24 de enero de 2014

Fe y Razón... ¿Debemos elegir una sola? (Parte 2: Una fe razonable)



(Este post es el segundo de una serie de tres sobre Fe y Razón. Puedes encontrar la tercera parte aquí

En el post anterior, comenzamos a examinar algunas de las consecuencias de una posición fideísta en nuestra práctica cristiana. En esas últimas líneas, propuse la "revolucionaria" idea de que no estamos obligados a elegir entre fe y razón: podemos llevarnos ambas en el carro de compras, y diría yo, esa la mejor decisión que podemos tomar.

Ese es el tema que abordaremos hoy. A continuación, quiero presentarles algunas razones a favor de lo que podríamos llamar una “fe razonable", la convicción de que se puede creer en Dios teniendo fundamentos para hacerlo. Espero que al terminar esta serie (sí, vienen más partes adelante), concuerden conmigo en que la misma Biblia que parece promover una confianza "ciega", nos lleva a un concepto mucho más elevado de fe de lo que muchos piensan.


Dios nos ha dado una mente

Lo sé. "Razón" no es una palabra que suene muy espiritual. Para qué decir "lógica". "Intelectual", peor aún. A los oídos del cristiano usual, son frías como témpanos de hielo, conceptos carentes de vida. Es algo que ya notábamos en los primeros posts de este blog: hay expresiones que, debido a su contexto y a su recorrido histórico, han dejado de ser bien vistas, y han pasado a tener una connotación tan negativa que uno piensa dos veces antes de usarlas en un entorno cristiano. (¿A alguien le suena "religión"?).

Sin embargo, si hacemos un pequeño auto-análisis, nos llevaremos la sorpresa de que lo intelectual está más presente en el ámbito espiritual de lo que pensamos. ¿Cómo recibimos la enseñanza de la Biblia, si no es por el uso del lenguaje que hemos aprendido? ¿Cómo captamos su profundidad, si no es por la capacidad de conectar ideas de nuestro cerebro? ¿Cómo la aplicaríamos a nuestra vida, si no fuera porque la memoria nos hace posible revivir las palabras y las situaciones que leemos en ella? (PD: Por si no lo habías notado, el mismo hecho de que estés leyendo este post es a la vez un ejercicio intelectual y espiritual) Concedido: Dios tiene el poder de saltarse todo esto, y descargar Su revelación al más puro estilo Matrix en nuestras mentes (véase Lucas 21:12-15), pero ese no parece ser su MO usual. Nuestra mente, casi la totalidad de las veces, es parte activa del proceso de conocerlo a Él.

Dios es quien nos creó con una mente, y más aún, espera que la consagremos voluntariamente en nuestra relación con Él. Y esto no es solamente un concepto secundario. Tiene más importancia de lo que algunos creen:

"Jesús le dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente. Este es el primero y grande mandamiento" (Mateo 22:37-38, énfasis mío)

Creo que este es un testimonio consistente a lo largo de la Biblia. Muy por el contrario de separar fe y razón, somos exhortados continuamente a usar nuestra razón de una forma espiritual. Somos llamados a creer y a pensar... al mismo tiempo:

"Nunca se apartará de tu boca este libro de la ley, sino que de día y de noche meditarás en él..." (Josué 1:8)

"Tú guardarás en completa paz a aquel cuyo pensamiento en ti persevera" (Isaías 26:3)

"En tus mandamientos meditaré; consideraré tus caminos." (Salmos 119:115)

"No juzguéis según las apariencias, sino juzgad con justo juicio." (Juan 7:24)

"...transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento" (Romanos 12:2)

"... todo lo que es verdadero, todo lo honesto [...]; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad." (Filipenses 4:8)

"...renovaos en el espíritu de vuestra mente" (Efesios 4:23)

"No seáis niños en el modo de pensar, sino sed niños en la malicia, pero maduros en el modo de pensar." (1 Corintios 14:20)

"Examinadlo todo; retened lo bueno." (1 Tesalonicenses 5:21)

Bonus Track: Curiosamente, la palabra "racional" sí está en la Biblia (griego logikos), y en uno de los versículos más espirituales: Romanos 12:1. No suena tan descabellada esa idea de una fe razonable después de todo, ¿cierto?


Dios quiere que lo conozcamos

Si realmente la fe es creer sin tener fundamentos, entonces Dios mismo es el peor enemigo de la fe. A lo largo de toda la Escritura, uno puede darse cuenta de que la forma que Dios utiliza para darse a conocer a las personas es, precisamente, a través de obras que reflejan Su poder y Su carácter. En otras palabras, Él se da a conocer por medio de evidencias, como se puede ver -por ejemplo- en el libro de Éxodo:


"Y dijo Moisés a Faraón: Dígnate indicarme cuándo debo orar por ti, por tus siervos y por tu pueblo, para que las ranas sean quitadas de ti y de tus casas, y que solamente queden en el río. Y él dijo: Mañana. Y Moisés respondió: Se hará conforme a tu palabra, para que conozcas que no hay como Jehová nuestro Dios." (Éxodo 8:9-10)

"Y le respondió Moisés: Tan pronto salga yo de la ciudad, extenderé mis manos a Jehová, y los truenos cesarán, y no habrá más granizo; para que sepas que de Jehová es la tierra." (Éxodo 9:29)

"...para que cuentes a tus hijos y a tus nietos las cosas que yo hice en Egipto, y mis señales que hice entre ellos; para que sepáis que yo soy Jehová." (Éxodo 10:2)

Esto es especialmente cierto en el Nuevo Testamento. La firma de Jesús al darse a conocer como Hijo de Dios, y como Dios mismo, fue precisamente la demostración de Su divinidad y carácter por medio de la evidencia en Sus milagros:


"¿Qué es más fácil, decir al paralítico: Tus pecados te son perdonados, o decirle: Levántate, toma tu lecho y anda? Pues para que sepáis que el Hijo del Hombre tiene potestad en la tierra para perdonar pecados (dijo al paralítico): A ti te digo: Levántate, toma tu lecho, y vete a tu casa." (Marcos 2:10)

"Si no hago las obras de mi Padre, no me creáis. Mas si las hago, aunque no me creáis a mí, creed a las obras, para que conozcáis y creáis que el Padre está en mí, y yo en el Padre." (Juan 10:37-38)

"...[a los apóstoles], a quienes también, después de haber padecido, se presentó vivo con muchas pruebas indubitables [indudables], apareciéndoseles durante cuarenta días y hablándoles acerca del reino de Dios." (Hechos 1:3, notas mías)

Como pueden ver, es Dios mismo a través de la Biblia quien promueve una fe razonable y con fundamentos. No sólo nos ha dado la capacidad de pensar: nos llama a hacerlo, y tiene un interés especial en que lo conozcamos profundamente, por lo que se ha revelado a través de actos comprensibles y significativos.


Quedémonos aquí por hoy. Si bien espero que estos puntos ya los hayan invitado a reflexionar, seguiremos discutiendo algunas razones más para "pensar espiritualmente" en el siguiente post.



Lecturas recomendadas:

Are we Believers or Proposition Defenders? - Daniel Mann

When Apologetics Was Evangelism - J.P. Holding

Did Jesus Commend Faith That Is Blind? - Jim Wallace

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