22 de mayo de 2014

Conociendo al Jesús histórico - Parte 5: El Hombre que dijo ser Dios


(Este post es el último de la serie 'Conociendo al Jesús histórico'. Puedes encontrar la primera parte aquí, la segunda parte aquí, la tercera parte aquí, y la cuarta parte aquí)

Creo que de las distintas objeciones que hemos estado tratando a lo largo de esta serie, esta es, probablemente, la más crucial. Claramente tiene un aspecto histórico, pero su relevancia principal está en lo teológico, porque implica una de las creencias esenciales del cristianismo: el hecho de que Dios se haya hecho hombre en la persona de Jesús. Esta objeción dice "si un Jesús histórico existió, él nunca declaró ser divino".


Podríamos decir que este cuestionamiento tiene distintos “grados” de intensidad. Hagan un ejercicio mental, e imagínense una regla que mide la importancia de Jesús en las distintas creencias. En el extremo escéptico, encontraríamos la posición del “Jesús legendario” del que ya hemos hablado, un hombre que fue un gran maestro, pero que nunca pensó en Sí mismo como nada más, y cuya divinidad apareció con el paso del tiempo. Más adelante, en la mitad de la escala, tendríamos a las creencias que reciben a Jesús sólo como un profeta enviado por Dios (ej: Islam). Finalmente, en el otro extremo (justo antes de llegar a la posición cristiana) tendríamos a quienes creen que Jesús es el Hijo de Dios, pero como alguien que es inferior y distinto a Dios mismo (ej: Testigos de Jehová).

Si bien es cierto que Jesús no siempre fue abierto en Sus declaraciones sobre Su divinidad, eso no significa que no haya sido claro. La Biblia registra el asombro de la gente frente a lo que Él decía de una forma particular: “¡Jamás hemos oído a nadie hablar como Él!” (Juan 7:46, NTV). Y con buena razón: Difícilmente alguien se hubiera atrevido a decir lo que Él dijo, porque eso era una invitación a ser acusado de blasfemia. A continuación, quiero mostrarles como Jesús sí dijo ser Dios, en cada uno de los Evangelios, a través de cuatro ejemplos de estas declaraciones extraordinarias:


En Juan: El Hombre que era antes que Abraham


Jesús respondió: Si yo mismo me glorifico, mi gloria no es nada; es mi Padre el que me glorifica, de quien vosotros decís: "El es nuestro Dios." Y vosotros no le habéis conocido, pero yo le conozco; y si digo que no le conozco seré un mentiroso como vosotros; pero sí le conozco y guardo su palabra. Vuestro padre Abraham se regocijó esperando ver mi día; y lo vio y se alegró.
Por esto los judíos le dijeron: Aún no tienes cincuenta años, ¿y has visto a Abraham?
Jesús les dijo: En verdad, en verdad os digo: antes que Abraham naciera, yo soy.” (Juan 8:54-58, LBLA)

En este pasaje de Juan, Jesús se encuentra "discutiendo animadamente" en el templo con algunos fariseos que cuestionaban Su autoridad y Sus enseñanzas. Lo que nos debería llamar la atención es que, a medida que la conversación sube su tono, las declaraciones de Jesús se vuelven radicales, muy radicales para una simple persona. Finalmente, en estos cuatro versículos, nos encontramos a Jesús declarando ser alguien que: a) iba a recibir gloria de parte de Dios mismo, b) tenía un conocimiento especial de Dios y c) era tan importante que Abraham, el padre de la fe, había anticipado su venida a través de una visión. Esto es sólo para complementar Sus palabras en el versículo 54, donde declaró abiertamente ser el Hijo de Dios.

Pero la "guinda de la torta" se encuentra en el versículo 58. Aquí, lo que Jesús está diciendo es que, mientras que Abraham nació o comenzó a ser en un determinado momento temporal, Jesús siempre fue. "Yo soy" está en un presente rotundo, indicando que Él no tuvo un principio. Én estas simples palabras, Él dijo ser eterno, como sólo Dios lo es. Y no sólo eso: "Yo soy" no era una declaración corriente, sino que en este contexto podía ser peligrosamente asociada a la misma identidad de Dios, quien se presentó a Moisés con el nombre "Yo soy" (Éxodo 3:14). Jesús dijo, en Su estilo particular, ser Dios mismo.

Quizás para nosotros el significado de esta declaración resulta poco comprensible, pero los oyentes de Jesús entendieron perfectamente el mensaje. Lo sabemos porque intentaron matar a Jesús a pedradas (Juan 8:59), de acuerdo al castigo que la ley ordenaba por blasfemar el Nombre de Dios (Levítico 24:16).


En Marcos: El Hombre que puede perdonar pecados


"Entonces vinieron a traerle un paralítico llevado entre cuatro. Y como no pudieron acercarse a El a causa de la multitud, levantaron el techo encima de donde El estaba; y cuando habían hecho una abertura, bajaron la camilla en que yacía el paralítico. Viendo Jesús la fe de ellos, dijo al paralítico: Hijo, tus pecados te son perdonados.
Pero estaban allí sentados algunos de los escribas, los cuales pensaban en sus corazones:¿Por qué habla éste así? Está blasfemando; ¿quién puede perdonar pecados, sino sólo Dios?
Y al instante Jesús, conociendo en su espíritu que pensaban de esa manera dentro de sí mismos, les dijo: ¿Por qué pensáis estas cosas en vuestros corazones?¿Qué es más fácil, decir al paralítico: “Tus pecados te son perdonados”, o decirle: “Levántate, toma tu camilla y anda”? Pues para que sepáis que el Hijo del Hombre tiene autoridad en la tierra para perdonar pecados (dijo al paralítico): A ti te digo: Levántate, toma tu camilla y vete a tu casa.
Y él se levantó, y tomando al instante la camilla, salió a la vista de todos, de manera que todos estaban asombrados, y glorificaban a Dios, diciendo: Jamás hemos visto cosa semejante." (Marcos 2:3-12, LBLA)

Creo que la idea del texto en general resulta bastante clara. El razonamiento de los escribas, como pocas veces, es correcto en este caso: sólo Dios puede perdonar pecados. Durante todo el Antiguo Testamento, Él es quien ofrece perdón a través del sistema de sacrificios, porque el pecado es un quebrantamiento de Sus leyes.

