19 de febrero de 2019

Un Llamado a Depender de Dios

[A continuación, les comparto el mensaje que tuve la oportunidad de predicar el domingo recién pasado]

"Así ha dicho Jehová: Maldito el varón que confía en el hombre, y pone carne por su brazo, y su corazón se aparta de Jehová. Será como la retama en el desierto, y no verá cuando viene el bien, sino que morará en los sequedales en el desierto, en tierra despoblada y deshabitada. Bendito el varón que confía en Jehová, y cuya confianza es Jehová. Porque será como el árbol plantado junto a las aguas, que junto a la corriente echará sus raíces, y no verá cuando viene el calor, sino que su hoja estará verde; y en el año de sequía no se fatigará, ni dejará de dar fruto." (Jeremías 17:5-8, RV60)

Dependiendo de carros y caballos


El texto de hoy en Jeremías nos sorprende con una palabra que no estamos acostumbrados a tratar en nuestros mensajes dominicales: "Maldito". Con todo lo chocante que puede sonar, no es sano que evitemos este texto, porque es parte del consejo y la enseñanza de Dios, y reflexionar en él nos traerá crecimiento espiritual.

Entonces, ¿de qué se trata esta acusación que Dios está haciendo sobre personas que confían unas en otras? Usualmente consideramos la confianza como una virtud y una meta en nuestras relaciones; matrimonios, amistades, equipos de trabajo y sociedades de negocios, todas se basan en mayor o menor medida en la confianza que podemos tenernos entre nosotros. No suena como algo malo en sí mismo.

Aquí es donde tenemos que poner atención al contexto bíblico. Lo primero que debemos notar es la expresión acerca de las personas que reciben la maldición, los que "ponen carne por su brazo". En el Antiguo Testamento, cuando hablamos de carne, estamos haciendo referencia a seres vivientes, usualmente a seres humanos, con un énfasis en su cuerpo o naturaleza material (Génesis 6:3,12; 7:21; Job 34:15; Salmos 65:2; 78:39). Por otra parte, hablar del "brazo" de algo era hacer referencia a su fuerza; casi siempre encontramos esta figura relacionada con el poder de Dios -Su "brazo extendido" (Génesis 49:24; Deuteronomio 9:29; 2 Samuel 22:35; Job 26:2; Salmos 89:13, etc.), aunque también se refiere específicamente al apoyo de otra persona, como algunos reyes que se apoyaban en el brazo de sus nobles para ciertas actividades (2 Reyes 5:18; 2 Reyes 7:2, 17). Juntando ambas cosas, "poner carne por nuestro brazo" vendría siendo algo como hacer que las personas sean nuestro apoyo, poder o fuerza. 2 Crónicas 32:8 concuerda con esta interpretación, cuando habla del "brazo de carne" como el poder militar de una nación.

La situación a la cual Dios se está refiriendo específicamente es una que encontramos en otras ocasiones dentro de los profetas y los libros históricos. El reino de Judá (que es lo que va quedando del pueblo de Israel en este momento) se está viendo amenazado por sus enemigos, y -así como lo ha hecho antes- está buscando ayuda en otras naciones como Egipto y Asiria, en lugar de buscarla en Dios. Esta actitud es la que el Espíritu Santo está impulsando a Jeremías a denunciar (2 Crónicas 16:7; 28:16,20; Isaías 30:1-2; 31:1-2; Jeremías 2:18, 36-37). Judá está confiando, y está haciendo descansar su seguridad en estas fuerzas humanas en lugar del que siempre había sido su fortaleza, aún en contra de naciones más grandes y poderosas. Sin embargo, todos aquellos que tenían esta actitud confiarán en vano, y sólo tendrán sequedad y escasez en su vida como resultado.

Por el contrario, los que confían en Dios son benditos, y son descritos por Jeremías de la misma manera en que el salmista describe a las personas justas en el Salmo 1: serán como árboles plantados a la orilla del agua, que tienen toda la nutrición y la frescura que necesitan sin importar la situación.


Dependiendo de uno mismo y de los demás


Casi 3000 años después, en otro lugar y otro contexto, nosotros estamos bastante alejados de estos problemas administrativos y militares que sufrían las personas de Judá. Sin embargo, estamos tan susceptibles como ellos (si no más) de caer en esta trampa de confiar en el hombre. El problema, finalmente, es uno del corazón humano, y por eso trasciende todas las épocas. Cada uno de nosotros tiene delante de sí constantemente la tentación de confiar en el hombre, y no sólo hablando de otras personas: ser una persona autosuficiente o independiente, alguien que confía en uno mismo, también cae en esta misma definición. No siempre se trata de confianza en el poder militar: Jacob confiaba en su astucia; el hombre rico de la parábola de Jesús confiaba en su abundancia de bienes (Lucas 12:13-21); los fariseos confiaban en su linaje judío (Juan 8:31-33) y en sus buenas obras (Lucas 19:8-12). Confiar, en el sentido que está usando Jeremías, es dejar toda nuestra confianza, descansar por completo en algo, y hacer esto es mucho más fácil de lo que creemos. Puede que lo estemos haciendo actualmente, de hecho.

