30 de abril de 2016

Leyendo a los Testigos - Parte 3: Las Verdades Que Fueron Descuidadas

(Este post es el tercero de la serie Leyendo a los Testigos. Puedes encontrar la primera parte aquí, la segunda parte aquí, la cuarta parte aquí y la quinta parte aquí)

Para aquellos de ustedes que recién se integran a la serie, desde hace algunas semanas, estamos explorando las creencias de los Testigos de Jehová a través de uno de sus libros, que lleva por título ¿Qué Enseña Realmente la Biblia? En el post anterior, nos concentramos en el resumen del capítulo 1 y en los puntos rescatables presentados por los Testigos. Sin embargo, como también les mencioné, no todo es "color de rosa": hay varias cosas que los cristianos podemos comentar para complementar -y eventualmente, para corregir- la enseñanza que contiene esta parte del libro.

(Recuerden que pueden seguir la lectura en línea o descargar el libro en esta dirección)

Lo incompleto


Los Testigos afirman que una persona puede acercarse a Dios a pesar de Su grandeza y majestad, y que Él no está distante de nosotros (pp. 15-16). Si bien esto es cierto, ellos omiten una parte esencial de la historia entre Dios y el ser humano que registra la Biblia. Como indiqué la vez pasada, puede ser que el tema no se trate con la profundidad adecuada por diversos motivos, pero haremos el comentario de todas maneras.

Lo que los Testigos parecen olvidar es que la relación entre Dios y las personas se quebró cuando el primer hombre y la primera mujer desobedecieron en el jardín del Edén (Génesis 3). Desde ese momento, las personas ya no pudieron acercarse libremente a Dios: Él tuvo que idear distintas formas para que ellos pudieran conocerlo. Específicamente, en el lugar que Dios creó para que Su pueblo se encontrara con Él, siempre existió un velo, una cortina que separaba la presencia de Dios de las personas (Éxodo 26:31-33) y que representaba la relación rota por el pecado. Fue sólo cuando Jesús entregó Su vida en la cruz que ese velo se rompió (Mateo 27:50-51), simbolizando que las personas pueden acercarse nuevamente a Dios por medio de lo que Él hizo. Sí, podemos acceder a esta relación restaurada, pero no por nuestra propia cuenta: la única forma de encontrar esa amistad e intimidad con Dios se encuentra teniendo fe en Jesús:


"Jesús le contestó: Yo soy el camino, la verdad y la vida; nadie puede ir al Padre si o es por medio de mí" (Juan 14:6, NTV)

Lo cuestionable


Algo que llama un poco la atención en este capítulo es el extraño interés de los Testigos en separar el nombre Jehová como el único nombre de Dios (p. 13). Ellos nos señalan que Jehová es "el nombre divino", (p. 14) mientras que los demás sólo son títulos. No sólo eso, sino que en el apéndice nos indican que conocer este nombre -en específico- es necesario para una amistad íntima con Dios (p. 196) Pero, ¿están ellos en lo correcto?

Sin duda, Jehová es el nombre más usual con que el Antiguo Testamento presenta a Dios, pero no es la única forma en que habla de Él. Cuando leemos a los autores bíblicos de este período nos encontraremos con que ellos no hacen diferencia entre títulos y nombres, y (al menos hasta donde alcanza mi memoria) tampoco establecen en alguna parte que éste sea el único nombre de Dios. De hecho, en el Antiguo Testamento encontramos referencias textuales de otros nombres inspirados por Dios mismo:


"Nuestro Redentor, Jehová de los ejércitos es su nombre, el Santo de Israel." (Isaías 47:4)

"Cantad a Dios, cantad salmos a su nombre; Exaltad al que cabalga sobre los cielos. JAH es su nombre; alegraos delante de él." (Salmos 68:4)

"Porque no te has de inclinar a ningún otro dios, pues Jehová, cuyo nombre es Celoso, Dios celoso es." (Éxodo 34:14)

"Porque así dijo el Alto y Sublime, el que habita la eternidad, y cuyo nombre es el Santo: Yo habito en la altura y la santidad, y con el quebrantado y humilde de espíritu, para hacer vivir el espíritu de los humildes, y para vivificar el corazón de los quebrantados." (Isaías 57:15)

"Pero tú eres nuestro padre, si bien Abraham nos ignora, e Israel no nos conoce; tú, oh Jehová, eres nuestro padre; nuestro Redentor perpetuo es tu nombre." (Isaías 63:16)

El hecho de que Dios tenga varios nombres (o títulos) quizás tiene que ver con el concepto de nombre en la cultura judía. Para los escritores del Antiguo Testamento, el nombre de alguien era tremendamente importante y era más que una simple referencia: representaba su personalidad, su reputación y su esencia. Con Dios, esto es especialmente cierto, y lo podemos ver, por ejemplo, en el episodio de Éxodo 34:5-7, donde Dios proclama Su nombre delante de Moisés, y lo que hace es describirse a Sí mismo. Por eso, tiene sentido que existan muchas formas de llamar a Dios, en base a Sus muchas y distintas cualidades. Jesús -de hecho- tiene más de un nombre (Isaías 9:6; Mateo 1:23).