Sin embargo, aquí tenemos a Jesús aceptando el desafío: No sólo es capaz de conocer lo que pasa por la mente y el corazón de los escribas (correcto, eso es otra cosa que sólo Dios puede hacer), sino que también es capaz de detectar el pecado en la vida del paralítico. Además, el efecto del perdón podía haber quedado en lo interno de la persona, por lo que resultaba fácil decir "Tus pecados te son perdonados". Pero decir “Levántate, toma tu camilla y anda” implicaba una demostración visible y comprobable del perdón. Esta última fue la forma que Jesús escogió para decirle a la gente que Él tenía autoridad divina, haciendo lo que sólo Dios puede hacer.


En Lucas: El Hombre que es Señor del día de reposo


Y aconteció que un día de reposo Jesús pasaba por unos sembrados, y sus discípulos arrancaban y comían espigas, restregándolas entre las manos.
Pero algunos de los fariseos dijeron: ¿Por qué hacéis lo que no es lícito en el día de reposo?
Respondiéndoles Jesús, dijo: ¿Ni siquiera habéis leído lo que hizo David cuando tuvo hambre, él y los que con él estaban; cómo entró en la casa de Dios, y tomó y comió los panes consagrados, que a nadie es lícito comer sino sólo a los sacerdotes, y dio también a sus compañeros?
Y les decía: El Hijo del Hombre es Señor del día de reposo.” (Lucas 6:1-5, LBLA)

Aunque Mateo hace una presentación más completa de este episodio en Mateo 12:1-8, el resumen de Lucas ya nos dice bastante. Jesús se encuentra recriminando a los fariseos por su deficiente uso de la ley, y termina con una declaración muy llamativa: Él tiene autoridad sobre día de reposo, al punto de ser su Señor. Ahora, si retrocedemos en la Biblia, nos encontraremos con que el creador del día de reposo, y quien lo instituyó, fue Dios mismo (Éxodo 20:10, 31:13). El Antiguo Testamento dice que son Sus días de reposo. Por eso, la declaración de Jesús no deja de ser sorprendente, porque equivale a decir que Él tiene dominio sobre lo que Dios santificó para Sí mismo. En otras palabras, Jesús literalmente se está poniendo a la altura del Padre. Si me lo preguntan,
para cualquier ser humano o celestial, eso es ir demasiado lejos.

(Bonus track: La declaración de Jesús en el pasaje paralelo de Mateo, “Os digo que uno mayor que el templo está aquí”, no es menos sorprendente)


En Mateo: El Hombre que volverá como Rey


Cuando el Hijo del Hombre venga en su gloria, y todos los santos ángeles con él, entonces se sentará en su trono de gloria, y serán reunidas delante de él todas las naciones; y apartará los unos de los otros, como aparta el pastor las ovejas de los cabritos. Y pondrá las ovejas a su derecha, y los cabritos a su izquierda…” (Mateo 25:31-33)

El discurso del “juicio de las naciones” también tiene que haber llamado la atención de los oyentes de Jesús. No quise citarlo completo por su longitud, pero a lo largo de todo el texto encontramos varias declaraciones extraordinarias: a) Jesús no sólo vendrá como Rey de todas las naciones, sino que el contexto de las parábolas anteriores nos dice que vendrá como el Rey del reino de los cielos; b) Su venida será gloriosa y “escoltada” por ángeles; c) Tiene un trono glorioso; d) Él será quien juzgue los destinos eternos de toda persona; e) Tiene el poder y la autoridad para hacer cumplir el veredicto, y f) la norma del juicio en este caso es la relación que las personas tienen con Él. Si le diéramos esta descripción, cualquier judío del Antiguo Testamento nos diría lo que sospechamos: esas cosas sólo las puede hacer Dios, el Rey y el Juez de toda la tierra (Salmos 10:16; 24:10; 47:7; 50:6; 75:7; 94:2).

Quizás nunca lo dijo abiertamente, pero las palabras de Jesús sobre Su identidad divina son bastante contundentes, y fueron comprendidas por quienes lo rodeaban. A diferencia de lo que piensan algunas personas, la divinidad del Jesús histórico no es un invento de los discípulos ni una confusión de la Iglesia de los primeros siglos, sino que se deduce directamente de Sus palabras registradas en el Nuevo Testamento.




Lecturas Recomendadas

Jesus’ Words Gave Him Away - Jim Wallace

Jesus’ Authority Was Based in His Deity - Jim Wallace

The Circumstantial Statements of Jesus’ Divinity -
Jim Wallace



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1 comentario:

  1. Buenísimo, me gusta eso si mas la versión de marcos (en la cita de Lucas) donde dice "Por tanto, el Hijo del Hombre es Señor aun del día de reposo."

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