22 de enero de 2016

Doce Consejos Que Espero Dejarle a las Generaciones Que Vendrán - Parte 2

(Este post es el segundo y último de la serie 'Doce Consejos Que Espero Dejarle a las Generaciones Que Vendrán'. Puedes encontrar la primera parte aquí)

En el post anterior, compartí con ustedes la primera mitad de una lista de 12 principios bíblicos que han sido muy valiosos para mí, escritos en forma de consejos. En esta ocasión, les presento los 6 restantes con la misma esperanza de la vez pasada, de que ellos puedan ser de utilidad en la vida de alguno de ustedes. Aquí vamos:

7. Intenta mantener constantemente un balance entre todas las áreas de tu vida espiritual


"Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente y con todas tus fuerzas" (Marcos 12:30)

Bueno, aunque esto técnicamente no es un consejo, sino un mandamiento (de hecho, como Jesús lo dice en el mismo versículo, es EL mandamiento), quiero recomendarles algo en relación a su aplicación práctica en nuestra vida: Cuidémonos del desbalance. Podríamos decir que en nuestra relación con Dios, tenemos varios aspectos; por ejemplo, el área emocional y de la voluntad (lo que podríamos identificar con el corazón y el alma en el texto) que define nuestra actitud o sentir, el área intelectual (la mente) que abarca nuestro conocimiento, y el área práctica (las fuerzas) que se refiere a nuestras acciones y comportamiento. El punto es que, cuando cultivamos un área en específico sin tener en cuenta las demás, comenzamos a "cojear" en nuestra vida cristiana. Conocimiento sin vida espiritual, emoción sin dirección, buenas obras sin fe, son todas características de un cristiano "desbalanceado". Seamos emocional, intelectual y prácticamente equilibrados.



8. Tómate el tiempo para ser agradecido


"Todo lo que es bueno y perfecto es un regalo que desciende a nosotros de parte de Dios nuestro Padre..." (Santiago 1:17, NTV)

"Den gracias a Dios en todo, porque ésta es su voluntad para ustedes en Cristo Jesús" (1 Tesalonicenses 5:18, RVC)

Recuerdo haber escuchado un sermón en el cual se afirmaba que el mejor antídoto para la codicia es el agradecimiento. Estoy completamente de acuerdo. No necesito desear lo que tienen otros si estoy agradecido de lo que yo tengo. Pero este consejo apunta a algo más general que eso: creo que disfrutamos más la vida, y le damos más honor a Dios cuando nos tomamos el tiempo de valorar y dar gracias. Cuando nos detenemos a contemplar un paisaje asombroso o a saborear una exquisita comida, nuestra admiración por el buen Creador que diseñó estas cosas y nos dio los sentidos para disfrutar de ellas, crece. Valorar lo que Dios nos da (incluso esas cosas que Él nos hace llegar a través de la bondad y generosidad de otras personas) nos ayuda a ver la vida de una forma distinta.


9. Cultiva un carácter verdaderamente fuerte


"Mejor es el lento para la ira que el poderoso, y el que domina su espíritu que el que toma una ciudad" (Proverbios 16:32, LBLA)

Hoy en día, suele decirse (por lo menos aquí en Chile) que una persona tiene un "carácter fuerte" cuando es impulsiva o tiene cierta facilidad para enojarse y entrar en conflicto con otros. La Biblia, por el contrario, nos dice que el carácter verdaderamente fuerte es aquel que logra mantener bajo control las emociones del momento. En el esquema de Dios, la persona que se domina a sí misma tiene una grandeza mayor que aquella que se impone sobre otros. ¿Mi consejo? Trabaja tu carácter para que sea fuerte, pero de verdad.



10. Valora las opiniones, los consejos y la sabiduría de otras personas


"En la multitud de consejeros está la victoria" (Proverbios 24:6)

Todos podemos adquirir conocimiento a través de nuestra experiencia de vida. El problema es que si nos propusiéramos vivir y tomar decisiones dependiendo sólo de la sabiduría que conseguimos por cuenta propia, sin ayuda de los demás, avanzaríamos muy, muy lento, pues nuestro aprendizaje depende de recursos como nuestro tiempo y energía, los cuales son limitados. Aquí es donde descubrimos el valor de los consejos de otras personas, pues a través de éstos, los demás comparten con nosotros experiencias, perspectivas y conocimiento que nunca podríamos haber adquirido solos. En las palabras de familiares, amigos o hermanos maduros en la fe podemos encontrar concentrada la sabiduría de años de vivencias y estudios. Busca a través del contacto personal, en libros, o por otros medios el consejo de aquellos que han vivido más y saben más, y te volverás más sabio.



11. No olvides que siempre se puede empezar de nuevo


"Si confesamos nuestros pecados, Él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad" (1 Juan 1:9)

Podríamos ver este como una extensión del consejo número 1, pero vale la pena mencionarlo porque han sido muchas las veces en que -luego de fallarle a Dios en algún sentido- me he preguntado dónde estoy en mi relación con Él y cómo podré continuar. Su respuesta a estas preguntas está en este pasaje: podemos reconocer con humildad y arrepentimiento nuestros pecados delante de Él, y Él nos dará Su perdón y nos limpiará completamente. Por increíble que suene, podemos levantarnos de nuestros fracasos una y otra vez con una conciencia limpia, listos para intentarlo de nuevo.



12. Ten presente de que Dios puede sacar cosas buenas incluso de tus peores momentos


"Dios hace que todas las cosas cooperen para el bien de quienes lo aman" (Romanos 8:28, NTV)

La esperanza que tenemos los cristianos, a diferencia de quienes no son creyentes, es que el universo es dirigido por un Dios soberano, que lo tiene todo bajo control. Esto es esperanzador, porque si es así, entonces los planes de Dios nunca tienen imprevistos ni pérdidas. Y ya que uno de esos planes que Dios tiene consiste en hacernos cada día más parecidos a Jesús (Romanos 8:29), esto significa que Él puede hacer que incluso cosas como el pecado, las equivocaciones o el sufrimiento en nuestra vida sirvan para algo bueno. Lo que para nosotros son momentos para el olvido, para Dios son material útil para Su gran proyecto. No pierdas esta verdad de vista.


Con un poco de tiempo, creo que cada uno de nosotros podría crear una lista, incluso más larga que esta, de consejos, principios espirituales y verdades útiles que hemos aprendido. Les invito a compartirlas. Quizás para alguien cercano será una gran ayuda, como en el consejo número 10. O como el número 3, quizás una pequeña exhortación, un simple principio de vida, logre dar frutos que duren eternamente. ¡No dejemos pasar esa oportunidad!




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