Luego de haber dedicado tiempo en los dos posts anteriores de la serie al estudio de las falacias informales, en esta ocasión completaremos la trilogía revisando un último puñado de ellas.
Cum Hoc y Post Hoc
Lo adivinaron: es latín otra vez. Estas dos falacias (cum hoc, "con esto" y post hoc, "después de esto") están relacionadas muy de cerca, por lo cual quise tratarlas juntas. Una persona cae en la falacia cum hoc cuando afirma que dos sucesos están relacionados causalmente (esto es, uno depende o es un efecto del otro) sólo porque ambos ocurren al mismo tiempo. De forma similar, la falacia post hoc -técnicamente post hoc ergo propter hoc, "después de esto, por lo tanto causado por esto"- es cometida cuando una persona afirma que A causa o produce B sólo porque B ocurre después de que ocurra A.
A estas alturas de la serie ya somos más ágiles al detectar estructuras y premisas ocultas, así que las presentaré de una manera más rápida. Si tienen alguna dificultad para comprender lo que estamos haciendo, pueden revisar las dos entradas anteriores donde examinamos otras falacias informales.
Cum Hoc
1. Los sucesos A y B ocurren simultáneamente
2. Por lo tanto, A causa B (o viceversa)
PO: 1*. Si dos sucesos ocurren al mismo tiempo, deben estar causalmente relacionados (uno debe producir al otro)
Post Hoc
1. El suceso A ocurre antes que el suceso B
2. Por lo tanto, A causa B
PO: 1*. Si un suceso ocurre antes que otro, el primer suceso provoca el segundo
Ambas premisas ocultas (PO) son falsas, como pueden ver. Es perfectamente posible que dos eventos ocurran al mismo tiempo, o uno tras el otro, sin que exista una relación de causa y efecto entre ellos. Sí es correcto hacer la deducción en el sentido contrario (si A causa B, entonces efectivamente B ocurrirá al mismo tiempo, o después de A) pero el razonamiento que sugiere la falacia es falso: dos sucesos pueden tener una relación temporal y ser independientes entre sí. Dicho en otras palabras, correlación no implica causa.
Ejemplo:
1. Los pacientes con la enfermedad X presentan una mejoría directamente relacionada con su consumo de agua en la mañana.
2. Por lo tanto, el consumo de agua en la mañana es un tratamiento recomendable para la enfermedad X.
Aquí se nos sugiere la idea de que es el consumo de agua en la mañana lo que ha sanado a la persona que sufre la enfermedad X, sólo porque la mejoría comenzó a ocurrir cuando comenzó el consumo de agua. Sin embargo -a menos de que la enfermedad X sea deshidratación- las enfermedades no presentan mejorías sólo por tomar agua en la mañana; con toda seguridad, la relación se debe a que el paciente toma la medicina (que ha sido diseñada para tratar la enfermedad X) periódicamente cada mañana junto a un vaso de agua, pero el consumo de agua y la mejoría son independientes entre sí.
Este ejemplo es fácilmente aplicable a la falacia post hoc, si tomamos un episodio aislado del tratamiento: el paciente toma agua por la mañana, y pasada una hora sucede una mejoría. En este caso, nuevamente, no se puede afirmar que la mejoría fuera el resultado de beber el agua, sólo porque una cosa ocurrió después de la otra.
Composición y División
Estas dos falacias también pertenecen a una línea común, así que las trataremos juntas. La falacia de composición ocurre cuando la persona que argumenta asume que lo que es verdadero para una parte de un todo, también es verdadero para ese todo. La falacia de división es el extremo opuesto: el argumento asume que lo que se cumple para un todo, también se cumple para cada una de sus partes. La estructura general de estas falacias es:
1. Se cumple que P es verdadero para el objeto A
2. Pero A es parte de B (o B es parte de A)
3. Por lo tanto, P se cumple para el objeto B
Las premisas ocultas en estos casos son similares:
PO: 2*. Todo lo que se cumple para algún objeto, también se cumple para los objetos que lo contienen (composición)
PO: 2*. Todo lo que se cumple para algún objeto, se cumple para cada una de sus partes (división)
Para comprobar que estas premisas son falsas, sólo debemos darnos cuenta de que hay propiedades que no son compartidas entre un todo y sus partes. Es más: es frecuente que un todo y sus partes tengan a menudo propiedades muy diferentes; sólo imaginemos las diferencias que hay entre nosotros y las células, o los órganos que nos componen. Hay mucho que nuestras partes no comparten de nosotros, y viceversa ¿no es cierto?
