21 de octubre de 2022

Cómo Estudiar tu Biblia, Paso a Paso - Preparación: Ten las Actitudes Correctas


[Este post es parte de la serie Cómo Estudiar tu Biblia, Paso a Paso, que puedes encontrar completa aquí]


Como mencioné en la entrada anterior de la serie, la correcta comprensión de la Biblia depende no sólo de factores intelectuales, sino también espirituales. Por eso, antes de comenzar con la parte más intelectual del proceso, no quise dejar fuera el aspecto de la interpretación bíblica que tiene que ver con nosotros como lectores. Hay dos actitudes importantes que debemos chequear antes de entrar en un estudio bíblico que nos ayudarán a desarrollar el proceso del modo correcto.


1. Dependencia espiritual


La Biblia es un libro muy particular, en el sentido de ser al mismo tiempo simple y profunda. Por un lado, tenemos lo que se llama la doctrina (enseñanza) de la claridad de la Escritura, que indica que la Biblia no es un libro cuyo significado requiere ser desbloqueado místicamente, y que es un misterio para todo el mundo, excepto para unos pocos iluminados escogidos. Por ejemplo, como observa el teólogo Wayne Grudem, en el Antiguo Testamento se asume que las palabras de Dios eran suficientemente claras como para que el pueblo de Israel las entendiera y las enseñara a sus hijos [1], lo que, a su vez, nos a entender que incluso los pequeños podían entender esta enseñanza transmitida a través de sus padres. No hay un "código secreto de la Biblia", o como lo cité en otro post, no hay un "griego del Espíritu Santo". Cualquier persona puede leer la Biblia y entender en general de qué se trata, dentro de ciertos parámetros razonables [2].

No obstante, hay una cualidad de la Biblia que "balancea" ésta que acabamos de ver, aunque tiene que ver más con nosotros las personas que con la Biblia misma: su natureza espiritual. Una y otra vez, la Escritura da testimonio de que existe una relación directa entre la condición espiritual de una persona y su capacidad de entender en profundidad su mensaje (1 Corintios 1:18-24; 2:1-14; 3:1-4; 2 Corintios 3:14-16; Hebreos 5:12-14, etc.) [3]. Una menor madurez espiritual implica una menor comprensión de enseñanzas espirituales. Entonces, ¿es clara la Biblia o no? ¿No se contradicen acaso estas dos características? La respuesta es que la Biblia es clara, pero frecuentemente nosotros no somos lectores ideales en el sentido espiritual y moral. Tal como comenta el Dr. Robert Plummer, muchas veces el pecado afecta nuestra razón, nuestro juicio y varias de nuestras otras capacidades, de manera que nuestra comprensión de la Biblia es imperfecta [4]. Una persona no cristiana probablemente será capaz de entender ideas, temas, estructuras y otros aspectos generales de la Biblia como una obra de literatura, pero al no tener una vida espiritual interna será incapaz de distinguir los aspectos profundos del mensaje bíblico, especialmente la forma en que ese mensaje debe aplicarse a su vida.  

Esta última verdad hace necesaria (imprescindible, más bien) la ayuda de Dios, tal como vemos que el salmista la solicita en el constantemente en el Salmo 119 (vv. 5, 10, 12, 17-20; 34-37, etc) [5]. Por esto, la primera actitud importante antes de comenzar nuestro estudio es una de humildad y dependencia espiritual, un reconocimiento de que somos limitados y necesitamos que Dios nos ilumine para entender profundamente Su Palabra.


2. Disposición intelectual


Aún cuando el aspecto espiritual es uno suficientemente importante, no es el único obstáculo para una comprensión correcta de la Biblia. Hay otra área -una intelectual- en la cual también necesitamos "quitarnos del camino" en nuestro estudio.

Nuevamente, en la Escritura tenemos testimonio de esta segunda necesidad, la necesidad de una actitud receptiva y humilde. Esta actitud de disposición a conocer y seguir la voluntad de Dios es predicada como uno de los ingredientes más importantes para el crecimiento en la vida cristiana; somos llamados a ser como tierra fértil, como niños que desean nutrición, y como receptores humildes de la palabra de Dios (Mateo 13:23; Santiago 1:21; 1 Pedro 2:2; cf. Salmos 25:14).

¿Por qué este énfasis? Una de las posibles razones es que cualquier actitud distinta a la humildad tiene el potencial de distorsionar nuestra lectura de la Biblia. Como prueba basta ver a los fariseos: hombres que debiendo ser entendidos en las Escrituras, terminaron siendo corregidos constantemente por Jesús, porque sus propios conceptos e intenciones les impedían entender correctamente lo que leían (Mateo 15:3–9, 14; Marcos 12:24, etc.).

