31 de marzo de 2023

El Testimonio de la Fe de Jefté


[Este post es parte de la serie El Testimonio de los Héroes de la Fe, que puedes encontrar completa aquí]


Continuando con nuestro recorrido por el salón de la fama de Hebreos 11, luego de Gedeón, Barac y Sansón, encontramos el nombre de Jefté, otro de los líderes de Israel en el tiempo de los jueces. Como hemos observado antes, el autor de Hebreos asume que sus lectores están familiarizados con la historia, por lo que debemos volver al Antiguo Testamento para refrescar nuestra memoria y aprender por qué Jefté es incluido en esta lista de honor.


Rechazado y llamado


Como hemos observado, en el tiempo de los jueces cada cierto tiempo ocurren “ciclos” que comparten la misma estructura básica: 1) Israel cae en desobediencia, 2) Dios en respuesta lo deja a merced de sus enemigos, 3) los israelitas claman por ayuda y 4) Dios, movido a misericordia, levanta un libertador -un juez- para terminar con la opresión enemiga. El llamado de Jefté se encuentra en el contexto de uno de estos ciclos, donde el enemigo de turno es la nación de Amón, que oprime a Israel por 18 años (Jueces 10:6-16).

Cuando los amonitas amenazaron con una nueva incursión al territorio de Galaad en Israel, los líderes de este territorio se reunieron y se encontraron sin un líder que pudiera guiarlos a pelear contra los invasores. Es aquí donde el nombre de Jefté hace su aparición. Este hombre era conocido como un guerrero valiente, pero con un pasado tormentoso: al ser un hijo ilegítimo (hijo de una prostituta) sus hermanos que nacieron dentro del matrimonio le negaron formar parte de la familia [1], y lo echaron. Jefté, por lo tanto, se radicó en la tierra de Tob, donde estableció lazos con hombres sin ocupación y formó una especie de “pandilla” de forajidos, que salía a hacer de las suyas entre los pueblos de la región (Jueces 11:1-3).

Cuando llegó la hora en que fue requerido, no obstante, Jefté regresó a la tierra de donde lo habían expulsado, con la condición de que fuera hecho líder permanente [2] de la gente de Galaad. En esta negociación (Jueces 11:5-11) donde obtenemos un primer indicio del carácter de este juez: es él quién introduce por primera vez a Dios en la conversación, y reconoce Su soberanía sobre el resultado de la batalla (“Si me hacéis volver para que pelee contra los hijos de Amón, y Jehová los entregare delante de mí, ¿seré yo vuestro caudillo?”, v. 9). Además, es Jefté quien decide ratificar este acuerdo “delante de Dios” en Mizpa, una localidad importante relacionada con el culto (1 Samuel 7:5-7; Oseas 5:1).


Diplomático inspirado


Otro aspecto del carácter de Jefté lo vemos en su interacción con el rey de Amón, porque -a diferencia de otros jueces- él intenta primero la vía diplomática antes que el conflicto, lo que nos habla de un carácter menos impulsivo y más reflexivo. En Jueces 11:12-28, Jefté envía mensajeros a los amonitas para razonar con ellos acerca del derecho que tiene Israel de vivir en la tierra, y en sus palabras podemos observar el conocimiento que tiene de su historia nacional, probablemente gracias a la ley de Moisés. Además, nuevamente en su discurso se ve el protagonismo de Dios como aquel que venció a los enemigos de Israel para darles la Tierra Prometida como herencia (Jueces 11:21, 23-24) y quien juzgará justamente entre las demandas de Israel y Amón (Jueces 11:27).

Guerrero ungido


Lamentablemente, la diplomacia no funciona en este caso, y Jefté se ve obligado a combatir. En esto, y siguiendo la línea de otros jueces, es asistido por el Espíritu Santo, que desciende sobre él y lo capacita para esta tarea, desde reunir a su ejército (Jueces 11:29) hasta conseguir una victoria aplastante sobre Amón (Jueces 11:32-33). En un episodio más tarde en su vida, Jefté reconocería que la batalla no fue sencilla, sino con riesgo de su vida, pero aún así se atrevió a enfrentar a los enemigos de Israel, a quienes venció con la ayuda del Señor (Jueces 12:3). Jefté fue uno de los héroes que, al igual que Gedeón y Barac, por la fe “se hizo fuerte en batalla” y “puso en fuga ejércitos extranjeros” (Hebreos 11:34).

