23 de marzo de 2023

Cómo Estudiar tu Biblia, Paso a Paso - Observación 3: Estudios de Palabras (Conceptos Previos)


[Este post es parte de la serie Cómo Estudiar tu Biblia, Paso a Paso, que puedes encontrar completa aquí]


En nuestro proceso de estudiar la Biblia, ya hemos pasado por una lectura cuidadosa y activa, y hemos mejorado nuestra comprensión al comparar distintas versiones bíblicas. El paso que sigue es uno un poco más complejo, pero muy provechoso, cuando nos hemos dispuesto a realizarlo.

Digo "cuando", porque quiero recalcar lo que he mencionado en otras ocasiones: no es obligación llevar a cabo cada paso del proceso de estudio exactamente como lo indico en esta serie. En particular, estudiar una palabra bíblica requiere una inversión de tiempo, por lo que cada uno debe evaluar si hacerlo o no, y cuánto tiempo dispone para hacerlo. Este paso, además, también puede causarnos un poco de temor porque trabajaremos con palabras en los lenguajes originales de la Biblia, hebreo y griego. Pero, si ya tenemos el interés (o la necesidad) de estudiar las palabras, y podemos dedicarle un momento, esta es una forma de hacerlo.

Antes de comenzar, eso si, hay algunas cosas que debemos tener en mente. Nos dedicaremos a estos aspectos previos en este post, y en la siguiente entrada de la serie, abordaremos el proceso propiamente tal.


¿Qué palabras estudiar?


En nuestra lectura inicial, tomamos nota de varios tipos de palabras: desafiantes, curiosas, interesantes, difíciles de entender y palabras centrales en el texto. Ya que -como vimos arriba- estudiar es una inversión de tiempo, en la práctica es imposible estudiar todas las palabras que hemos marcado en un pasaje (especialmente si abarca varios versículos), pero sí podemos escoger dentro de este grupo las que cumplen mejor con el criterio que algunos autores han llamado palabras prometedoras, esto es, palabras que cuando están bien definidas mejoran nuestra comprensión del pasaje [1]

Dos principios esenciales


Antes de hacer cualquier otra cosa, además, tenemos que saber que hay dos principios esenciales que definen la forma correcta de estudiar las palabras de un lenguaje [2].

Primero, debemos notar que las palabras tienen un rango de sentidos. Por ejemplo, cuando hablamos de un "tronco", ¿nos referimos a la parte superior del cuerpo humano, o a la parte central de un árbol? Cuándo hablamos de sueño, ¿nos referimos a la somnolencia, al contenido de nuestras ideas mientras dormimos, o a un ideal o meta? ¿Cuál de los más de 30 significados de "mano" [3] estamos usando cuando pronunciamos esta palabra? Una misma palabra puede significar un abanico de distintas cosas: a esto es lo que llamamos su rango semántico.

Esto nos lleva al segundo principio: el significado de una palabra siempre es definido por el contexto. Ya que una palabra puede significar distintas cosas dependiendo de las demás palabras que la rodean, es imposible entender su significado si la tomamos de manera aislada. Cuando hablamos de "levantar la mano", "tener una mejor mano" que otro jugador, o "pedir la mano" de una dama, son las otras palabras las que nos indican cómo debemos entender la palabra "mano". De la misma forma, para entender el significado de una palabra bíblica, debemos mirar su contexto, es decir, el conjunto de palabras que la rodean, incluso al nivel del libro en que se encuentra.


Usted no lo haga: "Falacias" en la interpretación


Una última nota previa: debemos cuidarnos de ciertas malas prácticas que pueden acompañar este proceso. Así como un estudio de palabras puede ser muy provechoso para comprender la Escritura, también puede desviarnos de su sentido correcto si lo hacemos descuidadamente. Estos son tres de los errores más comunes que debemos evitar al estudiar una palabra en el idioma original:

1. Asumir que cada palabra en el original -hebreo o griego- sólo tiene una traducción posible al español ("falacia de un significado"). Como ya hemos notado arriba, las palabras en un lenguaje casi siempre tienen un rango semántico, y por lo tanto, debemos tener en cuenta la posibilidad que a veces será necesario realizar este estudio.