Tal como en el caso de los fariseos, hay para nosotros un gran peligro en lo que el apologista Jim Wallace llama "leer la Biblia con los lentes de nuestro propio deseo", porque finalmente, en lugar de recibir la comunicación de parte de Dios en la Biblia, terminamos ajustando las palabras de la Biblia a nuestro agrado y haciendo que ella diga lo que nosotros queremos que diga [6]. Como señala el erudito del Nuevo Testamento George Guthrie, en esta situación "no estamos realmente estudiando para aprender; sólo estamos estudiando para reafirmar lo que ya creemos" [7]. Por esto es que la actitud correcta para estudiar la Biblia es una actitud receptiva, de disposición y humildad, como manifiesta el apóstol Santiago; una actitud con la que -lejos de creer que sabemos todas las respuestas- estamos abiertos a entender, a ser desafiados, corregidos y cambiados por la verdad de Dios.

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Una buena manera de empezar a estudiar, por lo tanto, puede ser en oración, pidiendo ayuda e iluminación a Dios para que "abra nuestros ojos" a la profundidad de Su Palabra, y disponiéndonos a atesorar los resultados de este estudio, en lugar de las ideas que tenemos actualmente, para ponerlas en práctica en nuestra vida.





Notas

[1] Wayne Grudem, Teología Sistemática: Una Introducción a la Doctrina Bíblica (Miami, FL: Vida, 2007), pp. 108-110. La claridad de la Biblia, observa Grudem, es asumida en distintos pasajes como Salmos 1:2 (donde el hombre justo se goza en la comprensión de la Escritura al meditar en ella), Salmos 19:7 y 119:130 (donde la Escritura es tan comprensible que puede darle entendimiento al que no es muy entendido). Aquí pueden agregarse varios otros ejemplos, como el hecho de que la Escritura sea comparada con una lámpara, que ilumina la oscuridad (2 Pedro 1:19; Salmos 119:105), o que niños como Timoteo son capaces de entenderla (2 Timoteo 3:15) (Steven Mueller, ed., Called to Believe, Teach, and Confess: An Introduction to Doctrinal Theology, vol. 3, Called by the Gospel [Eugene, OR: Wipf & Stock, 2005], p. 44).

[2] "La perspicuidad [claridad] de la Escritura significa que la Palabra de Dios [...] no es oscura o esotérica, sino directa y comprensible para la persona común que hace un esfuerzo responsable por entenderla. En otras palabras, si aplicamos las mismas habilidades de leer y comprender a la Biblia que esperamos aplicar a otros libros, el lector promedio será capaz de entender su mensaje" (Called to Believe, Teach, and Confess, p. 44, traducción propia).

[3] Lista adaptada de Grudem, Teología Sistemática, p. 110.

[4] Robert Plummer, 40 Questions about Interpreting the Bible, 40 Questions Series (Grand Rapids, MI: Kregel Academic, 2010), p. 116.

[5] En Lucas 24:45 se aprecia especialmente la necesidad de la iluminación de Dios para crecer en conocimiento y comprensión de la Biblia. Aquí el Señor tiene que "abrirles la mente" a los discípulos para que ellos puedan entender las Escrituras (el Antiguo Testamento, en su caso), sin duda para que fueran capaces de captar cómo se cumplían en Él las expectativas y profecías sobre el Mesías. Jesús hizo algo similar con los caminantes de Emaús, exponiendo y explicando cómo Antiguo Testamento lo revelaba (Lucas 24:25-27). George Guthrie destaca especialmente la necesidad de la ayuda sobrenatural de Dios en nuestro estudio bíblico al notar la labor de enseñanza del Espíritu Santo en pasajes como Juan 15:26 o 1 Corintios 2:12 ("How To Read Your Bible - Part 4: Background Studies", Biblical Training, https://www.biblicaltraining.org/background-studies/inductive-bible-study), donde también podríamos agregar Juan 14:26, Efesios 4:21 o 1 Juan 2:27.

[6] Esta cita la puedes encontrar en la entrada anterior del blog, Cinco Consejos Para Ayudarte a Leer La Biblia - Parte 2. Consulta también En Palabras Simples: Hermenéutica/Exégesis en relación al mismo tema.

[7] George Guthrie, "How to Read Your Bible, Part 3: Basic Tools for Reading your Bible", Biblical Training, https://www.biblicaltraining.org/basic-tools-reading-bible/inductive-bible-study


A menos de que se indique lo contrario, todas las citas bíblicas son tomadas de la versión Reina Valera 1960 (RVR60)
Foto por Tima Miroshnichenko en Pexels
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