Padre quebrantado


Sin embargo, hay un episodio en particular que le da un toque amargo a la historia de Jefté, y que ha sido material para reflexión y debate durante siglos, tanto para estudiosos judíos como cristianos, y que vale la pena que nosotros también lo consideremos, como personas que buscan comprender la enseñanza de Dios en el AT.

El problema surge justo antes de la batalla con los amonitas, donde Jefté tiene la mala idea de hacer un voto a Dios en relación a su victoria. Él promete: “Si entregares a los amonitas en mis manos, cualquiera que saliere de las puertas de mi casa a recibirme, cuando regrese victorioso de los amonitas, será de Jehová, y lo ofreceré en holocausto” (Jueces 11:30). Esto indica, ciertamente, que su fe no era perfecta, porque era innecesario hacer esta clase de trato para asegurarse el favor de Dios. Aquí, tal como lo vimos en las señales que pide Gedeón, o el favor que busca asegurarse Barac con la presencia de Débora, podemos notar un momento de debilidad en la fe de nuestro héroe.

No obstante, lo más preocupante es el contenido de la promesa: Jefté promete entregar como sacrificio a cualquiera que salga por las puertas de su casa a recibirlo. Esto es la fuente de todos los problemas, porque quién llegará a ocupar este lugar es su propia hija (Jueces 11:34). La historia parece tomar un tinte trágico ante la tristeza de Jefté y la resignación de su hija, para luego señalar que el voto fue cumplido.

¿Es esto uno de los episodios más chocantes de la Biblia? Aunque muchos estudiosos lo consideran así, y lo lamentan como un momento muy oscuro en la historia de Israel, otros (David Marcus, Carl Friedrich Keil, Franz Delitzsch, John Peter Lange, Lawson Stone, etc.) observan que la historia no parece ser tan clara, y que existe la posibilidad de que ella simplemente haya sido destinada, como Samuel más adelante, a una vida de doncella, dedicada completamente al servicio del Señor en el tabernáculo [3]. Hay varios problemas con la lectura que indica que la hija de Jefté fue sacrificada [4], los cuales no tenemos tiempo de considerar aquí, pero basta decir que el más importante es que un hecho así quedaría completamente fuera de carácter con lo que se nos dice de Jefté. Nadie que haya cometido públicamente la “abominación” de entregar a su hijo como sacrificio [5] podría ser considerado un ejemplo y un héroe de la fe, como Jefté lo es tanto en el Antiguo Testamento (1 Samuel 12:11) como en el Nuevo (Hebreos 11:32). Por lo tanto, esto sólo trasciende a nosotros como una mancha que empaña -pero que no oculta- lo bueno que puede transmitir este personaje.


Lección Práctica #1: El poder de Dios a pesar de nosotros


Aquí, al igual que en el caso de Gedeón, vemos reflejado el principio de que Dios no tiene problemas en utilizar a las personas con menos condiciones para sus propósitos. En este caso es un rechazado, casi un desconocido, el que es llamado para liderar a las tribus de Israel en batalla. Sin embargo, cuando este desconocido es capacitado por el Espíritu Santo, es capaz de reunir un ejército y vencer a los opresores.

De igual manera, este pensamiento debería animarnos en nuestro caminar de fe: a pesar de nuestras limitaciones y de nuestra falta de condiciones naturales, Dios puede usarnos para propósitos importantes en Su Reino. Tal como le diría a Pablo más adelante, mientras más grande la debilidad de una persona, más claramente pueden verse Su gracia y poder cuando obran en ella (2 Corintios 12:9).