¿Hay alguna persona en tu vida, ya sea esposo(a), hijo(a), familiar o amigo que sientas que sin él o ella no puedes vivir? ¿Hay alguien cuyo amor y aprobación sea indispensable para que puedas estar bien? El mal humor o la tristeza de un ser amado, ¿son capaces de echar a perder completamente tu día y tu ánimo? Bueno, estas son características de una condición llamada codependencia, y significa que estamos precisamente haciendo descansar nuestra vida en lo que esa persona especial puede darnos emocionalmente. De una manera muy sutil, estamos confiando en el hombre.

Todos nosotros experimentamos preocupaciones y temores, pero ¿son estas cosas demasiado comunes en nuestra vida? Reflexionemos un momento. La verdad es que, si lo pensamos bien, cada vez que nos preocupamos por algo o tenemos miedo de algo, significa que estamos visualizando un futuro o una situación en la cual nuestras fuerzas y las fuerzas de otros no alcanzan para ayudarnos, y eso es lo que nos trae angustia. Como los discípulos atemorizados en la tormenta (Marcos 4:35-40), o las multitudes ansiosas por sus necesidades básicas (Mateo 6:25-34), nunca contamos con la posibilidad de que Dios pueda ayudarnos. Estas cosas revelan que no estamos confiando en Él, sino que estamos descansando únicamente en nuestras propias capacidades y recursos, y en los de otros. Una vez más, sin darnos cuenta, estamos confiando en el hombre.

En estas y otras actitudes similares que parecen ser tan cotidianas, estamos sembrando las semillas de una vida seca, frágil, y sin frutos, como advierte Dios por medio de Jeremías. Poner nuestra confianza en otras personas es una receta segura para la decepción, pues como este mismo pasaje menciona más adelante en el v. 9, el corazón humano es engañoso y perverso. En su condición de seres humanos pecadores, incluso quiénes más amamos nos van a fallar, y todo lo que estemos haciendo descansar en ellos se va a desmoronar. Todo esto sin mencionar que ellos, al igual que nosotros, somos personas limitadas; si hacemos descansar nuestra vida en lo que pueden darnos quedaremos insatisfechos, porque muchas veces, la clase de sustento que necesitamos sólo puede ser suplido por la plenitud de Dios. Por ello, si la imagen desértica que pinta Jeremías te identifica, y sientes que llevas una vida seca, dura y estás constantemente insatisfecho, revisa estas causas: puede que sean el resultado de confiar en el hombre, y de haberte alejado de Dios en este proceso.


Dependiendo de Dios


Si volvemos por un momento a la lectura del Evangelio de hoy en Lucas 6, nos encontraremos con Jesús en el clásico pasaje del Sermón del Monte. Aquí también, como en Jeremías, hay bienaventuranzas sobre algunas personas, y "ayes" (lamentaciones) sobre otras. Pensando en esto desde la perspectiva que estamos tomando, quizás la razón por la cual los pobres, los que lloran, y los que tienen hambre son benditos no es necesariamente porque estas cosas -pobreza, tristeza y hambre- sean cualidades loables en sí mismas, sino porque estas personas son casi incapaces de confiar en sí mismas o de descansar en otros. En eso debemos estar de acuerdo: es difícil ver a un pobre, a un triste o a un hambriento que sea confiado u orgulloso. Por el contrario, sí es muy fácil ver el orgullo y la independencia en los ricos, los que están tranquilos y los que están saciados. Jesús se vuelve a esta segunda clase de personas, quienes tienen con toda seguridad su confianza y su bienestar puestos en sus propias fuerzas y las de otras personas, y lamenta por ellos. Nuevamente, no podremos encontrar nada en la Biblia que diga que cosas como la alegría, la satisfacción o incluso las riquezas son malas en sí mismas. El punto está en la clase de corazón que tienden a tener las personas que ostentan continuamente estas bendiciones, un corazón que confía en el hombre y se aparta de Dios.

Hoy en día, el mundo nos bombardea con la noción de que ser independiente es la opción que debe tomar el hombre moderno. "Cree en ti mismo" y "confía en tus habilidades" son dos de los mejores ejemplos de esa posición. Sin embargo, Dios nos dirige en el sentido contrario: cuando confiamos en el hombre, vivimos una vida de sequedad, escasez y necesidad, pero cuando confiamos en Él, somos benditos, y tenemos todo lo que necesitamos. Como dijimos, Jeremías pinta el cuadro con los colores del salmista para describir a los justos en el Salmo 1: plantados junto al agua, viven una vida fuerte, nutrida y capaz de sobrellevar la sequía de las circunstancias y las debilidades. En ellos se cumple la bendición del Salmo 84: "Bienaventurado el hombre que tiene en ti sus fuerzas", y pueden experimentar lo que comprobaron Moisés, Josué, David y los reyes piadosos que confiaron en el Señor para pelear sus batallas: no hay dificultad, ni amenaza, ni enemigo demasiado grande para Él. El que está en Cristo, como dice Pablo, está completo en Él (Colosenses 2:10); en Él encontramos todo lo que necesitamos. Esa garantía viene de la boca del mismo Señor: "El que a mí viene, nunca tendrá hambre; y el que en mí cree, no tendrá sed jamás" (Juan 6:35)

Por eso, la invitación hoy es simple: tu seguridad, tu bienestar, tus planes, tu alegría, no las hagas descansar en lo poco que tú puedes hacer, o en lo poco que otros pueden darte. Confía en el Señor, y nada te faltará.


A menos de que se indique lo contrario, todas las citas bíblicas son tomadas de la versión Reina Valera Contemporánea (RVC)


¡Comparte este post!

No hay comentarios.:

Publicar un comentario