Ejemplos:
1. El equipo azul está conformado sólo por estudiantes promedio de la clase, donde ninguno destaca por su fuerza
2. Por lo tanto, ellos no tienen muchas posibilidades de ganar el campeonato de tirar la cuerda.
Aquí tenemos un ejemplo de la falacia de composición. La persona que está argumentando supone que el equipo azul no es fuerte porque sus miembros son todos estudiantes promedio. Sin embargo, el hecho de que cada estudiante por sí solo no tenga mucha fuerza no implica que un grupo de ellos, especialmente actuando juntos, sea débil. "La unión hace la fuerza", como todos sabemos.
1. Finalmente, el campeonato de tirar la cuerda fue ganado por el equipo verde
2. Ya que ellos son el equipo más fuerte, todos sus miembros deben ser estudiantes notables por su fuerza
Esta es la falacia de la división. Aunque el equipo verde sea el más fuerte, eso no significa necesariamente que sus miembros sean los más fuertes cada uno por sí sólo. De manera similar que en el ejemplo del equipo rojo, puede ser que cada miembro tenga una fuerza ligeramente superior al promedio, o quizás hay miembros muy fuertes que compensan la debilidad del resto. Quizás también tienen una excelente coordinación. Como sea, no podemos deducir que sólo porque un equipo es fuerte, debe cumplirse que todos sus miembros lo son.
Petición de Principio
Esta falacia es más sutil que las anteriores, así que no duden en leer más de una vez su definición. Una persona comete petición de principio, técnicamente, cuando al argumentar incluye la conclusión como parte de las premisas del argumento. Recordemos que las premisas son las razones que damos para sostener la conclusión, por lo que está falacia equivale a asumir la conclusión como verdadera para demostrar la conclusión.
Esto produce como resultado que el argumento tome la forma "P implica P" (si P es verdadero, entonces P es verdadero), por lo que se puede decir con toda seguridad de que esa persona no ha demostrado nada. En la práctica, un argumento culpable de esta falacia es un argumento válido (sin premisas ocultas) pero que entre sus premisas contiene una proposición sospechosamente parecida a la conclusión, ya sea una afirmación equivalente o su definición.
Un ejemplo clásico y muy sencillo es
1. Yo nunca miento
2. Por lo tanto, estoy diciendo la verdad
Otro más complejo sería
1. Si me amaras, no me tratarías como me estás tratando
2. Por lo tanto, tú no me amas
En el primer caso, es evidente que la premisa (1) no es otra cosa sino una forma distinta de expresar la conclusión (2). Nunca mentir es lo mismo que siempre decir la verdad, por lo tanto el argumento cae en la falacia al asumir lo que intenta demostrar.
El segundo caso es más complicado, porque aparentemente la persona está entregando razones para afirmar que su pareja no le ama. Sería distinto si la premisa 1 fuera algo como "si me amaras, me tratarías bien", pero ya que esta persona está definiendo el "no amor" en base al comportamiento actual de su pareja (bueno, regular, malo o cualquiera que éste sea) eso nos da a entender que ella ya ha asumido que su pareja no la ama. Es como decir "si me amaras, las cosas no serían así"; como la realidad siempre "es como es", estamos dando por hecho que el otro no nos ama [1].
Argumento Desde la Ignorancia
La última falacia que revisaremos en esta ocasión es el argumento desde la ignorancia o apelación a la ignorancia. Una persona A cae en este error cuando afirma que algo es verdadero simplemente porque no hay pruebas que demuestren lo contrario (en este sentido, "ignorancia" se refiere al hecho de que A apela a su "falta de conocimiento" de pruebas en contra de su posición). Su estructura es sencilla:
1. La persona A sostiene la proposición P
2. Hasta dónde A sabe, no se ha podido demostrar que P es falsa
3. Por lo tanto, P es verdadera
El error se encuentra en la premisa oculta:
PO: 2*. Si no se puede demostrar que algo es falso, entonces es verdadero.
