Como ingeniero, parte de mi trabajo es "optimizar" cosas, en otras palabras, encontrar la mejor forma de hacer alguna tarea. Sin embargo, esto no es sólo un asunto laboral: también disfruto tratando de "optimizar" mi vida diaria. Intento aprender cómo funcionan mi cuerpo y el mundo que me rodea para ser más efectivo en lo que hago; también intento escuchar la sabiduría y consejos de personas productivas para conocer (e intentar aplicar) su forma de resolver problemas y aprovechar los recursos que tienen a mano.
Mi caminar cristiano no es una excepción a este interés, y -pensando en que algunos de ustedes podrían beneficiarse de consejos como estos- quiero compartirles cinco principios o conceptos que las personas productivas manejan, pero que también pueden ser aplicados al ámbito espiritual de la vida.
En defensa del conocimiento "natural"
Antes de entrar de lleno al tema, quisiera tocar un punto muy especial. Al hablar de estos principios "naturales" que son propios del trabajo, los estudios, los negocios, etc., estoy anticipando que algunos de mis lectores se sentirán incómodos, escépticos e incluso molestos al pensar en que la sabiduría "del mundo" pueda mezclarse o ser útil en la vida cristiana. Lo sé y puedo entenderlos, porque yo también estuve en esos zapatos. Yo también dije, en algún momento, "si no está en la Biblia, no es verdad"; también creí, por algún tiempo, que el "conocimiento humano" era pasajero e incierto, y por lo tanto, que no podía ser confiable ni útil para la vida espiritual.
Aunque sospecho que no hay muchos hermanos de este pensamiento entre mis lectores, sólo quisiera decir a aquellos que sí lo son: el conocimiento natural también es de Dios. Debemos creer esto, a menos de que pensemos que la sabiduría que Dios dio a Salomón para administrar políticamente el reino de Israel (2 Crónicas 1:11-12) y conocer acerca del reino animal y vegetal (1 Reyes 4:29-34) fue algo vano o carnal. Lo mismo sucede con los conocimientos artísticos utilizados para decorar y construir el tabernáculo (Éxodo 31:1-11), y la logística que posteriormente permitió construir el templo (1 Reyes 5:5-6; 13-18). Lo mismo con la capacidad que Dios dio a José para administrar Egipto (Génesis 41:39-41), y la que dio a Daniel y sus amigos para funcionar como consejeros del rey de Babilonia (Daniel 1:17-20). Dios le dio a Su pueblo entendimiento sobre artes, construcción, ciencias naturales, administración, números y lógica, y obviamente esto fue algo provechoso para fines tanto cotidianos como espirituales.
Podríamos reflexionar mucho más sobre lo mismo, pero la idea es esta: el conocimiento no se vuelve inútil para un cristiano sólo porque pertenece al ámbito del mundo natural, como en este caso. Siempre y cuando tenga buenos fundamentos, y sea correctamente aplicado, el conocimiento de todo lo que Dios ha creado puede sernos de gran provecho.
Dicho esto, vamos con el primer principio.
Principio 1: Administración del tiempo
Una de las cosas más importantes que debemos entender, de la cual la Biblia sí nos habla, y que también he tocado en este blog, es que nuestro tiempo aquí en la Tierra es limitado, más bien breve (Salmos 103:14-16), y debemos hacer que cuente. No solo esto, sino que tampoco sabemos con certeza cuánto tenemos; muchas veces damos por hecho de que Dios nos concederá una vida de 100 años, pero la verdad es que sólo Él sabe si viviremos el día de mañana (Santiago 4:13-15).
En vista de esto, un primer paso para ser un cristiano más productivo es proponernos utilizar mejor este valioso recurso. Ya que hay un sinfín de cosas que pelean por nuestra atención cada día -trabajo, proyectos personales, entretención, familia, amistades, iglesia, devoción personal, etc.- y no tenemos suficiente tiempo para hacerlo todo, debemos elegir intencionalmente cómo utilizaremos las horas que sí tenemos, prefiriendo lo importante, lo necesario y lo provechoso antes que lo opcional, lo superficial y lo pasajero (la Biblia tiene mucho que decirnos sobre cada una de estas categorías). Eso es administrar correctamente nuestro tiempo.
Espero haberlos dejado con algo para reflexionar en el día de hoy. En una próxima entrada seguiremos revisando más de estos principios de productividad aplicables a la vida cristiana.
A menos de que se indique lo contrario, todas las citas bíblicas son tomadas de la versión Reina Valera Contemporánea (RVC)
Foto por Quang Nguyen Vinh en Pexels
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