27 de abril de 2018
En Palabras Simples: Revelación Progresiva
Es posible que a algunos de ustedes, mis lectores, les haya costado un poco más de trabajo "digerir" el post más reciente sobre el estado de las personas después de morir, visto desde la perspectiva de los Testigos de Jehová. Por un lado, ellos presentan como evidencia para su postura algunos textos que sugieren que todas las actividades humanas se detienen luego de que alguien fallece. Por otra parte, yo les ofrecí varios pasajes en los que se presenta a las personas fallecidas como conscientes y activas. ¿No parece a simple vista que la Biblia se está contradiciendo? Aquí es donde resulta útil que conozcamos el concepto de revelación progresiva.
Revelación progresiva quiere decir que Dios no comunicó al ser humano todo lo que Él quería decirle de una sola vez, sino que ha decidido hacerlo de forma gradual en el tiempo. Debido a que la Biblia refleja este proceso, ella parece tener pasajes que se contradicen entre sí, pero lo que está sucediendo en realidad es lo siguiente: cada texto corresponde a un momento específico de la relación entre Dios y el hombre, y por lo tanto, está asociado a un cierto nivel de conocimiento/revelación/verdad espiritual (llamaremos a este concepto "luz" de ahora en adelante, para hacerlo más sencillo). Cuando tomamos dos textos de épocas distintas, y los interpretamos como si tuvieran la misma "luz", es cuando aparecen las supuestas contradicciones. En contraste con esta lectura incorrecta, el principio de revelación progresiva nos enseña que la "luz" -su cantidad y su claridad- va aumentando a medida que transcurre la historia, y eso debe guiar nuestra interpretación de ambos textos.
Al comienzo, Dios dio a los primeros seres humanos la "luz" suficiente para que ellos establecieran una relación con Él, pero a medida que pasó el tiempo, Él siguió hablando y dándose a conocer, entregándonos más y más "luz" de conocimiento sobre Él. Por eso, aunque todos los libros de la Biblia nos dan "luz" acerca de Dios, no todos lo hacen en la misma medida. La verdad es que los libros más recientes contienen más y mejor revelación que los antiguos: la cantidad de "luz" que Dios le entregó al pueblo de Israel luego del Éxodo es menor a la que tenemos los creyentes hoy en día, y Pablo tiene más "luz" que Moisés. Esta es la razón por la que hablamos de "progreso" en la revelación.
La razón de fondo por la que ocurre este fenómeno en la Biblia es porque ella registra el desarrollo del plan eterno de Dios. Desde antes de la crearlo todo, Él ya tenía una solución para la caída del hombre, y cada etapa de Su relación con las personas fue un escalón de preparación para la revelación definitiva de esa solución: Su Hijo Jesús. Desde la complicada simbología del Antiguo Testamento hasta la clara predicación de los apóstoles en el Nuevo, toda la verdad de la Biblia progresa y señala hacia Jesús (Lucas 24:27, 44; Juan 1:17, 45; 5:46; Hechos 28:23; Colosenses 1:26-28; Romanos 10:4; 1 Pedro 1:10-12; 18-20). Él es la máxima "luz", quién muestra con una claridad perfecta quién es Dios y cuál es Su propósito para el hombre.
Por lo tanto, como aplicación específica de este principio, podemos ver cómo se soluciona el aparente conflicto entre los pasajes citados por los Testigos y por mí. Incluso suponiendo que la interpretación de Eclesiastés 9:5-6, 10 y Salmos 146:4 que ellos ofrecen es correcta (ofrecí algunas razones para creer lo contrario), estos pasajes corresponden a una época en que Dios no había entregado más que una "luz" básica sobre del estado de las personas después de la muerte. Es sólo cuando llegamos al Nuevo Testamento, y conocemos la verdad completa del "más allá" que Jesús y los apóstoles enseñaron, que podemos hablar con más certeza sobre este estado. Al igual que las doctrinas de la Trinidad y la salvación por gracia, la inmortalidad del alma fue algo revelado progresivamente a lo largo de la Biblia.
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