Después de un momento de reflexión, podemos ver que esta premisa no es correcta. Una cosa es que una afirmación sea cierta (o falsa), y otra distinta es poder demostrar que es cierta (o falsa). Existen varias razones posibles para que no se haya demostrado que algo es cierto: quizás nadie lo ha investigado en primer lugar, quizás nadie ha estado interesado en investigarlo, o es posible que no se tengan las herramientas o conocimientos necesarios para hacerlo. No siempre conocemos la verdad y no siempre podemos conocerla en un momento dado, por lo que no existe una equivalencia entre la realidad de algo, y el conocimiento de esa realidad.
Ejemplo:
1. Tomás es acusado de haber cometido un homicidio el día lunes a las 20:00 horas
2. Pero Tomás señala que él no estaba en la escena del crimen en ese momento, él estaba solo en su casa del campo
3. Como Tomás no tiene testigos ni una coartada que puedan confirmar su testimonio, el fiscal sostiene que está mintiendo, y lo mantiene como sospechoso.
En este caso, el fiscal está cometiendo implícitamente la falacia de apelación a la ignorancia. Sólo porque Tomás no puede demostrar lo que dice no significa que sea mentira, sólo que no existen las herramientas necesarias (testigos o evidencias) para comprobarlo. Tomás no debería ser considerado sospechoso hasta que no haya algo que lo relacione con la escena del crimen en ese día y a esa hora.
Nos quedaron varias falacias interesantes por examinar y aprender, pero lo demás será parte del recorrido. Una última nota importante: debemos recordar que un argumento que cae en una falacia se vuelve inútil, pero eso no significa que su conclusión es falsa (como acabamos de ver, aunque algo sea verdad no siempre podemos demostrarlo, y este puede ser el caso de la persona que argumenta). Esa es la llamada falacia o argumento desde la falacia. Por eso, si un argumento de nuestro oponente en una discusión falla, no significa que nosotros automáticamente estamos en lo correcto, sino sólo que sus razones no son buenas.
Teniendo ya algún conocimiento de lógica, en la próxima (y última) entrada de la serie pondremos lo aprendido en acción con un ejercicio práctico y relevante para nuestro tiempo.
Referencias
[1] Si necesitan un poco más de trabajo con este razonamiento, aquí va un "paso a paso". Pongamos a prueba nuestro entrenamiento en lógica y visualicemos la premisa 1 usando {variables proposicionales}. Si
P: "Tú me amas" y
Q: "Tú me tratas como me estás tratando",
entonces la premisa 1 queda como "P implica no Q". El problema aquí, si se dan cuenta, es que Q siempre es verdadera: es imposible que en un momento específico alguien "no me trate como me está tratando". Por lo tanto, si Q siempre es verdadera, entonces "P implica no Q" equivale a decir que "P implica falso", lo que a su vez significa que P es falsa (si "P implica Q" es verdadera, entonces la única forma de que Q sea falsa es que P sea falsa también, por la definición de condicional que aprendimos antes, y siguiendo en cierta forma la regla del Modus Tollens). Todo esto hace que la premisa 1 sea lo mismo que afirmar que P es falsa ("Tú no me amas") y por ende, nos lleva a darnos cuenta de que la persona comete la falacia de petición de principio por asumir (en la premisa) lo mismo que intenta probar (la conclusión).
Fuentes utilizadas / Lecturas Adicionales
Ali Almossawi - Un Libro Ilustrado De Malos Argumentos
Brian Chilton - 33 Logical Fallacies Everyone Should Know
Logical Fallacies - Cum Hoc Fallacy, Post Hoc Fallacy, Arguing from Ignorance y Fallacist’s Fallacy
The Illogical Primer - Post Hoc, Argument from Ignorance y Begging the Question
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