Lección Práctica #2: Adoración suprema


Aún en la controversia acerca del absurdo voto de Jefté, hay algo que podemos rescatar: la obediencia y la devoción que Jefté y -por sobre todo- su hija demuestran. Ambos reconocen a Dios como digno de respeto supremo y adoración suprema, aun cuando el costo de cumplir el voto sea grande: la separación para Jefté, y la libertad para su hija.

Esto nos puede llevar a reflexionar: ¿obedecemos a Dios sólo cuando es fácil, o también cuando el costo es grande? La respuesta a esta pregunta puede darnos luz acerca de la profundidad de nuestra relación con Dios. Si en los tiempos de Jefté el temor reverente a Dios y las bendiciones entregadas a Israel eran los argumentos centrales para la obediencia, hoy en día la gracia y el amor que encontramos en Jesús con mayor razón deben llevarnos a apreciarlo, y a honrarlo aún cuando el camino correcto no sea fácil. Amy Carmichael, misionera y autora, lo expresó de esta manera "Cuando considero la cruz de Cristo, ¿cómo puede cosa alguna que yo haga ser llamada sacrificio?". Nuestro Dios es digno de todo cuanto podamos hacer por Él.





Notas

[1] Como indica Jueces 11:2, Jefté fue echado por temas económicos más que afectivos: si él se quedaba, sus hermanos habrían tenido que compartir la herencia de su padre con él.

[2] Jefté rechaza el primer ofrecimiento que le dan de ser “jefe” (heb. qatsin), ya que este es un puesto de autoridad limitado a la duración de la guerra, pero acepta volver si es hecho “caudillo” (heb. rosh), un líder permanente del territorio (“Jepthah The Judge” en The Lexham Bible Dictionary, ed. John Barry [Bellingham: Lexham Press, 2016])

[3] El Dr. Warren Wiersbe, por ejemplo, señala que el pasaje donde Jefté hace la promesa es algo ambiguo, y que el lenguaje original abriría esta posibilidad: “Más de un expositor ha señalado que la pequeña palabra ‘y’ en la frase ‘y lo ofreceré’ (Jueces 11:31) puede ser traducida ‘o’ [...] Si tomamos este enfoque, entonces el voto es doble: Lo que sea que lo reciba cuando regrese a casa sería dedicado al Señor (si es una persona) o sacrificado al Señor (si es un animal)” (Be Available: Accepting the Challenge to Confront the Enemy: OT Commentary: Judges, 2nd. edition [Colorado Springs: David C Cook, 2010], p. 119). Gleason Archer, haciendo eco de Keil y Delitzsch, descarta esta posibilidad, pero considera que los versos que describen cómo fue cumplido el voto sí son ambiguos, y dan a entender esta posibilidad de la dedicación de la hija de Jefté [Gleason Archer, New International Encyclopedia of Bible Difficulties [Grand Rapids: Zondervan, 2011], edición de Kindle, pos. 4110-4140).

[4] Wiersbe señala, entre otras cosas, que (a) esto sería incompatible con el conocimiento de la ley demostrado por Jefté, en relación con sus prohibiciones sobre esta práctica (ver nota [5]); (b) es muy improbable que Jefté incurriera en prácticas paganas para asegurarse la ayuda del Dios de Israel; y (c) que un sacrificio humano sería logísticamente muy difícil, pues según la ley un sacrificio debía ofrecerse en el altar del Tabernáculo y por medio de sacerdotes levitas que difícilmente aceptarían esta clase de ofrenda (Be Available, pp. 117-119).

[5] Después del episodio de Abraham e Isaac (que sucedió por causa de una prueba específica de Dios y que no estaba destinado a concretarse) Él dejó claramente establecido en la ley de Moisés Su odio por este tipo de prácticas, características de las naciones paganas (Levítico 18:21; 20:1–5; Deuteronomio 12:31; 18:10).


A menos de que se indique lo contrario, todas las citas bíblicas son tomadas de la versión Reina Valera 1960 (RVR60), y todas las citas desde fuentes en inglés han sido traducidas por el autor del blog
Imagen: "Jephthah"s daughter comes out to meet her father", por Anton Robert Leinweber
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