2. Creer que el sentido de una palabra siempre depende de sus raíces ("falacia de la raíz" o "falacia etimológica"). Aunque en español de vez en cuando se da el caso de que una palabra puede entenderse por las palabras que la componen (ej: "saca-corchos", "abre-latas", "auto-móvil", etc.), en los idiomas originales suele ocurrir el fenómeno contrario: no siempre las raíces de una palabra describen completamente su significado (por ejemplo, en el inglés "butterfree" -mariposa- no viene de "butter" -mantequilla- y "free" -libre, así como "pineapple" -piña- tampoco viene de viene de "pine" -pino- y "apple" -manzana). Apóstol -en griego, apostolos- viene de la raíz apostellō que significa "yo envié". Un "apóstol", sin embargo, en el uso del Nuevo Testamento es mucho más que un enviado: es alguien que funciona como un representante o mensajero especial [4]. Su raíz no describe su significado, que es mucho más amplio [5].

3. Leer más sentidos en una palabra de los que tiene realmente ("falacia de sobrecarga"). Cada palabra en su contexto significa algo más o menos específico, pero si uso un sentido que está presente en otro pasaje (o peor, combino todos los posibles sentidos que esta palabra puede tener) estoy perdiendo el significado real de la palabra que estoy estudiando. El Dr. Kenneth Schenck comenta, "Una falacia común entre estudiantes de la Biblia es tomar el significado específico que tiene una palabra o frase en un contexto, y leerlo en otro [contexto]. Así que si la frase 'echar fuera' es usada en relación a demonios en un pasaje de Marcos, ellos pueden leer guerra espiritual en otro lugar donde la misma palabra es usada. No puedes hacer esto -no si estás buscando el significado original. ¡Echar fuera sólo tendrá relación con demonios si el pasaje que estás estudiando usa la palabra de esa manera!" [6]

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Estando ya preparados con estas consideraciones, en las próximas entradas de la serie nos dedicaremos al proceso mismo de estudio de palabras (o, al menos, una de las posibles formas de realizarlo), y a llevarlo a la práctica como lo hemos hecho hasta ahora, estudiando el Salmo 117 y Lucas 15:1-10 como casos de estudio.





Notas

[1] Tobin Perry, "All about Hermeneutics: A Guide to Interpreting God’s Word Faithfully", Logos.com, https://www.logos.com/grow/biblical-hermeneutics-guide/). El Dr. George Guthrie ("How To Read Your Bible - Part 7: Word Studies", Biblical Training, https://www.biblicaltraining.org/learn/foundations/nt102-how-to-read-your-bible/nt102-07-word-studies#class--transcript) nota que entre estas palabras suelen estar los verbos del pasaje (los que describen la acción), las palabras que se repiten y enlazan las partes del pasaje, las palabras difíciles y las palabras que representan lenguaje figurado, es decir, ciertas expresiones que comunican significado, pero no son exactamente literales (por ejemplo, "ponerse el sol", "ardió su ira", "conoció a su esposa", "durmió con sus antepasados", "la niña de sus ojos", etc.). El erudito David deSilva, igualmente, toma nota de aquellas palabras que no son claras, pero que una vez aclarado su significado afectarán dramáticamente la interpretación del pasaje, e incluso de palabras pequeñas como las preposiciones (ej: "con", "contra", "de", "desde", "en", "entre", "hasta", "hacia", "para", "por", "según", "sin", etc.) que pueden cargar con un tremendo peso teológico. (David A. deSilva, An Introduction to the New Testament: Contexts, Methods and Ministry Formation [Downers Grove, IL: InterVarsity Press, 2004], p. 706).

[2] Para estos dos principios estoy tomando como base las notas de Guthrie, "Word Studies", citado arriba.

[3] "Mano", Diccionario de la Real Academia Española. https://dle.rae.es/mano

[4] D.A. Carson, Exegetical Fallacies, 2nd ed. (Grand Rapids: Baker, 1996), p. 30.

[5] George Guthrie da un ejemplo mucho más problemático de este error. "Años atrás, escuché a un tipo enseñando acerca de los dones espirituales, y estaba tomando las palabras -las palabras griegas que son usadas en diferentes partes del Nuevo Testamento- y las estaba desmenuzando, y diciendo, 'bueno, esta es la definición de esta palabra'. Así que, por ejemplo, él usó la palabra griega karismata -que significa regalo- y dijo 'la raíz de esta es kar', las primeras tres letras, 'y esta es también la raíz de karis, que es gracia; y la raíz de kara, que es gozo'. Así que su razonamiento era que los karismata eran los dones de gracia que te daban gozo en tu servicio a Dios. El problema con eso es que las palabras no funcionan de esa manera" ("Word Studies", citado arriba).

[6] Kenneth Schenck, Making Sense of God’s Word (Indianapolis, IN: WPH, 2009), p. 63.


A menos de que se indique lo contrario, todas las citas bíblicas son tomadas de la versión Reina Valera 1960 (RVR60), y todas las citas desde fuentes en inglés han sido traducidas por el autor del blog
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