Texto base: Salmo 90
Hace algún tiempo, mientras leía el último capítulo de un libro sobre el matrimonio, el autor (un pastor) me sorprendió cambiando radicalmente de tema. El capítulo comienzó relatando sobre los últimos años de su suegro, de lo plenos que habían sido, y de la oportunidad que tuvo de predicar en el servicio de despedida. Pero ¿cuál era el punto de este relato en un libro sobre matrimonio? Luego de un par de páginas, él citó Eclesiastés 7:2: "Mejor es ir a la casa del luto que a la casa del banquete; porque aquello es el fin de todos los hombres, y el que vive lo pondrá en su corazón", para luego preguntar a sus lectores "¿Por qué es mejor un funeral que una fiesta? Es simple [...] nadie sale de un club de comedia o de una fiesta y dice ‘Eso cambió mi vida’ [...] Pero cuando vas a un funeral, empiezas a hacerte preguntas sobre tu propia vida" [1]. Y en efecto, el autor tiene razón: las preguntas que surgen cuando nos topamos cara a cara con la brevedad de la vida son profundas, significativas y aportan una perspectiva valiosa para evaluar todo lo que hacemos, incluyendo el matrimonio.
El Salmo 90 es el ejemplo de una reflexión similar, porque a pesar de ser un salmo, su enfoque es muy parecido al contenido de Eclesiastés. Nos habla acerca de experiencias que desearíamos evitar -lo difícil y lo pasajero de la vida- pero que pueden ser oportunidades doradas para que Dios nos dé una nueva perspectiva y trabaje en nuestra vida, si sabemos qué hacer con ellas.
La decisión correcta en la crisis
Este salmo, como lo señala el subtítulo, es antes que todo una oración, una que el salmista -nada más ni nada menos que Moisés- eleva como intercesor en nombre de su pueblo (podemos ver el plural "nos" desde el primer versículo). Esta oración tiene tres divisiones principales: en la primera (vv. 1-4), Moisés alaba a Dios y reconoce Su eternidad; luego, pasa a hablar sobre los seres humanos, a lamentarse por lo pasajero, lo frágil y lo difícil que es su vida, y porque estas condiciones son causadas por los pecados de las mismas personas, cuando son puestos delante de la santidad y justicia de Dios (vv. 5-11). Sin embargo, aunque esta realidad es común a todos los seres humanos, ella parece estar pesando de una forma particularmente intensa sobre el pueblo de Israel en el momento del salmo. No se sabe con certeza cuándo se compuso esta oración, pero varios comentaristas [2] creen que está inspirada claramente en la experiencia de la generación del Éxodo y su peregrinaje de cuarenta años en el desierto a causa de su desobediencia. Esto nos da una idea del grado en que la condición humana se agravó sobre ellos y se hizo crisis en sus vidas.
Nada de esto ha cambiado mucho desde los tiempos de Moisés hasta ahora. Nuestra vida sigue siendo breve, sigue siendo frágil y sigue siendo difícil. A veces, cuando sufrimos, incluso parece vana. Quizás algunos de nosotros ahora mismo estamos viviendo una situación de crisis, donde lo difícil de la vida nos ha alcanzado de una manera específica, y está pesando sobre nosotros. Nuestras respuestas usuales pasan por desesperarnos, hundirnos en la tristeza o en el enojo, pero el salmista nos presenta una alternativa diferente con su ejemplo: él aprovecha el impulso de la crisis para reflexionar, para examinarse y por sobre todo, para venir delante de Dios en oración.
Es así que en el v. 12, donde comienza la tercera división del salmo, se produce un punto de inflexión, porque Moisés comienza a interceder y a pedirle a Dios que les ayude a él y a su pueblo en medio de la crisis que están viviendo. Aunque Dios parece ausente, aunque Él tiene razones para haberse alejado de Israel, Moisés se apoya en lo mismo en que ha declarado: que el Dios inmutable, que ha sido refugio para Su pueblo de generación en generación, sigue siendo fiel y a quien se debe recurrir. De la misma manera nosotros, si estamos viviendo un momento de crisis, haríamos bien en recurrir a este mismo recurso de la oración. ¿Dios parece ausente o distante en estos momentos difíciles que estás viviendo? Aún así, este salmo nos recuerda que "desde el siglo y hasta el siglo", por todas las edades, Él sigue siendo el mismo; ni el tiempo ni las circunstancias producen cambios en Su carácter, Él sigue siendo confiable, y sigue siendo el refugio de todos los que confíamos en Él.
Las oportunidades de la crisis
Desde el v. 12, podemos contar seis distintas oraciones de Moisés, en las que pide en forma específica la intervención divina en la crisis de su pueblo. Estas mismas oraciones, que Dios quiso dejar registradas en Su Palabra para nosotros, nos dejan ver cómo Él puede trabajar en nuestra vida para bien, cuando llevamos nuestras crisis delante de Él en oración.
