamos a concentrarnos en examinar si ellos están en lo correcto al afirmar que Jesús no es Dios, o si en realidad la Biblia apoya la declaración central de los cristianos a lo largo de la historia: que Él es Dios hecho hombre.
(Recuerden que pueden seguir la lectura en línea o descargar el libro en esta dirección).
Lo Curioso: ¿Vida Eterna Requiere Relación Personal?
A poco andar desde el comienzo de la lectura, encontramos una primera afirmación sobre Jesús que llama la atención por lo curiosa que resulta cuando la comparamos con lo que se enseña en el resto del capítulo. Se nos dice que:
"Es importante que usted sepa la verdad sobre Jesús. ¿Por qué? Porque la Biblia dice: 'Esto significa vida eterna, el que estén adquiriendo conocimiento de ti, el único Dios verdadero, y de aquel a quien tú enviaste, Jesucristo' (Juan 17:3)" [1]
Ya que los Testigos defienden en este capítulo la posición de que Jesús no es Dios, sino un ser espiritual creado por Él, ¿no es extraño que la Biblia declare que la vida eterna no está relacionada únicamente con el conocimiento de Dios, sino también con el conocimiento de una criatura? La Traducción del Nuevo Mundo que ellos utilizan "suaviza" también este punto al traducir como "adquirir conocimiento" -en el sentido intelectual- el verbo griego ginosko, que en el resto del Nuevo Testamento también tiene el sentido de conocer personalmente a alguien. Cuando lo vemos desde este otro punto de vista es más extraño aún: ¿cómo puede ser tan importante el conocer y tener una relación personal con Jesús, una criatura, como para decir que esto es (o "significa") la vida eterna? La Biblia responde: Porque Él mismo es la vida eterna (Juan 1:4; 11:25; 14:6) y sólo aquellos que tienen esta clase de relación personal íntima con Él tienen vida eterna (Juan 6:48-57; Juan 4:13-14, 1 Juan 5:11-12).
Lo Incompleto: La Viva Imagen del Padre
En otra parte de este capítulo tenemos el siguiente comentario sobre el parecido entre Jesús y el Padre:
"Este Hijo querido era tal como su Padre. Por esa razón, la Biblia dice que él es 'la imagen del Dios invisible' (Colosenses 1:15). En efecto, igual que los hijos suelen parecerse a sus padres de muchas maneras, este Hijo celestial de Dios también reflejaba las cualidades y la personalidad de su Padre." [2]
Lo que los Testigos escriben aquí es correcto en términos generales, pero habría sido útil un poco más de claridad de su parte, pues como lectores podemos preguntarnos: ¿Hasta donde se extiende el parecido entre Jesús y Dios? ¿No es posible que la expresión "imagen del Dios invisible" se refiera a una semejanza exacta? La respuesta a estas preguntas es muy importante, porque si Jesús en realidad comparte todas las cualidades del Padre, esto sería evidencia en contra de su posición de que Jesús es una criatura.
Por lo menos aquí en Chile, cuando una persona señala que un hijo es la "viva imagen" de su padre, está expresando que ambos son prácticamente idénticos en apariencia o en alguna otra característica. Me parece que cuando el apóstol Pablo dice que Jesús es "la imagen visible del Dios invisible", quiere comunicar la precisamente misma idea: que el Hijo es exactamente tal como el Padre. De hecho, si ustedes revisan nuevamente este pasaje -el cual leímos en la parte 6 de la serie-, el contexto de la frase "la imagen del Dios invisible" en realidad habla del poder y la autoridad de Jesús como Creador, Sustentador y Señor de todo, lo cual ya nos sugiere que Él no sólo es similar al Padre en cuanto a personalidad (amor, justicia, compasión, etc.) sino también en cuanto a Sus atributos divinos.