En última instancia, es bueno que los Testigos noten lo provechoso que es conocer el significado de Jehová como nombre de Dios, pero no hay necesidad ni se tiene una buena justificación para afirmar que este nombre en específico sea algo crucial para establecer una relacion con Él. Por el contrario, podemos aprender mucho más acerca de Dios reflexionando en todas y cada una de las formas en que Él habla de Sí mismo en Su Palabra.


Lo errado


Un comentario que podría estar dentro de "lo incompleto", pero que clasifica como error por ser un tema tan fundamental para la fe cristiana, es la siguiente afirmación que los Testigos hacen acerca de Dios:

"Poco a poco irá entendiendo por qué nos anima la Biblia a verlo como nuestro Padre (Mateo 6:9). No solo nos dio la vida, sino que desea que la vivamos del mejor modo posible, lo mismo que todo buen padre quiere para sus hijos (Salmo 36:9). La Biblia también enseña que los seres humanos podemos ser amigos de Jehová (Santiago 2:23). ¡Imagínese: usted puede ser amigo del Creador del universo!" [1]

En este párrafo, ellos parecen afirmar que la razón por la cual llamamos a Dios "nuestro Padre" es porque Él nos ha creado y porque cuida de nosotros. Más aun, ellos enfatizan el hecho de que una persona puede entablar una amistad con Dios como el nivel más sorprendente de esta relación. Pero la Biblia nos habla de un vínculo mucho más radical y maravilloso. Ella nos indica que los seres humanos realmente pueden llegar a ser hijos de Dios, por medio de una transformación sobrenatural que ocurre cuando una persona llega a creer en Jesús. Esto es lo que se llama "nuevo nacimiento":


"Mas a cuantos lo recibieron [a Jesús], a los que creen en su nombre, les dio el derecho de ser hijos de Dios. Éstos no nacen de la sangre, ni por deseos naturales, ni por voluntad humana, sino que nacen de Dios." (Juan 1:12-13, NVI)

Por esa razón, los Testigos están equivocados en este punto: un creyente puede llamar a Dios "Padre" porque de verdad Él le ha hecho nacer de nuevo. La amistad no es el valor supremo en la relación entre Dios y las personas, sino la paternidad.


Lo feo


Finalmente, algo que en realidad está fuera de lugar es la forma en que los Testigos citan el libro de Apocalipsis en la p. 15. Hablando de los atributos de Dios, ellos hacen referencia a Apocalipsis 15:3 y 4:11 de acuerdo a su propia traducción de la Biblia (la Traducción del Nuevo Mundo), la cual incluye el nombre de Jehová:

"Revelación (o Apocalipsis) 15:3 declara: 'Grandes y maravillosas son tus obras, Jehová Dios, el Todopoderoso. Justos y verdaderos son tus caminos, Rey de la eternidad'" [2]

"Revelación 4:11 dice: 'Digno eres tú, Jehová, nuestro Dios mismo, de recibir la gloria y la honra y el poder, porque tú creaste todas las cosas, y a causa de tu voluntad existieron y fueron creadas'" [3]

¿Cuál es el problema con esto? Sucede que los Testigos están cambiando el texto de la Biblia para que sirva a sus intereses. Como varios de ustedes sabrán, a diferencia del Antiguo Testamento que está escrito en hebreo, el Nuevo Testamento está escrito en griego. Y en ninguno de los dos pasajes del texto griego de Apocalipsis encontramos un equivalente para Jehová, sino que aparece la palabra kyrios que se traduce como "Señor". Los Testigos están añadiendo una palabra que simplemente no está ahí, y eso puede ser visto como algo deshonesto e irrespetuoso con el texto bíblico.


Resultó algo extenso, pero eso es lo que se puede decir del primer capítulo del libro sin entrar demasiado en detalles. Hasta el momento, la enseñanza de los Testigos sigue siendo bastante similar a la del Cristianismo tradicional, pero ya podemos comenzar a notar ciertas características distintivas, como el tema del nombre de Dios y la profundidad de Su relación con las personas. A pesar de todo, el balance de esta parte sigue siendo mayormente positivo. En el próximo post, examinaremos el segundo capítulo del libro, titulado "La Biblia proviene de Dios".





Referencias

[1] Testigos de Jehová, ¿Qué Enseña Realmente la Biblia?, pp. 16 y 17

[2][3] Ibid., p. 15



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