1. Dios puede usar las crisis para recalibrar nuestra perspectiva
"Enséñanos de tal modo a contar nuestros días, que traigamos al corazón sabiduría" (Salmos 90:12)
En el v. 12, dado que la vida de los seres humanos es tan breve, la petición de Moisés es que Dios le ayude a Su pueblo a reconocer esa brevedad, a darse de cuenta cuán pocos son sus días, para que esa conciencia les ayude a ser más sabios. Esta oración busca que Dios grabe en Su pueblo ese viejo refrán que todos olvidamos continuamente: "El tiempo es oro"
Si seguimos la línea de esta oración, la crisis -especialmente la cercanía de la enfermedad y de la muerte- puede ser una oportunidad para crecer en sabiduría en cuanto a nuestro uso del tiempo. Si supiéramos cuánto es el tiempo que Dios ha determinado que estemos en esta tierra ¿seguiríamos viviendo de la misma manera, o lo haríamos de una forma diferente? Nuestras ocupaciones, nuestras prioridades, ¿serían las mismas? Las crisis pueden ser bendiciones encubiertas para nosotros, porque nos llevan a examinar nuestra vida, a recalibrarla y ajustarla a la realidad de que nuestros días aquí son cortos. El tiempo tiene todas las marcas de los recursos más valiosos: es escaso y no es renovable. ¿Por qué entonces lo usamos tan livianamente y sin pensar? En lugar de eso, deberíamos considerar cuidadosamente invertirlo en lo que es verdaderamente provechoso, lo que dura para siempre. ¿Será una buena inversión de mi tiempo pasar toda la noche “maratoneando” esta serie? ¿Sentarme a leer los comentarios de mis 200 contactos en el muro de Facebook? ¿Pasar tantas horas extra en el trabajo para ganar más? ¿Dedicar mi vida a este pasatiempo, a defender esta causa? Quizás el tiempo que estoy invirtiendo en este tipo de cosas necesita desesperadadamente ser invertido en mi relación con Dios, en mi relación con mi familia, en mi salud, en ocupaciones que me hagan crecer de verdad. En medio de esas crisis que nos recuerdan la brevedad de nuestra vida, pidámosle a Dios que imprima esta realidad en nosotros, y nos enseñe qué partes de nuestro caminar no son usos sabios del tiempo que nos ha dado.
2. Dios puede usar las crisis para recalibrar nuestro carácter
"Vuélvete, oh Jehová; ¿hasta cuándo? Y aplácate para con tus siervos." (Salmos 90:13)
En esta segunda oración, Moisés le pide a Dios que se vuelva de su ira, que deje de darles la espalda, porque siente que han pasado demasiado tiempo sufriendo. A primera vista nos puede parecer atrevida -las oraciones de Moisés suelen serlo- pero en el contexto del salmo nos encontramos con que esta súplica está respaldada por los vv. 7-11, donde el salmista, representando a todo su pueblo, reconoce y confiesa su pecado.
En nuestro caso, la crisis también puede ser una oportunidad para recalibrar nuestro carácter, porque -en oración y guiados por el Espíritu Santo- podemos descubrir algo similar a lo que confiesa Moisés en estos versos: que algunos de nuestros sufrimientos son culpa nuestra. Ciertas dificultades en la vida, como los accidentes, los desastres naturales o algunas enfermedades, llegan a nuestra vida por el simple hecho de vivir en un mundo caído; otras, como tristezas y decepciones, nos alcanzan como resultado de relacionarnos con personas caídas e imperfectas. Aún más, hay algunas que surgen de una forma tan inexplicable que sólo Dios sabe su motivo. Pero hay una porción muy definida de nuestros problemas, de nuestras enfermedades y nuestras tristezas que son consecuencia de nuestro propio pecado. Desde palabras orgullosas e hirientes que no debíamos haber dicho hasta un mal cuidado de nuestro cuerpo (alimentación, descanso, ejercicio), hay muchas instancias de desobediencia a los mandamientos de Dios y descuido de las cosas importantes en la vida que son tarjetas de invitación para la crisis. Cuando los problemas o la tristeza nos alcancen, por lo tanto, sigamos el ejemplo de este salmo: pidámosle a Dios misericordia, pero no sin antes confesar la responsabilidad que nos toca, y pedirle que nos ayude a cultivar un carácter humilde, la clase de carácter que Él aprueba y bendice (Salmos 138:6; 147:6; Proverbios 15:33; Isaías 57:15).
3. Dios puede usar las crisis para recalibrar nuestras dependencias
"De mañana sácianos de tu misericordia, y cantaremos y nos alegraremos todos nuestros días" (Salmos 90:14).