¿Hasta donde llega esta semejanza? El autor de Hebreos nos da una pista:
"Él es el resplandor de la gloria de Dios. Es la imagen misma de lo que Dios es. Él es quien sustenta todas las cosas con la palabra de Su poder" (Hebreos 1:3, RVC)
La respuesta es que el Hijo es la imagen exacta, viva y gloriosa del Padre en todo sentido. Y por si hubiéramos quedado con alguna duda, en la misma carta a los Colosenses, Pablo nos explica con estas tremendas palabras qué significa que Jesús sea "la imagen del Dios invisible":
"Pues en Cristo habita toda la plenitud de Dios en un cuerpo humano" (Colosenses 2:9, NTV)
Lo Cuestionable (1): Jesús, la Palabra de Dios
En este capítulo encontramos también varias declaraciones que son discutibles, o cuya argumentación no parece ser suficiente para justificar la enseñanza que se nos presenta. Por ejemplo, los autores comentan sobre Jesús:
"Además, se le llama 'la Palabra', (Juan 1:14). Este título muestra que era el encargado de hablar en nombre de su Padre. Seguramente daba mensajes e instrucciones a los demás hijos de Dios, tanto a ángeles como a seres humanos." [3]
En este caso, lo primero que podemos notar es que la interpretación de los Testigos es bastante apresurada, porque no tenemos razones para pensar que este nombre de Jesús deba describir su labor en el cielo. Perfectamente puede tener estar relacionado con quien es Él, más que con lo que El hace.
Pero suponiendo que los Testigos están en lo correcto (que el nombre de Jesús describe Su función celestial), esto es sólo parcialmente cierto. De entre los mensajes de Dios en el Antiguo Testamento, no parece haber ningún caso en que se identifique a Jesús como un intermediario entre Dios y el receptor (ya sea un ángel o una persona). Por otro lado, en el Nuevo Testamento sí encontramos a Jesús afirmando humildemente Su dependencia del Padre con respecto a lo que Él enseñaba (Juan 7:17; 12:49; 14:10). No obstante, en cada ocasión que Él hablaba, Su mensaje parecía venir con Su propia autoridad, como si no fuera un portavoz, sino la fuente original. El Sermón del Monte registra al menos cinco veces en que Jesús reinterpretó la ley dada por Dios diciendo "Ustedes han oído que fue dicho... Pero yo les digo" (Mateo 5:21-22, 27-28, 33-34, 38-39, 43-44). Más aun, entre los cuatro Evangelios, tenemos fácilmente más de 50 referencias de Su frase favorita para comenzar una enseñanza, la cual no era -como en el caso de los profetas- "Así dice el Señor", sino "De cierto les digo". Jesús sin duda fue el portavoz de Dios, pero al mismo tiempo, hizo Suyo el mensaje de Su Padre como nadie -ni ángel ni humano- lo hizo jamás: hablando en Su propia autoridad, y haciendola equivalente a la autoridad de Dios mismo.
Mientras que los Testigos nos presentan a Jesús como el Hijo más amado del Padre, Su portavoz y una criatura que tiene un parecido profundo con Él, la Biblia parece extender radicalmente esta imagen a un grado supremo. Según los autores bíblicos, Cristo tiene una relación con Dios totalmente distinta a la que cualquier otro ser terrenal o celestial tiene con Él. No sólo tiene un parecido con Su Padre: Él es Su propia imagen, y la totalidad de Su gloria. Él es más que un portavoz: es alguien que habla, enseña y manda con la misma autoridad divina. Y como los mismos Testigos reconocen sin notarlo en su versión de la Biblia, conocer a Jesús no sólo es importante para la salvación: es absolutamente necesario, pues Él es la vida eterna. Como lo seguiremos estudiando en las próximas entradas, Jesús es mucho más grande de lo que los autores del libro, o nosotros mismos, podemos imaginar.
Referencias
[1] Testigos de Jehová, ¿Qué Enseña Realmente la Biblia?, p. 37
[2] Ibíd., p. 42
[2] Ibíd., p. 39
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