25 de noviembre de 2014

Cinco consejos para ayudarte a leer la Biblia - Parte 1

(Este post es el primero de la serie 'Cinco consejos para ayudarte a leer la Biblia'. Puedes encontrar la segunda parte aquí)

Al leer este título, una pregunta válida que alguien podría hacerse sería "¿por qué yo necesitaría ayuda o consejos para leer la Biblia?" Mi respuesta para ustedes es que, en un área de la vida espiritual tan importante como la lectura bíblica, a veces sí se necesita algo de ayuda, y estos consejos pueden resultar bastante útiles en ese sentido.

En particular, no es la lectura por sí sola, sino la interpretación que hacemos al leer las Escrituras el centro de atención de este post. El riesgo de descuidar esta área es que interpretar incorrectamente el mensaje bíblico puede llevarnos a terminar con una teología deficiente. Y si nuestra teología, nuestros conceptos acerca de Dios no son correctos, entonces tenemos en nuestras manos la receta perfecta para una vida espiritual incompleta (en el mejor de los casos) o una carga de confusión, temor y dudas que puede llevarnos a un alejamiento de Dios (en el peor). Y todo ha comenzado por nuestra forma de interpretar y entender la Biblia.

Por eso, ya que este tema es tan relevante para nosotros como creyentes, quiero presentarles estos cinco principios para ayudarlos en su lectura y exégesis bíblica:


1. Lee la Biblia como leerías cualquier otro libro


Suena casi imprudente presentarlo así, pero creo que es un buen resumen de la idea. Si bien la Biblia es un libro único y especial, divinamente inspirado y vivo, como creemos los cristianos, esto no significa que debamos buscar un código, un lenguaje o un sentido místico oculto en sus páginas para comprenderla. Es la Palabra de Dios, pero Él la escribió para seres humanos, a través de seres humanos, para ser entendida humanamente. R.C. Sproul lo explica de la siguiente manera: "La inspiración del Espíritu Santo sobre un texto escrito no convierte los verbos en sustantivos, ni los sustantivos en verbos".

Si bien estaremos de acuerdo en que cada persona necesita la ayuda del Espíritu Santo para poder comprender la profundidad y la relevancia de las verdades registradas en la Biblia, también se puede decir que las enseñanzas que ella contiene pueden ser captadas y entendidas suficientemente bien por cualquier persona, a través de una lectura corriente y utilizando las reglas ordinarias del lenguaje. Esto es lo que se denomina usualmente la doctrina de la claridad de las Escrituras.

Por eso, un primer consejo sería este: lee la Biblia como se lee cualquier otro libro, de una forma directa. No hay misterios ocultos codificados en los párrafos impares. No es necesario leer entre líneas. Por el contrario, sus autores humanos registraron sus experiencias con Dios de una manera natural y fluida, pensando en otros seres humanos serían sus lectores. Fueron movidos por el Espíritu a comunicar un mensaje, no a esconderlo. Por esto, nuestra lectura bíblica debe ser lo más natural y directa posible.


2. Ten a mano un diccionario (a menos de que sepas hebreo o griego)


Existe un dicho que dice "algo siempre se pierde en la traducción", y creo que nuestra Biblia no se escapa de este inconveniente. Me refiero al fenómeno que ocurre cuando llevamos un texto de un idioma a otro, y tenemos que hacer "calzar" palabras del idioma de origen con otras del nuevo idioma. En esta situación, mucha de la riqueza del significado de las palabras y de las expresiones originales se deja de lado para lograr definir aquellas que se utilizarán para la traducción (si sabes más de un idioma, entenderás de lo que hablo). Esta situación termina afectando nuestro proceso de interpretación cuando deseamos entender la intención del autor del texto original.

No estoy diciendo necesariamente que debamos dudar de lo que está escrito en nuestras Biblias, pero sí debemos reconocer el hecho de que Jesús no habló en el español antiguo que leemos todos los domingos en nuestras reuniones. Por este motivo, si tenemos la intención de interpretar, de comprender el significado de un pasaje con mayor certeza, es una buena idea recurrir a aquellas herramientas que nos pueden transportar más cerca del lenguaje original. Diccionarios, concordancias, comentarios y otras traducciones de la Biblia (sí, la Reina-Valera 1960 no es la única Biblia del mundo) son recursos muy útiles para comprender de mejor manera las palabras utilizadas por los escritores bíblicos. A través de estas referencias amplificadas, podemos recuperar parte de esa "riqueza perdida" del texto que estamos estudiando y esto nos dará una perspectiva más amplia de su significado.

Al discutir estos principios, mi idea no es restarle valor a lo especial de la Biblia como un libro inspirado por Dios, sino tener en cuenta su dimensión literaria e histórica al mismo tiempo que sostenemos su naturaleza espiritual. Esto nos ayudará a comprenderla e interpretarla de una mejor manera. En el próximo post, continuaremos revisando los tres consejos restantes para una mejor interpretación.




¡Comparte este post o suscríbete al blog!

No hay comentarios.:

Publicar un comentario