En la última oración que consideraremos, Moisés suplica a Dios que este período de sufrimiento termine y comience uno nuevo, marcado por la misericordia (el nuevo comienzo es simbolizado por la mañana [3]), una misericordia que tiene el poder de satisfacer y dar plenitud para toda la vida.
Esta oración también tiene valor para nosotros, porque nos enseña dónde recurrir en estas situaciones difíciles. ¿Qué haces tú en cuando la crisis toca a tu puerta? ¿Cómo sobrellevas la preocupación, el miedo y la tristeza? ¿Te encierras en ti mismo? ¿Abres el refrigerador y buscas alivio en el placer de comer algo apetitoso? ¿Te sumerges en la música, en una buena historia en la televisión, en tus pasatiempos? ¿Te llenas de trabajo para evitar pensar en eso? ¿Descansas en tus amigos? Moisés nos recuerda que dentro de esta vida tan quebrantada que tenemos los seres humanos, sólo hay Uno capaz de revertir el dolor, de saciarnos de verdad, y de darle sentido a nuestra vida frágil y breve: el Dios eterno. Aquí, de hecho, calzan bien las palabras que Él dijo a la mujer samaritana: "Cualquiera que bebiere de esta agua, volverá a tener sed; mas el que bebiere del agua que yo le daré, no tendrá sed jamás; sino que el agua que yo le daré será en él una fuente de agua que salte para vida eterna." (Juan 4:13-14). Cualquier búsqueda de alivio o de propósito en otras fuentes nos saciará por un momento, pero pronto el sufrimiento volverá; no podemos depender de ellas. La crisis representa una oportunidad de recalibrar nuestras dependencias, para aprender a buscar en el Señor lo que sólo Él puede darnos.
Conclusión
¿Qué vas a hacer con tu crisis? Una respuesta posible es apretar los dientes, e intentar seguir el peregrinaje en el desierto de la vida en tus propias fuerzas, tratando de sobrellevar lo mejor posible la vida tal como es: dolorosa, frágil y breve. Pero este salmo nos muestra otra respuesta mejor: puedes correr a tu Padre celestial en oración, sentarte a los pies del Maestro para reflexionar y aprender, y dejar que Él use tu crisis. Cuando seguimos este segundo curso, el peregrinaje toma un tono muy distinto. Su gracia nos enseña a caminar con perspectiva y con un carácter renovado, y Su favor trae alegría, plenitud y vida en abundancia, a pesar de que todo esté seco alrededor. Dios puede hacer que el desierto florezca, cuando llevamos delante de Él todo en oración.
Referencias
[1] Ted Cunningham, Fun Loving You: Enjoying Your Marriage in the Midst of the Grind (Colorado Springs, CO: David C Cook, 2013), pp. 213-214 (traducción propia).
[2] Por ejemplo, Keil y Delitzsch (KD); J.A. Motyer ("The Psalms", NBC), Allen P. Ross ("Psalms", BKC) o Nancy L. deClaissé-Walford, ("Psalms", WOMBC). Ver también FSB y EHV.
[3] La mañana a veces se usa de esta manera como símbolo de un nuevo comienzo en el sentido positivo (ej: Salmos 30:5; 49:14). “La luz de la mañana revela los eventos de la noche y provee la oportunidad para renovar la actividad diaria [...] el comienzo de un nuevo día simboliza renuevo y esperanza” (“Morning” en Martin H. Manser, Dictionary of Bible Themes: The Accessible and Comprehensive Tool for Topical Studies [London: Martin Manser, 2009], traducción propia).
Recursos Citados
FSB: Faithlife Study Bible, eds. John Barry et al. (Bellingham, WA: Lexham Press, 2012, 2016).
KD: Carl Friedrich Keil, Franz Delitzsch, Biblical Commentary on the Old Testament (1857-1878). Módulo e-Sword. Disponible también en línea: https://www.sacred-texts.com/bib/cmt/kad/index.htm
NBC: New Bible Commentary: 21st century edition, eds. D. A. Carson et al., 4th ed. (Leicester, Inglaterra; Downers Grove: InterVarsity Press, 1994).
EHV: The Wartburg Project, Holy Bible: Evangelical Heritage Version Study Bible (Midland, MI: Northwestern Publishing House; Wartburg Project, 2019)
BKC: The Bible Knowledge Commentary: An Exposition of the Scriptures, eds. J.F. Walvoord y R.B. Zuck, vol. 1 (Wheaton, IL: Victor Books, 1985)
WOMBC: Women’s Bible Commentary, eds. Carol A. Newsom, Jacqueline E. Lapsley, y Sharon H. Ringe, Revised and Updated (Louisville, KY: Westminster John Knox Press, 2012)
A menos de que se indique lo contrario, todas las citas bíblicas son tomadas de la versión Reina Valera 1960 (RVR60)
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